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Star Wars. Naves: Vainas de carreras

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Qui-Gon:“En Malastare celebran carreras de vainas. son muy rápidas y peligrosas.”
Anakin:“Yo soy el único humano que corre.”
Qui-Gon:“Debes tener reflejos de Jedi si corres en vainas.” 

Tal como vemos en este diálogo de La Amenaza Fantasma, las carreras de vainas no son un terreno apropiado para los humanos. La enorme velocidad que se llega a registrar y los intrincados circuitos hacen imposible la supervivencia a no ser que dispongas de una visión multifocal, como es el caso de varias especies alienígenas.

Pero Anakin Skywalker no es un niño normal, tiene habilidades especiales que proceden de la intensa forma en que la Fuerza le recorre. Él mismo es una muestra asombrosa de precocidad al ser capaz de reparar cualquier mecanismo a la corta edad de nueve años. Aprovechando su puesto en el taller de Watto ha aprendido lo necesario para construir su propia vaina de carreras. Con ella está dispuesto a correr en Boonta Eve para ayudar a Qui-Gon y Padme en la consecución de las piezas mecánicas que necesitan.

Pero vayamos al fondo de esta especie de cuádrigas motorizadas. El homenaje que George Lucas dedicó a un clásico como Ben-Hur es palpable en la gran secuencia que muestra la carrera de vainas de Boonta Eve. Desde la presentación de los contendientes, la forma del anfiteatro donde arranca y finaliza la carrera... incluso la música de John Williams, repleta de instrumentos de viento que recuerdan a la proclamación de los aurigas.

La vaina es una sencilla cabina descubierta en la que monta el piloto. Desde allí controla todos los elementos a través de dos o cuatro tubos flexibles que rigen los motores, completamente aislados de cualquier fuselaje. De alguna manera, los caballos de la cuádriga tradicional son aquí unos enormes rotores mientras que las riendas son los tubos que conectan la maquinaria con la cabina de mando.

Se trata de máquinas muy complejas que requieren mucho mantenimiento debido a la exigencia de la competición. En la mayoría de los casos, deben soportar el estrés de correr a más de 800 kilómetros por hora y eso provoca constantes averías. Si, además, le añadimos la enorme dificultad de los circuitos y las posibles colisiones, tenemos un tipo de carrera en que el éxito para el piloto es llegar sano y salvo a la meta puesto que muchos perecen en el intento.

En las carreras de vainas tampoco hay reglas marcadas. Es un terreno abonado a las trampas y a las maniobras de todo tipo. Y en este campo, Sebulba es el número 1. No tiene suficiente con ser un Dug extraordinarimante hábil en el pilotaje sino que disfruta eliminando a sus contendientes con todo tipo de artimañas. Correr junto a él puede significar el final de la vida de cualquier piloto. Sebulba ha convertido el circuito de Boonta Eve, cercano a Mos Espa, en su reino de victorias ilimitadas, Desde varios planetas, acuden otros corredores para usurparle las victorias y el dinero de las apuestas, pero nunca lo consiguen. Ni tan siquiera los Moradores de las Arenas, habituados a entretenerse disparando a las vainas cada vez que hay alguna carrera, parecen entorpecer su reinado.

Pero la nueva vaina que Anakin Skywalker ha construido romperá esa cadena de triunfos y ninguna de las maniobras de Sebulba conseguirá sacar de la carrera a un niño destinado a convertirse en el mejor piloto de la galaxia.

Otros grandes corredores son Teemto Pagalies, orgulloso de su estabilizador electromagnético que le da más seguridad en los giros; Ratts Tyerell, cuyo circuito de refrigeración mejorado ofrece más seguridad a sus motores; Gasgano y sus cuatro brazos con los que manipula mejor las válvulas de escape; y Ben Quadinaros, con su vaina de cuatro motores, más inestable que ninguna otra aunque eso no le preocupa demasiado el bueno de Ben.

En las carreras de vainas se mueven grandes apuestas. La suerte o la desgracia va asociada a los jugadores de un planeta en el que la mala racha en el juego puede precipitar un final inmediato. Casi siempre, las carreras en Mos Espa están patrocinadas por los mismísimos Hutt. Incluso Jabba dispone de un palco privado para presenciar los juegos.

Solo en un planeta del Borde Exterior se puede llegar a celebrar un acontecimiento tan mordaz y pelirgroso. Sin embargo, Boonta Eve acabará creando un mito: el del niño esclavo que se impuso a las malas artes del terrible Sebulba.

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Star Wars. Naves: Estrella de la Muerte

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El arma definitiva del universo. Un ingenio colosal para infundir miedo y aterrorizar a cualquier sistema que osara enfrentarse al Emperador. Con esta base fundacional, no cabe duda que nos encontramos ante la Estrella de la Muerte.

Este símbolo de la opresión del Imperio podría haber significado el final de la Rebelión de no ser por un error estructural que pudo ser aprovechado no sin grandes dificultades. 

La estación de combate fue diseñada por el ingeniero Bevel Lemelisk en el remoto planeta de Geonosis. El Conde Dooku supervisó los primeros diseños de Lemelisk y movilizó a los geonosianos para que aportaran una gran parte de los materiales para construirla. Pero el ingeniero no era demasiado perfeccionista en su trabajo. Muchos se preguntaban, en ocasiones, cual era la razón por la que había sido nombrado responsable técnico del proyecto más ambicioso de Darth Sidious. La respuesta era que estaba muy bien relacionado con altos cargos del Senado que después fueron importantes aliados de Sidious en su ascenso al poder. 

La Estrella de la Muerte debía asustar e incorporar una potencia de fuego jamás conocida. La instrucción principal de Sidious fue la siguiente: “debe ser un satélite entero que irrumpa allá donde lo necesitemos y destruya todo lo que encuentre a su paso, permitiéndonos también desplazar un gran número de tropas y cazas de combate.” 

En base a estas instrucciones, Lemelisk concibió una nave esférica de 120 kilómetros de diámetro. Se trataba de un planetoide de batalla expedicionario, dotado de un reactor de fusión que permitía su salto al hiperespacio. Podía albergar a más de quinientos mil ocupantes, veinticinco mil de los cuales serían soldados de asalto. Cuatrocientos mil droides controlarían los sistemas de la estación y habría un gran número de personal auxiliar y oficiales. La capacidad de fuego era brutal: diez mil turboláseres, dos mil quinientos cañones láser, dos mil cañones de iones y 768 rayos de tracción. Pero esa potencia de fuego que ridiculizaría a un destructor imperial, solo era la antesala. El deflector principal podía proyectar un superláser capaz de destruir un planeta entero. De ahí su sobrenombre: “la estación destructora de mundos”. El superláser estaba formado por la unión de ocho rayos disparados en una secuencia alterna que generaba una enorme descarga de energía que superaba la potencia de media flota imperial. Después del disparo, el sistema tardaba en recalibrarse un día entero así que debía ser utilizado con eficiencia. Sin duda, el Gobernador Tarkin, primer Grand Moff del Imperio, era el más indicado para asumir el mando de la Estrella de la Muerte. 

Después de controlar la construcción de la Estrella de la Muerte durante casi dos décadas, Tarkin se rodeó de altos mandos de su plena confianza como el General Tagge, estratega del ejército Imperial, y el Almirante Motti, oficial al mando de las operaciones y abnegado defensor del terror tecnológico que suponía la estación de combate.

Tras la disolución del Senado Imperial, Tarkin inició una cruzada personal para acabar con la Alianza Rebelde y demostrar el poder imparable de la Estrella de la Muerte. La destrucción de Alderaan ante los ojos de la Princesa Leia fue su manera de ejemplificar el riesgo que corrían el resto de sistemas si no juraban lealtad al Emperador. 

Pero volvamos a hablar del ingeniero Lemelisk. Éste había concebido la Estrella de la Muerte según los dictados recibidos pero, tras su imponente poder armamentístico, descuidó la protección de un canal de ventilación que conectaba directamente con el núcleo de energía. Este grave error de concepción era tan concreto que nadie se había dado cuenta hasta ahora, impresionados por el resultado global.

Sin embargo, la Alianza Rebelde sabía que debía hacerse con los planos de la estación si quería mantener su lucha contra el Imperio. Analizarían a fondo todas las especificaciones técnicas para hallar un resquicio por el cual atacar. Así fue como enviaron a un agente experto en infiltraciones para conseguir los planos. Kyle Katarn se infiltró en el complejo militar de Danuta y allí consiguió apoderarse de los detalles técnicos. Transmitió los mismos a la Princesa Leia quien se encontraba de camino a Coruscant en el Tantive IV. Cuando Darth Vader intercepta la nave, Leia graba los datos en la memoria de R2-D2. El astrodroide y su compañero C-3PO escapan de la Tantive IV en una cápsula que les traslada al planeta más cercano: Tatooine.

Después de múltiples acontecimientos, Luke Skywalker y Han Solo consiguen llevar los planos a la base Rebelde de Yavin IV. Allí, los ingenieros estudiaron las especificaciones hallando el punto débil del diseño de Bevelisk. La batalla subsiguiente culmina con la intrépida acción de Luke quien, haciendo uso de la Fuerza, consigue un disparo imposible que destruye el núcleo de la Estrella de la Muerte y pone fin al plan definitivo del Emperador.

Tras el enorme fracaso y la pérdida de alguien tan valorado como el Gobernador Tarkin, el Emperador responde de forma fulminante ejecutando a Bevel Lemelisk por su incompetencia. Sin embargo, se rumoreó que, en secreto, había conseguido clonarle para que siguiera trabajando en la división aramentística. Mientras tanto, en la órbita de Endor, continuaba la construcción de una nueva estación que, con el tiempo, presenciaría la batalla definitiva por el control de la galaxia.

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Star Wars. Personajes: Yoda

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Puede resultar intimidante hablar de un personaje tan profundo e influyente como el poderoso Yoda. Dentro del universo Star Wars no hay nadie que llegue a su nivel de honestidad, disciplina, conocimiento y carisma para transmitirlo.

Su vida se extiende durante nueve siglos en los que tenemos referencia de su colosal aportación a la Orden Jedi desde el seguimiento puro al lado luminoso de la Fuerza. Como hablar de todas sus hazañas consumiría el libro entero, será mejor centrarnos en algunos puntos destacables que hagan posible su lectura para aquellos que quieran iniciarse en los caminos de la Fuerza desde un cómodo sillón.

El origen de Yoda es totalmente desconocido. No se sabe su planeta de origen ni el nombre de su raza. El universo expandido solo ha concretado su año de nacimiento (situado 896 años antes de la batalla de Yavin) y su temprana conexión con la Fuerza aunque tardó un tiempo en expresarla completamente. Junto a un compañero humano inició un viaje a los mundos del centro de la galaxia pero su nave sufrió un accidente y ambos fueron a la deriva hasta que pudieron aterrizar en un planeta, de nombre también desconocido, donde entraron en contacto con el Maestro Jedi N’Kata del Gormo, perteneciente a la raza Hysalriana. Esta historia que recuerda a la del Príncipe Siddharta antes de convertirse en Buda, finalizó cuando un crucero de la República rescató a ambos amigos y éstos, convertidos ya en Jedi, llegaron al Templo de Coruscant para continuar su entrenamiento.

Su conocimiento de la Fuerza, habilidad para el combate y dotes de liderazgo pronto le auparon para conseguir el título de Maestro y ocupar un sitio en el Alto Consejo. Sus misiones de pacificación para la República empezaron a ser constantes y su voz se convirtió en una referencia de justicia, equidad y libertad en toda la galaxia. Con el tiempo, empezó a entrenar a nuevos aprendices y su historial reflejó un gran éxito en la preparación de los mismos a lo largo de los siglos.

Unos 90 años antes de la batalla de Yavin, Yoda compartió con el Maestro Thame Cerullian el adiestramiento de un jovencito muy prometedor, heredero del clan gobernante en el planeta Serenno. Se trataba de Dooku, un padawan muy talentoso que llamó la atención de Yoda por su control de la Fuerza viva. Con el tiempo, sabemos que Dooku se convirtió en el primero de los aprendices de Yoda que cayó al lado oscuro pero, mientras eso no ocurrió, era considerado como el único Jedi que podía rivalizar con Yoda y Mace Windu en el dominio del sable láser.

Grandes nombres de la orden fueron alumnos de Yoda: Mace Windu, Kit Fisto, Ki-Adi Mundi, Cin Drallig, Oppo Rancissis, Obi-Wan Kenobi y, finalmente, Luke Skywalker. Un auténtico legado de brillantez y de devoción absoluta a la República y al lado luminoso de la Fuerza.

Pero uno de los chicos que más turbó las visiones de Yoda fue el que finalmente dirigió la purga que acabaría con casi toda la orden Jedi. La conversión al lado oscuro de Anakin Skywalker y su renacimiento como Darth Vader puso fin a una institución que quebró debido a las malas artes del Canciller Palpatine y a su poder a la hora de nublar la percepción de los Jedi.

Exiliado en el planeta pantanoso de Dagobah, donde su presencia resultaría siempre inadvertida, Yoda estudió la forma de trascender a la muerte de manos del primer Jedi en conseguirlo: Qui-Gon Jinn. Oculto entre las ciénagas, esperó el momento en que los dos vástagos de Vader llegaran a ser adultos y pudieran encabezar la destrucción del pérfido Imperio. Fue Luke Skywalker el que llegó a los pantanos de Dagobah y lo que allí se vivió cambió los acontecimientos futuros y cimentó gran parte de la mejor mitología de Star Wars.

Durante su entrenamiento, el anciano Yoda transmitió a Luke la noción de sentir la Fuerza más allá del propio cuerpo, a superar la barrera de lo físico para poder aprovechar al máximo el poder que tenía en su interior y evitar así las tentaciones que arrastraron a su padre al lado oscuro.
Sus frases son extraordinarias. Sirvan las siguientes como ejemplo:

“Pero ten cuidado del lado oscuro, la ira, el miedo, la agresión el lado oscuro de la Fuerza son. Fácilmente fluye en forma rápida y toma vuelo y una vez que comiences con el lado oscuro, para siempre dominará tu destino. Te consumirá al igual que hizo con el aprendiz de Obi-Wan…”
“La muerte una parte natural de la vida es. Regocíjate por los que te rodean que en la Fuerza se transforman. Llorarlos no debes. Añorarlos tampoco. El apego a los celos conduce. La negra sombra de la codicia es.”
“Vive el momento, no pienses; siente, utiliza tu instinto, siente La Fuerza.”

Se vive otro momento magistral cuando Yoda trata de conseguir que Luke gane confianza rescatando su X-Wing del fondo de una laguna. Luke manifiesta todas sus dudas porque no se ve capaz de levantar la nave con el poder de la Fuerza. Es entonces cuando Yoda pronuncia las siguientes palabras:
“No lo intentes! Hazlo o no lo hagas! pero no lo intentes…”
Cuando Luke fracasa en su intento, Yoda afirma:
“El tamaño no importa. Mírame a mí. Me juzgas por mi tamaño, ¿eh? Y no deberías, porque mi aliada es la Fuerza, y una poderosa aliada es… La vida la crea, la hace crecer, nos penetra y nos rodea… ¡Seres luminosos somos! ¡No esta cruda materia!. Debes sentir La Fuerza a tu alrededor, aquí, entre tú y yo, y el árbol y la roca, incluso entre la tierra y la nave.”
Y, a continuación, levanta la nave demostrando que el verdadero conocimiento de la Fuerza puede conseguir grandes objetivos. “No puedo creerlo”, dice Luke. “Por eso has fallado”, responde el maestro.

La muerte de Yoda, por extrema vejez en El retorno del Jedi, significa su paso definitivo a otra dimensión espiritual desde la que seguirá guiando los caminos de aquellos que sigan las enseñanzas de la Fuerza.

Crear al mejor de los Jedi sobre la idea de George Lucas de hacerle un ser de reducidas proporciones físicas, supuso un enorme reto para los diseñadores. En última instancia, Stuart Freeborn acertó con una propuesta que gustó a Lucas y que implicaba la fabricación de un títere que sería manipulado por el experto marionetista Frank Oz, quien a su vez también le puso voz.

En la nueva trilogía, Frank Oz sólo volvió a conducir la marioneta de Yoda en las escenas que transcurren en el Alto Consejo Jedi durante La Amenaza Fantasma. En la presencia final así como también en las dos películas subsiguientes, Yoda fue una creación digital de los diseñadores de Industrial Light & Magic. Este hecho desvirtuó la autenticidad del Yoda original pero permitió verle en combate. Frank Oz, por su parte, le siguió prestando el toque único a través de su voz.

Star Wars. Manual de Supervivencia es un proyecto de LASDAOALPLAY? y El cine de Hollywood.

Spielberg on Spielberg: Minority Report (2002)

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"Siempre quise hacer una película con una historia del estilo de George Orwell porque cuando era joven leí 1984 y me encantó. También quería hacer algo en la línea del cine negro. Minority Report ofrecía ambas posibilidades."

Tras el éxito comercial de Desafío Total (Total Recall, 1990), uno de sus guionistas, Gary Goldman, adquirió los derechos de "The Minority Report", otra historia corta del maestro de la ciencia ficción literaria Philip K. Dick. Goldman escribió un primer borrador junto a Ronald Shusett, también guionista de Total Recall y Alien (1979). Pero el proyecto no acabó de convencer a los ejecutivos de la 20th Century Fox y durmió el sueño de los justos hasta que el novelista Jon Cohen decidió escribir un nuevo tratamiento. La Fox había decidido apostar por el nuevo material y fichó al holandés afincado en Hollywood, Jan De Bont, como director. 

Fue en ese momento cuando Tom Cruise se interesó por el guión y decidió protagonizar la futura película. Sin embargo, sus planes diferían de los previstos por el estudio. Cuando leyó el borrador de Cohen pensó que por fin se presentaba el proyecto ideal para trabajar con Steven Spielberg. Ambos se habían conocido en el set de Risky Business (1983) cuando Spielberg visitó el rodaje invitado por su colega y futuro socio en DreamWorks, David Geffen. En los años subsiguientes, Cruise y Spielberg se hicieron amigos y empezaron a buscar opciones para trabajar juntos. Iban a coincidir en Rain Man (1989) pero finalmente el director tuvo que dejar el proyecto por coincidencia de fechas con el rodaje de Indiana Jones y la Última Cruzada (Indiana Jones and the Last Crusade). Resulta interesante comprobar como la base de la amistad entre ambos era completamente diferente a la mantenida por Spielberg y Tom Hanks. En este último caso, director y actor tenían dudas iniciales acerca de trabajar juntos porque no querían mezclar los roles. Sin embargo, en el caso de Cruise, la amistad que forjaron derivó rápidamente hacia la opción de coincidir en un proyecto conjunto.
"Es un artista increíble y una persona excepcional. Quería trabajar con él desde hacía mucho tiempo y Minority Report fue la mejor opción para conseguirlo."
Tom Cruise, hablando sobre Steven Spielberg.

Cruise le pasó el guión de Jon Cohen al director y éste, tras leerlo, consideró que mantenía la excelente premisa argumental de Philip K. Dick y era idóneo para Cruise pero necesitaba algo más de trabajo en cuanto al desarrollo de la trama. Jon Cohen volvió a revisarlo y esta vez sí convenció a Spielberg para aceptar. Sin embargo, la agenda de ambos estaba llena en 1997 y, durante ese compás de espera, Spielberg trajo a otro guionista, Scott Frank, para que puliera el script.


En un principio, estaba previsto que el rodaje empezara al término de Mission: Impossible II (2000) pero el largo retraso en la producción dirigida por John Woo cambió los planes. La revisión de Scott Frank pudo ser más profunda y Spielberg dispuso de tiempo para dirigir y producir A.I. (2001). Finalmente, se fijó el inicio de la filmación para el 22 de marzo de 2001. Cruise llegó al set tres días después de haber acabado su trabajo en Vanilla Sky (2001), de Cameron Crowe.

El argumento nos lleva a un futuro no tan lejano. Las nuevas drogas de síntesis han causado un fuerte impacto en las sociedades avanzadas y sus secuelas se empiezan a notar en las nuevas generaciones. Algunos vástagos de padres adictos han desarrollado una capacidad de pre-cognición que les convierte en parias de la sociedad. Tres de ellos llamaron la atención de la doctora Iris Hineman quien fue capaz de crear un sistema tecnológico que procesa las predicciones de los pre-cog para desarrollar un programa de seguridad preventiva llamado Pre-Crimen, cuyo ámbito de acción se ha circunscrito al área de Washington D.C. Los pre-cog funcionan como mente colectiva y sus predicciones identifican a la futura víctima de asesinato y al autor material del delito. Además, sitúan el crimen en el tiempo de manera que una unidad especializada puede intervenir y detener al futuro culpable antes de que vaya a realizar la transgresión. El capitán John Anderton lidera con éxito la división Pre-Crimen mientras su antiguo jefe en la policía, Lamar Burgess, se encarga de la dirección administrativa y burocrática. Ante el inminente lanzamiento del programa Pre-Crimen a nivel nacional, el Departamento de Justicia envía a uno de sus agentes para auditar el procedimiento y asegurar que no existen fallos en las predicciones. ¿Qué ocurrirá cuando el propio Anderton sea marcado como futuro asesino mientras la investigación oficial está en marcha? Huir sirve de poco cuando una predicción está realizada pero Anderton se encomienda a la posibilidad de que exista un informe en minoría, es decir, un veredicto no unánime de los pre-cognitivos.


Con una premisa de tal calibre que, además, se desarrollaba mezclando intriga, investigación e importantes dosis de acción, Spielberg quería rodear a Tom Cruise de un reparto convincente. Aunque el director definió el film como 50% desarrollo de personajes y 50% varias capas de trama compleja, deseaba que los actores ejercieran de contrapeso al fuerte ritmo narrativo que pensaba imprimir. Para dar vida al agente del Gobierno, Danny Witwer, quería a Matt Damon pero los sucesivos retrasos impidieron su participación y permitieron que entrara un actor que ya había demostrado que podía ser una referencia de futuro: el irlandés Colin Farrell.Ian McKellen no estaba disponible para dar vida a Lamar Burgess y su lugar fue ocupado por el legendario intérprete sueco Max Von Sydow. La británica Samantha Morton fue seleccionada para el complejo papel de Agatha, la pre-cog más talentosa y compañera involuntaria de Anderton en su huída.


Tras verla en The Contender (2000), una producción de DreamWorks dirigida por Rod LurieSpielberg contrató a Kathryn Morris para el papel de Lara, ex-esposa de Anderton.Lois Smith interpretó a la doctora Iris Hineman, en un breve papel inicialmente ofrecido a Meryl Streep. La excepcional serie bélica Hermanos de Sangre (Band of Brothers), co-producida por Spielberg y Tom Hanks, dio oportunidades de sobresalir a actores jóvenes poco conocidos. El rol de Gordon Fletcher, principal ayudante de Anderton, recayó en Neal McDonough, quien daba vida al Teniente "Buck" Compton en la serie de TV. Por otra parte, el director volvió a llamar al sueco Peter Stormare, con quien había trabajado en The Lost World: Jurassic Park (1997), para que mostrara sus siempre sorprendentes dotes interpretativas encarnando a Eddie Solomon, un delincuente que opera en el mercado negro trasplantando ojos. 


Minority Report fue el resultado de la alianza entre Amblin Entertainment, Blue Tulip (la productora de Jan De Bont), y Cruise/Wagner Productions. De Bont estuvo acreditado como productor por los acuerdos a los que había llegado con la Fox pero fue un mero formalismo. Gary Goldman y Ronald Shusett, por su parte, batallaron para que se les reconociera su derecho inicial como autores del primer guión y se les acreditó como productores ejecutivos. Sin embargo, los productores con peso específico fueron algunos de los colaboradores habituales del director: Gerald R. Molen, Bonnie Curtis y Walter F. Parkes, un hombre en quien Spielberg había confiado para presidir Amblin y al que posteriormente otorgó el puesto de jefe de producción en DreamWorks Pictures. La distribución en Estados Unidos estuvo a cargo de la 20th Century Fox mientras que DreamWorks se ocupó del ámbito internacional. 
"A la ciencia ficción le encanta avisar. La ciencia ficción siempre ha sido una especie de alerta de primer nivel sobre lo que se avecina. Es más fácil para el público aceptar los avisos de la ciencia ficción sin sentir que se le está sermoneando." 
Minority Report acabó resultando un brillante ejercicio de estilo en el que Spielberg mezcló sabiamente la ciencia ficción futurista con una trama deudora del cine negro clásico. Habiendo conseguido esto, es importante plantearse también las importantes repercusiones morales y éticas derivadas del núcleo argumental. La posibilidad de prever los crímenes de asesinato y detener a los futuros culpables antes de que cometan el delito supone entrar en un ineludible conflicto moral. ¿Es justo detener al culpable antes de que cometa el crimen? ¿Podemos tener la seguridad de que el sistema es infalible? ¿Hallar la previsibilidad de lo imprevisible no atenta contra los valores elementales de la lógica? ¿Es este el nuevo sistema de justicia que nos espera donde cualquier día pueden detenernos por un delito que aún no hayamos cometido?


Sin duda alguna, la mejor forma de ilustrar esta polémica en la película es leer a los implicados y recoger sus impresiones. Al mismo tiempo, es importante ir al origen de todo: Philip K. Dick. El guionista Jon Cohen afirma lo siguiente:
"Dick parecía no estar conectado con el mundo. Nunca sintió que formara parte del mismo mundo que el resto de las personas. Procedía de una familia problemática y arrastraba problemas físicos y psicológicos. Siempre tuvo dudas acerca del mundo y desarrolló una fuerte paranoia social. Sus creaciones literarias expresan siempre este escepticismo y nos sitúan en un futuro donde se le da la vuelta a todo y lo improbable se convierte en posible. Uno de los temas de Minority Report es como miramos al futuro y allí es donde encontré la pista para convertir el relato corto en guión. Pensar en el mundo de los pre-cog me dio la clave. Son sus ojos, su mirada. Lo que ve el protagonista es lo que ellos ven y allí se encuentra la clave de todo. Empecé a trabajar a partir de ello."
Scott Frank, el guionista que tomó el relevo de Cohen, entró en el proyecto con el encargo de Spielberg de darle un toque de cine negro y éste, además, profundizó algo más en los personajes recuperando el espítitu del Sci-Fi de los años 60 y 70. Trató de dar realismo a los personajes y convirtió a John Anderton en el reflejo del protagonista paradigmático del noir: un héroe turbado por su pasado cuya familia ha sufrido las consecuencias. En este caso, la misteriosa desaparición de su hijo le condujo a la más profunda desesperación y, tras su divorcio, halla consuelo en la reproducción de los vídeos holográficos en los que puede "tocar" la vida que perdió. Centrado en el trabajo a las órdenes de un jefe al que admira, Anderton es un devoto del sistema Pre-Crimen pero todo se vendrá abajo cuando él misma sea el objetivo. Spielberg decidió ponerse al frente del proyecto cuando el guión de Frank colmó sus expectativas. Superó los arquetipos con una fascinante puesta en escena y una premisa narrativa que engancha de inmediato.
"A todos nos gustaría conocer el futuro. Saber que va a pasar en el mundo, en nuestras vidas. Es la necesidad de conocer lo desconocido. Y creo que la historia juega con lo que haríamos si pudiéramos saber cosas del futuro, particularmente sobre la vida y la muerte. Si hubiera un sistema infalible que tuviera la bendición de la Corte Suprema y fuera votada por el pueblo para cambiar la Constitución y evitar los asesinatos, sin un solo fallo, yo estaría a favor."
Sin embargo, Tom Cruise introduce otro elemento en la ecuación:
"¿Qué pasa con el ínfimo porcentaje de personas que posiblemente hubieran cambiado de idea? Nadie quiere cambiar los derechos por los que luchamos y morimos."
El productor Gerald R. Molen opina lo siguiente:
"Da miedo pensar que hubiera algo llamado policía del pensamiento que sienten que pueden adivinar lo que la gente puede hacer. Pero, en cuanto a la vertiente cinematográfica, es una oportunidad para crear un thriller de primer nivel." 

Por consiguiente, cualquier sistema que en el futuro pudiera ofrecer este tipo de opciones vendría siempre acompañado por la polémica y el debate ético y moral. Cuando se desarrollan procedimientos que cambian radicalmente el panorama existente surgen dudas importantes. Pero, como sociedad, algún día deberemos enfrentarnos a situaciones que puedan modificar, de forma singular, nuestro devenir. Se podrán establecer muchos debates pero, al final del camino, las innovaciones acaban siendo inevitables. Quizá las futuras generaciones acaben conviviendo con tecnologías no demasiado alejadas de lo que plantea Minority Report. Sin embargo, todo esto nos lleva a la disyuntiva del conflicto entre libre albedrío y determinismo. La película defiende el determinismo hasta que Anderton tiene la opción de elegir porque conoce su futuro. Aún así, existen otros elementos añadidos por la trama que se pondrán en juego para no variar los hechos. Sin duda alguna, es una forma brillante de tratar un conflicto trascendental extremo desde el lenguaje cinematográfico. No busca ser concluyente porque nadie puede serlo cuando se tocan estos temas. Cuando hemos visto futuros distópicos en el cine nos sumergimos en un terreno en que aumenta la especulación. Y cuando se trata de predecir el futuro, ya estamos tocando temas excesivamente delicados que van más allá de la imaginación. Nos quedamos tranquilos pensando que estos sistemas no se harán posibles nunca pero son varios los científicos que defienden la posibilidad de poder predecir determinados elementos del futuro. Porque, en el fondo, los pre-cog ven las decisiones que toman libremente los individuos. El libre albedrío y el destino marcado acaban coexistiendo.

Este es un thriller que, a partir de cierto momento, abandona la elucubración para centrarse en la acción y la lucha por conocer la verdad.  No debía ir más lejos en el tema predictivo porque su argumento habría perdido credibilidad. Spielberg para en el momento justo y deja mayor espacio para la reflexión posterior sobre la deriva de los Gobiernos hacia sistemas de control cada vez más potentes. Esta película se rodó antes de los atentados del 11-S en Nueva York pero ya presenta una posición crítica en el debate seguridad-privacidad. En los años siguientes, el eco del impacto social que representó el 11-S ha dejado una huella muy clara en la producción audiovisual.


Anderton afrontará poderosas dudas en su huida. Era un devoto creyente en Pre-Crimen pero ahora es un forajido del sistema. Ese compromiso moral con su trabajo, muy propio del noir, se resquebraja cuando él mismo queda marcado. De repente, las fisuras que buscaba Danny Witwer y que le resultaban incómodas, son todo lo que le queda para buscar una salida a su situación. Tendrá que descubrir si verdaderamente hay un fallo en el sistema, expresado con un informe en minoría, o si va a matar a Leo Crow y el fallo está en él. Esta encrucijada brindó a Spielberg la motivación principal para dirigir a Cruise en la película. Y trató de exprimirla al máximo.

Max Von Sydow, por su parte, da vida a Lamar Burgess quien se configura como figura paterna de Anderton hasta que comprobamos su grado de compromiso en la defensa del sistema Pre-Crimen. Sobre el trabajo con Spielberg opina lo siguiente:
"Hay directores que dan muchas órdenes. Odio eso, quiero tener parte de la iniciativa. Spielberg sugiere, inspira y dirige a los actores sin que ellos se den cuenta. Conoce tan bien la película que sabe improvisar y eso es maravilloso. Cuando improvisa una toma ve otras cosas. Quizá son cosas que no están planeadas y las utiliza. Conoce muy bien el lenguaje de la cámara y el lenguaje del cine; mejor que cualquier otro." 

Los tres pre-cog reciben los nombres de Agatha (por Agatha Christie), Dashiell (por Dashiell Hammett), y Arthur (por Sir Arthur Conan Doyle). Son personas que, por su procedencia, quedaron bajo la custodia del Gobierno a muy temprana edad. Pronto descubrieron que eran capaces de dar predicciones pero fue Iris Hineman quien comprobó que juntos tenían un don complementario que podía ser mucho más potente. Fue entonces cuando se creó el sistema para que fueran la base de un sistema de intervención preventiva. Pero Agatha es más sensible y talentosa que los dos gemelos. La interpretación de Samantha Morton sería muy demandante puesto que, más allá de la bañera que amplifica sus habilidades y les nutre, se les administran potentes calmantes para mantenerles en un estado semi-vegetativo. Cuando Anderton saca a Agatha de este entorno, las consecuencias para la chica son bastante duras. Ver como Agatha va haciendo predicciones sin control, casi segundo a segundo, es uno de los grandes instantes del film. Morton opina así sobre su papel:
"Es un oráculo, como una niña en esencia pero muy sabia. Ve y siente las emociones de la gente. Siente también el dolor y el sufrimiento. La pulsión del asesino es la más fuerte por ello es capaz de liderar a sus compañeros en la identificación de los futuros culpables. Spielberg me permitió enseñarle como había pensado interpretarla y le gustó mi idea. Después, hablábamos del significado de cada momento pero validó mi idea inicial, lo cual me sorprendió tratándose de un director tan importante."
La película transcurre en 2054. Dado que solo distaban algo más de cincuenta años desde el momento del rodaje, Spielberg consideró importante que la puesta en escena ofreciera una imagen de futuro posible. Por todo ello reunió a los mejores especialistas del mundo en tecnología, medio ambiente, medicina, lucha contra el crimen, transportes e informática para que trazaran como sería el futuro. De los tres días de brainstorming salieron muchas ideas que se aplicaron después a la película. Hubo algo que quedó meridianamente claro en esas reuniones: la pérdida de intimidad en beneficio de la seguridad. Las teorías de George Orwell se van a hacer realidad en el siglo XXI y ya lo estamos comprobando día a día. La diferencia con el marco temporal de Minority Report es que ya han sido capaces de avanzar hasta el punto que el constante escáner de iris se traduce en sugerencias comerciales personalizadas para cada persona, entre otras cosas. Por supuesto, esto significa que aumenta el control al poder ser identificado y rastreado en cualquier lugar. Desgraciadamente, a nadie puede extrañar que la deriva de los Gobiernos vaya hacia esta dirección. El derecho a la privacidad recula ante las nuevas tecnologías de control y seguimiento en beneficio de la seguridad general. Pero cuando esta seguridad se convierte en vigilancia tenemos servida la mayor de las polémicas. ¿Llegará un tiempo en que la gente aceptará sin problema estos sistemas tal y como se ve en la película? Probablemente, este escenario es irreversible aunque siempre se mantendrá algún vestigio de garantía jurídica individual.

Spielberg crea un plano con fuertes reminiscencias: Agatha y Anderton como versión moderna del mito clásico de Jano. El principio y el final de todo.

Janusz Kaminski tuvo que enfrentarse, por primera vez en su carrera, a un film noir. Por consiguiente, tenía que incluir las marcas características del género: oscuridad, picados y contrapicados de cámara y propuestas de ángulos muy extremos. Asimismo, la película cuenta con movimientos de cámara muy agresivos, tomas cenitales, y primeros planos muy reforzados. Spielberg, además, quería ofrecer una imagen sucia, oscura, áspera y muy fría. Minority Report no era una aventura inocente como A.I. y debía notarse especialmente en momentos muy concretos. El mundo que refleja la película debía ser bastante brutal así que Kaminski se puso a ello creando un proceso de blanqueamiento post-filmación que resaltaba los tonos azulados creando una sensación constante de frialdad. Se rebajó un 40% el color y la imagen final se acerca al blanco y negro. La única secuencia que no pasó por este proceso fue la que acontece en la piscina donde Anderton pierde a su hijo. Ese momento representa el último instante de felicidad en la vida de John y debía distanciarse cromáticamente del resto de la cinta. Otro instante que Kaminski destaca en Minority Report ocurre cuando Agatha, en la habitación del pequeño Sean Anderton, reconstruye lo que habría sido su vida futura ante sus padres. La iluminación sobre Agatha busca deliberadamente hacerla parecer un ángel. La cara de Samantha Morton brilla, es casi irreal al igual que lo son también sus palabras. Es una secuencia de extrema emotividad y sensibilidad, muy empática. Y además sirve para ayudar a John a aceptar lo sucedido, algo que su ex-esposa ya había sido capaz de hacer.


Para crear los escenarios y caracterizar las localizaciones, Spielberg reclutó al diseñador de producción Alex McDowell. Le había llamado la atención su trabajo en la icónica película de David Fincher,El Club de la Lucha (Fight Club, 1999), y también había quedado impresionado con los bocetos que había preparado para una nueva versión de Fahrenheit 451 que iba a dirigir Mel Gibson pero que nunca llegó a buen puerto. McDowell diseñó el logo de Pre-Crimen en base a la idea que tenía para la balsa en que están sumergidos los pre-cog. Dicho espacio busca convertirse en la metáfora de un útero humano, con seres suspendidos en una solución acuosa de nutrientes que se asemeja al líquido amniótico. El cuartel general de la división policial también se debe exclusivamente a su trabajo. Spielberg ansiaba un Pre-Crimen transparente que respondiera a la idea de que no había nada que ocultar. Solo habría un espacio que escaparía a ese criterio: la cámara de los pre-cog. Así pues, el diseñador se decantó por incluir muchos espacios diáfanos separados por vidrio. Eso permitió que Janusz Kaminski pudiera aprovechar más ángulos de cámara al poder ver a través de las mamparas. Esto creaba una imagen de capas densas que confluía con el argumento de la película donde las tramas de misterio se van superponiendo. McDowell analizó las obras de los arquitectos más futuristas y convenció al director con unos diseños que están entre lo mejor que se ha visto en el cine de ciencia-ficción. Con estos escenarios y la dirección de Spielberg dedicando un plano cenital a Agatha pronunciando "murder", tenemos una fórmula de excelencia artística y también de éxito entre el público.


La secuencia de las espiarañas supone otro de los momentos cumbre del film. Alex McDowell tuvo la idea de crearlas como si fueran "un busca diseñado por Porsche" y el resultado fue espléndido. Los técnicos de Industrial Light & Magic les dieron vida y el equipo de Gary Rydstrom las dotó de sonido. Spielberg se apoyó en McDowell para hacer previsualización del plano cenital que ilustraría el despliegue de las espiarañas en busca de Anderton. El resultado final es extraordinario además de reflejar ese espíritu sucio y áspero que el director buscaba para la película.

Por otra parte, el director contrató a la empresa Imaginary Forces para que crearan las imágenes que ven los pre-cog. El trabajo que estos técnicos habían realizado con los títulos de crédito iniciales de Seven (1995) le convenció de que eran los mejores para el encargo. Ellos definieron unas imañgenes que no serían rectangulares sino circulares, debían crear algo orgánico. Una vez rodadas las escenas, la empresa Asylum compactó las imágenes y fueron integradas en las pantallas pre-vid que vemos en el film. En cuanto al elemento tecnológico estrella de la película, Spielberg quería crear una especie danza con las manos y el lenguaje informático. Las visiones de los pre-cog transferidas a la pantalla son fragmentos, por tanto la interfaz debía de ser gestual para reconstruir las escenas del crimen. No debía haber teclados ni mouse. La visualización del sistema se asemejaría a dirigir una orquesta y a eso se dedicaron Tom Cruise y Colin Farrell, consiguiendo un efecto muy logrado que se complementó en post-producción.

"Es una película difícil. Hay mucha historia, misterio, y pistas constantes. Hay que estar muy atento. Anderton está pasando por una terrible lucha emocional. Se trata de una historia muy humana. Hay muchos misterios pero todos tratan sobre las personas. Y ese misterio se encuentra en personajes muy diversos. Minority Report se parece al cine negro de John Huston. Hay personajes con más fuerza que los protagonistas y que van dando información que apunta a inocencia o culpabilidad. La suma de todos ellos ayuda a descifrar y resolver el misterio."
Aunque Minority no esté considerada especialmente por su banda sonora, la contribución de John Williams fue imprescindible a la hora de contribuir al tono dramático del film. El compositor se propuso recuperar la nostalgia del cine negro y mezclarla con un futuro imaginable. Aunque se trata de un film noir, la cinta incorpora mucho sentimentalismo y eso es lo que refleja el tema melódico musical sobre Lara y Sean. Por contra, el tema de Anne Lively, la infortunada madre de Agatha, evoca el ambiente misterioso del cine negro tradicional incorporando una voz femenina sugerida por el propio Spielberg. Otro momento importante de la composición se produce en la secuencia de las espiarañas.El matestro consiguió caracterizarlas con la música eligiendo el ritmo y la textura adecuados. Para ello utilizó cuernos franceses de fondo, marimbas que suenan, violas y todo ello junto en un registro medio presidido por un rasgar irritante, un ritmo que te hace sentir que no quieres tener esas cosas encima. Combinado con el sonido creado por Gary Rydstrom nos llega un efecto ácido y, en cierto modo, desagradable.


Ante una producción de estas características, el rodaje fue complejo y tuvo lugar entre el 22 de marzo y el 18 de julio de 2001. Los exteriores se rodaron en Washington D.C., Virginia y Los Angeles. En la capital se utilizó el Ronald Reagan Building como exterior para el cuartel general de Pre-Crimen mientras que en Georgetown se filmó la secuencia en que Anderton busca ropa para Agatha en la tienda GAP. También se utilizó el salón del hotel Willard Washington para la recepción en la que Burgess es finalmente desenmascarado. En Ware Point Road (cerca de Beulah, Virginia) se rodaron las secuencias en casa de Lara Anderton mientras que los ambientes lúgubres se ubicaron en el área de Los Angeles. Para los enormes sets creados por Alex McDowell se utilizaron espacios de los estudios Fox, Universal y Warner.

Un trabajo de esta exigencia estaba hecho a medida para Steven Spielberg.Tom Cruise opinaba así tras su primera colaboración con el director:
"Está acostumbrado a trabajar con grandes equipos, es su hábitat natural. Es capaz de controlarlo todo con esmero. Pero nunca pierde de vista la narración y los personajes. Siempre tiene una idea clara de lo que debe ser el film. Es fascinante observar la rapidez con que funciona su mente. Es algo que se debe contemplar, es extraordinario. La relación con el director siempre ha sido importante para mí. Es importante que ambos compaginemos y entendamos las metas del otro. Disfruto trabajando ese proceso con los directores." 
Spielberg, por su parte, añade lo siguiente:
"Es muy fácil trabajar con Tom, responde a buenas ideas. Le encantan las ideas que no están en el guión pero que inventas ese día. Tiene su diálogo memorizado pero si le presentas una sugerencia que él no haya preparado se emociona bastante al ver todos los matices que se le ofrecen a él y a su personaje. A veces pasaban varios días sin que le diese aportaciones improvisadas y él me decía: más ideas, si no las tienes yo tengo veinte. Él siempre tiene matices para añadir." 
"Estoy pasando por una etapa donde experimento y me desafío a mí mismo. Y a medida que me desafío, también desafío al público. Y me doy cuenta de que me encamino en muchas direcciones tratando de encontrarme a mí mismo aunque haya pasado la barrera de los cincuenta. Lo cual explica por qué films como A.I. o Minority Report son un poco experimentales para mí."

Minority Report se estrenó el 21 de junio de 2002 y fue un éxito. Sobre un prsupuesto de 102 millones de dólares se recaudaron 358 a nivel mundial. Solo obtuvo una nominación en los premios Oscar de aquel año para el equipo de Gary Rydstrom pero es, sin lugar a dudas, una de las mejores películas de ciencia-ficción de las últimas décadas. Además de plantear temas contundentes incorpora una alta dosis de ritmo, acción e intriga. Muchos críticos denostaron la película por su conclusión al considerarla demasiado complaciente. Es cierto que el final abre la esperanza para John Anderton pero hemos visto películas, con un final deliberadamente amargo, que no han conseguido su objetivo de contentar a los medios sino todo lo contrario. La conclusión de Minority es consecuente con el resto de la cinta y no debería juzgarse tan severamente. Sin un halo de ilusión en una sociedad futura donde la libertad parece haber dado un paso atrás, ¿qué nos queda?




Precedido por:

A.I. Inteligencia Artificial (Artificial Intelligence A.I., 2001)

Continúa en:

Atrápame si Puedes (Catch Me If You Can, 2002)

Star Wars. Universo expandido: libros, cómics y videojuegos

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La expansión del universo de Star Wars se ha propagado por toda clase de medios durante las últimas cuatro décadas. Los productos de la franquicia pronto fueron considerados como garantía de éxito comercial y los acuerdos con editoriales, cadenas de televisión y empresas de creación de videojuegos, empezaron a llegar bajo la estricta aprobación de George Lucas. Hemos hablado de las series de animación pero llegó el momento de comentar algunas de las principales aportaciones del universo expandido en libros, cómics y videojuegos.

Mucho tiempo ha pasado desde que se publicara el primer libro basado en la saga de Star Wars. Se trataba de la novelización de Star Wars: Una Nueva Esperanza, escrita por Alan Dean Foster. Tras el estreno de la película en 1977, la primera edición se agotó con rapidez y descubrió un nuevo campo de atracción que George Lucas empezó a explotar en los años venideros.

En 1978, se publicó El Ojo de la Mente, también escrita por Alan Dean Foster. Narraba una aventura posterior a los hechos de Una Nueva Esperanza y se considera como la primera novela oficial del universo expandido de Star Wars. Los cómics tomaron entonces el relevo con la adaptación en viñeta de la emblemática película de 1977. Ese fue el prólogo de una aventura grandiosa que iba a sacudir los quioscos de todo el mundo. Para la primera de las sagas, George Lucas contrató al célebre autor Roy Thomas (responsable de colecciones como Conan y Tarzán) quien, a su vez, contó con los dibujantes Howard Chaykin y Steve Leialoha para plasmar Una Nueva Esperanza en unas potentes viñetas.

La producción de cómics continuó de forma incipiente, en los años posteriores, pero saltamos de nuevo a los libros para hablar de la producción más influyente en este campo. Nos referimos a la novela superventas Heredero del Imperio, escrita por Timothy Zahn. Este libro, publicado en 1991, generó una auténtica explosión de entusiasmo entre los fans ya que, a través de sus páginas, podían asistir a sucesos posteriores a El Retorno del Jedi. Además de presentar a los personajes clásicos con su evolución correspondiente, Zahn introdujo a otros protagonistas que se han convertido en esenciales, dentro del universo expandido, como Mara Jade y el Almirante Thrawn. Esta saga continuó con El Resurgir de la Fuerza Oscura y La Última Orden, en lo que vino a llamarse la Trilogía de Thrawn. Este éxito conllevó nuevas aportaciones de otros autores que siguieron ampliando tramas de futuro dentro de la saga.

En cuanto a los cómics, la editorial Dark Horse se hizo con los derechos sobre la saga en 1991. Desde entonces, ha publicado más de 100 cómics de Star Wars en sus colecciones. El principio que han seguido desde el primer momento ha sido el siguiente: “hacer cómics de Star Wars con cariño, explicitando un auténtico interés por ampliar la leyenda de la serie mediante historias que se alimentasen de lo ya creado.”

Con la llegada de las precuelas, se inició una nueva tanda de novelizaciones y colecciones de cómics centradas en las Guerras Clon y en los hechos que acaecen entre las diferentes películas.

Recientemente, con la compra de Lucasfilm por parte del conglomerado Disney y la puesta en marcha de nuevas sagas en el cine, se han iniciado una serie de colecciones de cómics que regresan argumentalmente a la trilogía original para presentarnos capítulos inéditos en la vida de los personajes clásicos como Vader, Luke Skywalker, Han Solo, y Leia.

Los videojuegos suponen otro pilar fundamental en la expansión de la franquicia hacia otros medios. Con ellos, varias generaciones de jóvenes se han enganchado, de forma masiva, al canon de Star Wars.

El primer videojuego de la saga es un auténtico histórico. Se trata de The Empire Strikes Back. Salió a la venta en 1982, durante la primera gran oleada de videojuegos populares domesticos. Se presentaba en un cartucho para consolas Atari y contaba con la interfaz bidimensional propia de la época. Estaba ambientado en Hoth y colocaba al jugador en el lugar de un piloto rebelde que, a bordo de un snowspeeder, debía derribar a un grupo de AT-AT imperiales. La defensa del generador del escudo que facilitaba la evacuación de la flota Rebelde, era el objetivo a preservar.

La tecnología del momento no daba para mucho más y hubo que esperar a 1993 para encontrar el primer videojuego de gran formato. Estamos hablando del clásico X-Wing, realizado ya por la división de videojuegos creada por George Lucas: LucasArts. Se presentaba como CD-Rom y era fundamentalmente un simulador de vuelo con el que el jugador podía pilotar todo tipo de cazas de la saga en combate constante. Con el X-Wing, la saga llegó hasta chavales que ni siquiera sabían lo que era Star Wars pero que, sin embargo, fueron atraídos por una propuesta atractiva de pilotaje.

Con la aparición de las precuelas, el mercado de Star Wars volvió a reactivarse y la nueva generación de videojuegos interactivos desembarcó en la saga con propuestas como Knights of the Old Republic (2003), donde los jugadores podían meterse de lleno en la época dorada de los Jedi y los Sith, miles de años antes de Una Nueva Esperanza. El éxito del producto fue altísimo y llegó una secuela llamada The Sith Lords, donde la acción se trasladaba hasta cinco años después del estallido de la Guerra Civil galáctica. Maniobrar las espadas láser con el mando del PC o la consola era un aliciente de enorme atractivo.

En 2004, asistimos a otro bombazo: Battlefront. Se trataba de un juego completísimo en el que podías formar parte de cualquiera de las campañas militares vistas en las películas. Se podía elegir cualquier planeta conocido e incluso alguno de nuevo y también se podía escoger el bando donde luchar. Una auténtica gozada que rompió récords de ventas. Sus diferentes secuelas no han hecho más que aumentar la repercusión de un producto que utiliza las películas como pretexto para ampliar las batallas y los escenarios.

Otro momento cumbre fue el lanzamiento del videojuego que adaptaba la última entrega fílmica estrenada hasta ahora: Revenge of the Sith. Podías escoger entre ser Obi-Wan Kenobi o Anakin Skywalker. Reproducía el argumento de la película pero también presentaba nuevos personajes y escenarios. Además, incorporaba algo inédito y sorprendente: la posibilidad de un final alternativo en el que Anakin vencía a Kenobi en Mustafar.

En los últimos años, videojuegos como Republic Commando han mantenido vivo el interés por la saga mientras se espera con expectación el lanzamiento de nuevos productos, coincidiendo con la nueva etapa cinematográfica de Lucasfilm.

Star Wars. Manual de Supervivencia es un proyecto de LASDAOALPLAY? y El cine de Hollywood.

Secretos del cine y la televisión al descubierto

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Algunos secretos no fueron desvelados en el mismo momento de crear o estrenar las siguientes películas o series pero esas anécdotas, tarde o temprano, han salido a la luz pública. La mayoría son producciones que ya habremos visto hace años o en más de una ocasión pero… ¿sabíamos de ellas hasta este punto? 

Veámoslo… 


BREAKING BAD (2008-2013)

Existió realmente un Walter White que preparó y comercializó metanfetamina de gran calidad durante años, como sucede en la aclamada Breaking Bad, del creador y productor Vince Gilligan. En la vida real, las pastillas no eran de color azul y el traficante vivió en Alabama hasta ser detenido. El resto de la historia guarda muchas coincidencias con el argumento de la famosa serie.







La película Tiburón, de Steven Spielberg, y la novela homónima, de Peter Benchley, parecen inspirarse en hechos reales. En 1916, en la costa de New Jersey, hubo una serie de ataques de tiburón conocidos como "The Shark Summer". En menos de dos semanas, murieron cuatro personas y una resultó muy gravemente herida.



ALADDIN (1992)

La película de Disney, Aladdin, tiene como protagonista a un joven inspirado en Tom Cruise para darle vida. Además, el guión original no es el que vemos en la cinta comercializada ya que en un principio, en la historia inicial de este personaje basada en los cuentos árabes de Las Mil y Una Noches, aparecían los padres de él. El personaje de Jasmine distaba mucho de ser tan fuerte como lo vemos en la producción, el Genio tenía poderes ilimitados y el propio Aladdin tuvo que ser revisado ya que su personalidad era “un poco áspera, como la de un joven Harrison Ford, según palabras de la época.

Además, en la película se hacen cameos con personajes de otras producciones de Disney, como Bestia de Beauty and the Beast (1991), Sebastián el Cangrejo de The Little Mermaid (1989), Pinocho y Goofy (en una secuencia del final de la película). 



STAR WARS (1977)

El sonido que hacen las espadas láser en la saga Star Wars tiene dos posibles motivos: hay quien dice que se origina al acercar dos altavoces, su consiguiente acoplamiento provocaría el sonido incondundible. Por otra parte, hay quien asegura que, en realidad, cogieron un ventilador estropeado que George Lucas decidió utilizar para crear tal efecto sonoro. 



GLADIATOR (2000)

En la película épica Gladiator (2000), de Ridley Scott, la coraza de color blanco que lleva Cómodo (Joaquin Phoenix), en una de las escenas finales, es una réplica fiel a la utilizada en la realidad.



REGRESO AL FUTURO (Back to the Future, 1985)

Si nos fijamos en el inicio de la primera parte de esta famosa saga de Robert Zemeckis, Marty McFly (Michael J. Fox) se agarra a un todoterreno para darse más fuerza con el monopatín en el que se desplaza a todas partes; ese todoterreno casi nadie supo en aquel momento que lo conducía el mismo Steven Spielberg. También hubo cambios de última hora en el guión ya que el perro de Marty iba a ser, en un principio, un mono. Asimismo, la calle principal que sale en la película es el mismo decorado que se utilizó en Gremlins (1984), de Joe Dante


TITANIC (1997)

La duración de la película es la misma que lo que tardó en hundirse el transatlántico de la compañía inglesa White Star Line, la noche del 14 al 15 de abril de 1912: 3 horas y 14 minutos, como homenaje a las más de 1500 víctimas del siniestro de las 2224 que llevaba a bordo.



RESERVOIR DOGS (1992)

Para que resultara creíble, Tarantino se asesoró con un médico para que le instruyera sobre si la cantidad de sangre que se mostraba en las escenas era o no la adecuada en cantidad según las heridas infligidas. 



LOS SIMPSON (The Simpsons, 1989-)

En uno de sus capítulos, Bart está jugando al Polybius en un salón recreativo. La escena es un guiño a la leyenda urbana que circulaba por Norteamérica sobre el supuesto videojuego, del que se decía que estaba diseñado por el Gobierno con consignas invisibles a primera vista para alterar la mente de los jugadores sin que estos se percataran e instalado en los salones recreativos de los EEUU en la década de los 80. Con él, se comenta, se pretendía experimentar con los jóvenes para ver cómo reaccionaban a partir de una serie de órdenes dadas por unas frases que se podían leer en la pantalla de juego a una velocidad imperceptible pero que podían ser captadas supuestamente por el inconsciente, así como kill yourself, no thought, do no question authority o surrender, entre otras. Algunas personas también afirmaban haber oído voces y lamentos mezclados ambos con el alto sonido del propio videojuego.


JUEGO DE TRONOS (Game of Thrones, 2011-)

Algunos de los hechos más importantes de la aclamada serie, como afirma el propio autor de la colección de libros en los que se ha basado (hasta el momento) la producción televisiva, George R.R. Martin, están basados en hechos reales. Así, por ejemplo, la guerra entre las casas Stark y Lannister tiene mucho parecido con la batalla librada en Inglaterra en el siglo XV entre las casas York y Lancaster. También ha desvelado que el Fuego Valyrio ya se conoció en la antigua Grecia, conocido entonces como Fuego Griego.



LOS PÁJAROS (The Birds, 1963)

No hay mucha gente que conozca que esta historia que Hitchcock llevó a la gran pantalla en 1963, está basada en hechos reales. Corría el año 1961 cuando, en un pueblo americano, una bandada de aves atacó a sus habitantes de manera similar a como se narra en la película. Al enterarse de dicha noticia, Hitchcock se puso en contacto con la prensa local y les pidió una copia del periódico que publicó, en su momento, la noticia. Tanto la noticia como la solicitud del director al periódico están recogidos y publicados en las hemerotecas del “Santa Cruz Sentinel”.



EL PRECIO DEL PODER (SCARFACE, 1983)

La película, dirigida por Brian de Palma y protagonizada por Al Pacino y Michelle Pfeiffer entre otros, está catalogada como la más “insultante” de la historia del cine ya que, según cuentas hechas por aficionados, cada 29 segundos se dice una palabra malsonante. 




Tal fue su éxito en 1982, que esta película de Steven Spielberg se mantuvo en cartel ininterrumpidamente durante un año entero. No ha habido un caso semejante desde entonces.



TRON (1982)

En la emblemática película dirigida por Steven Lisberger, se utilizaron para sus gráficos computadoras procesadas con 2MB de RAM y 330MB de disco duro. Actualmente, cualquier Smartphone tiene mucha más potencia, poder de procesador y memoria que los equipos usados para la película.



EL HOBBIT (The Hobbit, 2012)

La primera vez que esta historia fue llevada a la pantalla no fue en la película de Peter Jackson sino en unos dibujos animados estadounidenses titulados “The Hobbit”, de Arthur Rankin y Jules Bass, en 1977 (reeditada y lanzada de nuevo al mercado en 2001 aprovechando el éxito de La Comunidad del Anillo). Años más tarde, en 1985, la televisión rusa lanzó la serie “Skazochnoye puteshestviye mistera Bilbo Begginsa Khobbita” (“El viaje de cuento de hadas de Mr. Bilbo Bolsón, El Hobbit”), de Vladimir Latischeff, basada también en la obra de Tolkien




El personaje de "Nucky" Thompson (Steve Buscemi), el gángster en la famosa serie escrita por Terence Winter (escritor y productor de “Los Soprano”), estrenada en 2010, está basado en el político real Nucky Johnson, asociado a la mafia de manera inexorable y que controlaba Atlantic City en los primeros años del siglo XX a su antojo. Para la serie, intentaron que la vida de Nucky Thompson se pareciera lo máximo posible a la del Nucky verdadero pero no así los hechos generales, bastante distintos a los ocurridos realmente. 






Dicen los presentes en el rodaje que el mismísimo Michael Caine se quedó mudo cuando le tocó hablar ante la aparición de Joker ya que, la entrada en escena de Heath Ledger, fue tan soberbia y espectacular que su asombro le hizo olvidar sus frases.


Muchos son los hechos que suceden paralelamente a los rodajes, algunos conocidos desde un primer momento, otros descubiertos años más tarde, como hemos visto en estos ejemplos.

Todos estos datos anexos a cualquier historia que se precie han formado parte de nuestras vidas en algún momento, alimentando nuestra imaginación y ayudándonos a crecer, incrementando las ganas de querer seguir formando parte del mundo de la fantasía y de las tramas que en ella se desarrollan, ya sea en el cine o en la televisión.

La alargada sombra de Drácula. Por Carles Martinez

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¿Enigma es sinónimo de atracción? ¿Siempre estimula lo intrigante? No es algo que podamos elegir. Viene de serie con nuestro cuerpo. Nos extrañamos por naturaleza. Miramos una película y nos interesa un personaje u objeto, nos cuestionamos sobre él, sobre lo que nos gustaría averiguar. ¿Quién será ese caballero vestido de negro que lleva capa, espada láser y respira con dificultad? ¿Qué cara tendrá el propietario de esas manos metálicas que quiere matar al Inspector Gadget? ¿De donde ha salido ese psicótico del pelo verde y la cara pintada de blanco y carmín corrido que quiere cargarse a Batman? ¿Cómo diablos es la bruja de Blair?
La intriga activa el despertador de nuestra curiosidad. Que la película usuaria de este recurso genere polémica o aceptación, dependerá de la respuesta que ponga fin a nuestro interés. Y esa respuesta se declina en tres posibilidades: puede provocar sorpresa y satisfacción, como las oscuras palabras de Darth Vader revelando su identidad a un desarmado Luke Skywalker; que sea previsible y la sorpresa se quede en agua de borrajas, como la mayoría de desenlaces del cine de terror más convencional; e incluso puede darse el caso de que no exista un punto y final a nuestra intriga, de que no haya respuesta, como si hubiéramos encontrado vacío el cofre del tesoro que tanto andamos buscando. Tal es el caso que más nos interesa, el de la respuesta en blanco, ésta que suele indignar a los grandes públicos, como ya sucedió en su día con aquella genial tomadura de pelo llamada El proyecto de la bruja de Blair (Daniel Myric, 1999) y la novela popularísima que hoy nos ocupa; una suerte de libro epistolar, redactado a partir de una serie de inquietantes cartas y trozos de periódico, que responde a un nombre de sobra conocido: Drácula (1897), la obra maestra del irlandés Bram Stoker, el centenario de cuya muerte se celebró el pasado jueves 19 de abril.

Vlad III el Empalador (1431-1476), personaje en el que podría haberse inspirado Stoker para crear a Drácula
“Stoker es un mal escritor”–brama Rodrigo Fresán en el prólogo de una edición de 2005. “Seiscientas páginas y el conde sólo sale en unas quince”–añade otra pluma, el escritor para escritores Enrique Vila-Matas, alegando que la obra es meritoria por su ambiente y atmósfera, más que por el contenido que nos dirige hacia el sombrío personaje. Y es que no son pocas las críticas que ha recibido la historia del Conde Drácula, mientras defensores de ésta, como el ingenioso Oscar Wilde, hablaron de ella como “la obra de terror mejor escrita de todos los tiempos”.
Por supuesto, hablamos de la novela original. No de las innumerables adaptaciones que ha tenido el acolmillado protagonista a lo largo de la historia, desde que el padre de los efectos especiales, George Méliès, lo representara en uno de sus espectáculos filmados, La mansión del diablo (1896), y actores como Max Shreck en Nosferatu (Murnau, 1922), Bela Lugosi (fichado por la Universal), Christopher Lee (por la Hammer) y Gary Oldman (dirigido por Coppola) lo encarnasen posteriormente en memorables ocasiones. Por su parte, Robert Pattinson, con su expresión de Fotolog, se puso recientemente en la piel de Edward Cullen, un abstinente vampiro enamorado de una humana, en la línea de otros monstruos que también se aprietan el cilicio y quieren renunciar a su naturaleza, como Blade o la niña de Déjame entrar (Alfredson, 2008); mientras Chiquito de la Calzada se desmelenaba como nunca parodiando al “Conde” en pantalla grande. Todos estos personajes dan a entender el avanzado estado de lobotomía en el que se encuentran la historia de Stoker y el mito vampírico hoy en día. Especial mención merece, ya que repasamos a los más famosos, el Sr. Oldman, que humanizó con éxito a la bestia transilvana en aquel magistral poema sangriento de amor y deseo que es Drácula de Bram Stoker (Coppola, 1992), donde nos brindó frases tan antológicas como la que sigue: “He cruzado océanos de tiempo para encontrarte”–confiesa el enamorado conde a su esposa reencarnada, la única persona capaz de exorcizar su mal para apartarlo de su necesidad narcisista y que, de nuevo, sea acogido por la gracia de Dios.

Gary Oldman en la mejor interpretación de su carrera actoral
Con todo, y adaptaciones a parte, para busca-cosquillas culturales como Fersán y Vila-Matas, parece que la breve aparición del más famoso de los chupa-sangre en el libro que le da nombre no satisface las enormes expectativas que genera durante las páginas anteriores. A esto añaden otro reproche: es una historia más pendiente del“sang i fetge” que de la voluntad por trascender.
Sin embargo: ¿acaso no es más estimulante la intriga frustrada? ¿Acaso no es preferible incitar a la mente antes que calmarla con razonamientos? ¿Serían igual de brillantes las películas El proyecto de la bruja de Blair y REC, o la novela El corazón de las tinieblas, sin sus enigmáticos desenlaces? Desde luego que no. A veces, cuando de terror y suspense se trata, la excelencia radica en no revelar, en usar la vieja estrategia narrativa de anticipación y cumplimiento de un modo distinto al normal, en apelar a la imaginación antes que a la explicación, en acabar una historia dejando puertas abiertas y al espectador pensativo, insatisfecho, curioso… La muchas veces juzgada novela de Bram Stoker responde a estas indicaciones.
Década tras década, surgen nuevos adeptos y detractores de una obra que es el baluarte del terror gótico, que ha marcado a escritores, cineastas y dramaturgos y que, a día de hoy, es la fértil matriz de donde salen multitud de expresiones culturales. Obras que van desde el remake y la continuación literaria hasta la más descabellada de las desviaciones respecto al texto original (como la de Chiquito). Así es la sombra de Drácula. Literatura influyente y expansiva. Prosa radioactiva. Una grandísima aportación al añejo universo de las leyendas vampíricas. La creación de un mito moderno sin igual. Tan atractivo como enigmático.

Venecia, el lugar perfecto para The Tourist. Por Francesc Marí

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Solo con hacer una rápida búsqueda en cualquier base de datos de cine, como IMDb, veremos que la capital de la Serenísima República ha sido escenario de más de quinientos títulos entre películas y series de televisión, sin embargo, sería pretencioso afirmar que en todos ellos muestra la ciudad de los canales en todo su esplendor.

El primero y el más claro ejemplo de este hecho es la serie de películas de la televisión Comisario Brunetti, basados en los libros de la escritora estadounidense afincada en Venecia, Donna Leon; y es que cuando lees alguno de sus libros puedes comprobar que si Brunetti es su personaje, ella le escribe a Venecia, y es algo que se ve perfectamente reflejado en la serie de televisión. Gracias a ella nos transportamos hasta la ciudad de los canales para tener una visión muy realista de la ciudad, alejada de los tópicos de los turistas y de las grandes producciones.

Algunas de estas grandes producciones de estilo hollywoodiense no son otras que las películas de la saga James Bond. Desde su segunda entrega, Desde Rusia con amor(From Russia with Love, 1963),007 ha utilizado Venecia como escenario hasta tres veces, en la primera ocasión no fue más que unos minutos. La escena inicial, justo después de los créditos, en los que un plano aéreo de la entrada al Gran Canal y a la torre de la Piazza de San Marco, se convierte en el contexto perfecto para dar inicio a la historia; para regresar al final de la película en una escena de apenas cinco minutos, en la que Bond y la chica de turno se despiden del espectador a bordo de una lancha que pasa por debajo del Puente de los Suspiros, a la vez que se adentra en la Laguna dejando atrás el Palazzo del Dux, San Marco, en un perfecto happy ending.


Bond volvería a Venecia en la piel de Roger Moore en Moonraker (1979), en la que dejando romanticismos a parte, tras dar un buen repaso a la arquitectura más típica de la ciudad, se dedicaría a destrozar un museo de cristal de Murano al pelearse con un luchador de kendo, rematándolo al arrojarlo por el cristal de la Piazza San Marco. Para después emprender una trepidante persecución a bordo de una góndola tuneada por Q, que incluso se convierte en un hovercraft.

La última vez que Bond pisó Venecia fue en 2006, cuando Daniel Craig se estrenó en el papel con Casino Royale.Dudo que vuelva porque si Roger Moore destrozó todo un museo, Craig se llevó por delante un edificio entero hundiéndolo en las aguas del Gran Canal. Pero antes de esto, Daniel Craig y Eva Green llegarán a la ciudad en velero, brindando una esplendorosa visión de la ciudad; pero tampoco se olvida de elementos tan esenciales para el aspecto de la ciudad como las góndolas, las verdulerías flotantes, San Marco y los turistas, turistas por todas partes. A pesar de que Venecia es una de las ciudades del amor, en Casino Royale se convierte en el escenario final del drama de James Bond.


Alejándonos de 007, otra de las producciones que utilizó Venecia como fondo para su historia fue el remake de The Italian Job, dirigida por F. Gary Gray en 2003. En la escena inicial de quince minutos, las cámaras recorren los habituales escenarios de la ciudad: Piazza San Marco, la iglesia de San Barnaba, los canales, el Gran Canal, la Punta Dogana, aprovechando cualquier elemento para una persecución con lanchas, como las barcas-verdulerías y los basureros.

Hasta ahora hemos mencionado películas que muestran levemente Venecia en apenas unos minutos. Existen otras en que la ciudad es generada completamente por ordenador. Una de ellas es La Liga de los Hombres Extraordinarios (The League of Extraordinary Gentlemen, 2003), en la que no se rodó ni una sola escena en la ciudad aunque una parte importante de la historia transcurra en sus calles y canales. En esta película veremos la Venecia de finales del siglo XIX, en la que un inmenso Nautilus pasa por los estrechos canales rozando el puente de Rialto justo en pleno carnaval. Una de las pegas de esta película, respecto a los que nos concierne, es que se desvirtúa el tamaño de la ciudad, dándole grandes calles y plazas porticadas para que dé cabida a todas las escenas de acción que sean necesarias.

Sin embargo, eso es algo completamente prescindible, como bien nos demuestra Steven Spielberg en Indiana Jones y la Última Cruzada (Indiana Jones and the Last Crusade, 1989), que utilizó los muelles de Tillbury, en Essex, para rodar la persecución entre Indiana Jones y la Hermandad de la Espada Cruciforme, sin necesidad de efectos digitales apelmazados. Sin embargo, aunque solo fuera durante un día, se rodó la llegada de Indiana a Venecia en el Gran Canal, y varias tomas mientras los actores paseaban por una de sus calles, sin olvidar la pieza esencial de la trama de la película: la iglesia de San Barnaba, que se convierte en una biblioteca que da acceso a las catacumbas de Venecia, en las que, además de ratas, también podemos encontrar… ¡petróleo!


Pero de esta película nos quedamos con algo que dice su protagonista, justo cuando su co-protagonista le esta dando un beso. No puede evitar decir:

«¡Me encanta Venecia!»


Para seguir adelante y llegar a la película que nos interesa, debemos quedarnos con esta idea tan bien expresada por Indy. Venecia tiene algo especial que la hace diferente a otras muchas ciudades, y para ello debemos recordar una pequeña conversación, que tiene lugar hacia el final de la película de The Tourist, entre el personaje de Paul Bettany y el de Rufus Sewell:


«—A ver si lo entiendo, porque estoy… Estoy un poco confuso. Usted recibió dinero de un hombre al que no había visto nunca y que le envió mensajes de texto diciéndole que se presentara en un sitio cualquiera.
—Bueno… No un sitio cualquiera.»


Y es que Venecia es eso, no es un sitio cualquiera… ¡Por Dios! Si en lugar de calles tiene canales, no puede ser un sitio cualquiera. En The Tourist descubrimos esta Venecia tan especial. Hasta ahora hemos hablado de películas que utilizan Venecia como escenario, aunque podrían tener lugar en cualquier otro sitio. Sin embargo, The Tourist convierte Venecia en su único escenario posible. A pesar de que la acción nace en París—que también retrata de forma bastante interesante, mostrando la ciudad de la jet-set—, la mayor parte de la película transcurre en la ciudad de los canales. Pero, esta sensación de viaje no solo tiene lugar cuando la historia llega a Venecia. Ya desde un principio, tras una breve estancia en París, tomaremos un Eurostar que nos llevará directamente a Venecia a través de la campiña francesa, convirtiendo un mero viaje en tren en todo un placer.

The Tourist llega a Venecia de un modo poco habitual hasta entonces, en tren por la estación de Santa Lucía, una de las puertas del lugar mágico que es la ciudad, a la vez que nos muestra en un plano aéreo el escenario que les espera a nuestros protagonistas. Pero en seguida montaremos en una de las clásicas lanchas con acabados de madera que circulan por los canales a modo de taxi, hasta llegar al hotel. Y no un hotel cualquiera, sino uno de los mejores de la ciudad: el Danieli, que si bien tiene unas grandes vistas del Gran Canal y la Laguna, es físicamente imposible que pueda ver desde sus ventanas el puente de Rialto, ya que se encuentra al otro extremo de la ciudad… Pero bueno, se le perdona a la película, por el bien del clímax, ya que esa toma es la carta de presentación perfecta para Frank (Johnny Depp), nuestro turista, que descubre Venecia en la mejor de sus caras. Y, como colofón, qué mejor manera de terminar el primer día que cenando en una terraza de un restaurante mientras las luces se reflejan en las aguas del Gran Canal.


Llegados a este punto de la película, la verdad sea dicha, no hemos podido descubrir demasiado de los reclamos turísticos de la ciudad, pero sí de su esencia. Ese punto medio entre el romanticismo y la melancolía.

Será a partir de la mañana siguiente cuando a Frank le toque hacer el turista, aunque sea corriendo por los tejados, con lo que tendrá una visión magnífica de los canales y de la típica arquitectura veneciana, antes de ser detenido por la policía.

Como no podía ser de otro modo, cuando no nos damos cuenta tras los actores aparecen lugares de la ciudad, desde la Piazza San Marco y el Palazzo del Dux, hasta los estrechos callejones, en los que apenas cabe la cámara, pasando por todo el repertorio de lugares habituales, ya que si bien la ciudad es muy habitual en el cine, tiene un grave problema para el rodaje, el espacio. Debido al espacio necesario para todo el equipo de rodaje, son muchos los lugares de Venecia que repiten en diversas películas, ya que, como aquellos que han estado allí ya sabrán, la mayoría de calles y canales son más bien estrechos y casi impracticables a pie. Los que sí disponen de espacio, como San Marco, San Barnaba, el Gran Canal o el Mercado de Rialto son usados hasta el infinito.

Dejando de lado un poco la ciudad que nos muestra The Tourist, un elemento que está brillantemente buscado es la caracterización de Frank Tupelo como el típico y tópico turista americano. Para empezar, a pesar de estar en Italia, no hace más que hablar en portugués constantemente, metiendo en el mismo saco a todos los países del sur de Europa; a la vez que cuando pide ayuda porque lo están persiguiendo, los trabajadores del hotel se lo toman a pitorreo por se americano, ya que siempre están exagerando.

Para terminar, y volviendo a lo que nos interesa, a pesar de que The Tourist está repleta de acción e intriga, a través de esta película descubrimos la Venecia más romántica, en la que todo puede ocurrir y en la que cualquier historia de amor, por muy extraña que sea, puede tener su final feliz.

Las Calles de la Ciudad (City Streets, 1931). Por Carles Martinez

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Portada

Como ahora… Por muy precaria que fuera la situación de la sociedad norteamericana durante los años 30, por muy fuerte que golpease la depresión económica, por muy necesario que fuese el entretenimiento balsámico y despreocupado de cineastas como Busby Berkeley para desconectar a la clase media de su dura rutina; Hollywood también encontró la forma de lucrarse fabricando desgracias para la platea. William A. Wellman Howard Hawks nos brindaron titulazos en lo que a tragedias de mafia se refiere. Hoy nos centraremos en otro más bien optimista y mal titulado Las calles de la ciudad (City Streets, 1931), la única película gangsteril de un director entregado al drama como Rouben Mamoulian. Y lo haremos para reivindicarla. Porque si algo jode al cinéfilo es encontrar un diamante en bruto en trayectorias que podrían haber dado mucho más de sí y en películas nubladas por las obras maestras del mismo género y década.
En el film que nos ocupa hay convenciones, moralismo, personajes maniqueos, el topiquísimo happy ending… pero la carga lírica de sus imágenes y su incipiente visión antropológica –no sabemos si consciente o inconsciente por parte de sus creadores– es más que suficiente para defenderla como peliculón.
En tiempos de la Ley Seca, Nan, una joven enamorada de Gary Cooper, lo convence para que se una al negocio de su padrastro, en el que ella también trabaja, sin saber que se trata de una banda criminal que trafica con cerveza. Todo se complicará cuando Cooper entre en la banda y el líder quede prendado de su chica.
Secuencia marina

Una de las secuencias iniciales de este film tiene lugar en una playa donde Cooper y su love interest (Sylvia Sidney) se ríen y discuten a orillas del mar. Es realmente interesante leer dicha secuencia desde la óptica antropológica trazada por Gilbert Durand en su obra sobre el –¿tópico?– simbolismo visual con el que siempre han trabajado los directores del Hollywood clásico. Ese simbolismo –con el que yo no simpatizo demasiado– vincula siempre a la mujer con lo sentimental, nocturno, acuático, lunar y estático, mientras que el hombre se tiende a relacionar con lo estoico, guerrero, solar, móvil e incluso acrobático. Algo hay de esta catalogación en la secuencia de la playa. No me parece arbitrario que el mar aparezca como fondo borroso de un plano general, con la pareja protagonista en primer término, o a través de un plano-detalle de aguas espumosas intercalado entre sonrisas y besos. Es aquí y sólo aquí donde Mamoulian parece estar jugando al simbolismo durandiano. Eso sí, en modo amateur. Con una profundidad apenas esbozada. Si lo que buscamos es algo más desarrollado, tenemos que ir a por la connotación antropológica que impregna, sobre todo en su tramo final, un film que bien merece un paréntesis: Sólo los ángeles tienen alas (Only Angels Have Wings, 1939), de Howard Hawks.
Si en Mamoulian hallábamos una sola secuencia, una muestra incipiente de la clasificación de Durand, en la pieza de Hawks estalla en pantalla de principio a fin. El director de Hatari! (1962) narra aquí una complicada historia de amor entre un aviador heroico y aparentemente insensible, interpretado por Cary Grant, que vive en un entorno eminentemente masculino; y una chica con la cara de Jean Arthur y los arrestos necesarios para ponerse a su nivel, que demostrará una asombrosa capacidad de adaptación en ese pequeño mundo de camaradería y testosterona. Los minutos finales, sin duda, son los más importantes. Cary Grant insinuará sus sentimientos hacia Jean Arthur, nunca hacia fuera, nunca exteriorizándolos, sino mediante el signo sutil. “Vamos a echarlo a suerte: cruz te vas, cara te quedas” –le dice Grant a la chica, entregándole una moneda trucada que tiene la misma cara por ambos lados. Acto seguido, emprende rápidamente otra misión en avioneta, como si nada dramático hubiera ocurrido antes, mientras Arthur se queda en casa, despidiéndose de él enamorada y feliz de que hayan acabado juntos. Quizá este ejemplo es el que mejor y de forma más evidente ha absorbido lo detallado en la catalogación durandiana. Una catalogación, dicho sea de paso, que tiene su origen en la antropología, pero que no caduca en ella. Se remonta a la escritura china tradicional (Fig. 1) [2]. Ni más ni menos.

(Fig. 1)
El hombre es el campo que labra. La mujer, la casa donde cocina. Suena rígido. Retrógrado. Lo es y mucho. Pero viene al caso… Lo masculino –observamos a la luz de esta distinción– se representaba directamente con símbolos de la profesión que ejerce, de lo que es capaz de hacer para sobrevivir, mientras que la mujer –afirma Martinez Robles en el libro del que se ha extraído este esquema– ocupa una posición más sedentaria “probablemente vinculada al hogar”. Opiniones contemporáneas aparte, este cuadro nos sirve para reforzar el dinamismo y estatismo que presentan los personajes de Hawks y Mamoulian en sus espléndidas películas. Creo que este cuadro, sin duda, es el arquetipo al que remiten, la base de hormigón que sostiene toda lectura antropológica que podamos encontrar en el cine de Hollywood.
Y pasemos ya a lo exclusivamente cinematográfico que habita en Las calles de la ciudad. Como el hecho de que el personaje de Gary Cooper sea excesivamente diestro con el manejo de las armas de fuego, un “motiv” que no presenta por primera ni última vez. En El Sargento York (Sergeant York, 1941), de Howard Hawks, manifestará habilidad parecida y de forma más ingeniosa: en clave épica y humorística. Recordemos, pues, aquella famosa secuencia de tiro al pavo que se repite a modo de gag negro al final de la película, cuando Cooper elimina a dos soldados alemanes mediante el mismo procedimiento.
Escena sombrero
Curiosidades y antropología a un lado, nos queda comentar la cuestión musical, otro aspecto que salta a la vista, pues esta película carece de banda sonora,  más allá de los créditos del inicio y del final y de la habitual melodía tronante que los acompañaba siempre en las películas de la etapa clásica y que tan dañina resulta para el cinéfilo que engulle cintas con auriculares desde casa y se olvida de bajar el volumen antes de reproducirlas. Esta ausencia musical durante la trama significa, evidentemente, una virtud. Momentos como la muerte elíptica del inicio, sólo evidenciada a partir de un sombrero flotando en silencio sobre cerveza, o el beso a orillas del mar, no machacado con notas de melodía romántica, convierten esta obra en una brillante excepción que emparenta a Mamoulian con el mejor Hitchcock.
En cambio, sí encontramos énfasis –y mucho– en su gramática. Así lo vemos en el primer plano de ruedas de camión y tanques de cerveza muy cercanos a la lente de la cámara, o el plano de una mano, la del inocente Cooper, cogiendo la pistola que le ofrece Pop Cooley, su malvado contratante (Guy Kibbee), para empezar a trabajar en su banda y así ganar dinero para sacar a su chica de la cárcel, encerrada allí por un crimen que cometió Pop. Con esto, creo que la explicitud gestual de este momento enfático adquiere una dimensión mefistofélica que reafirman la visión unidireccional del film y, en general, de todo el Hollywood clásico sobre un aspecto en concreto: lo fraudulento y materialista nunca fue presentado de un modo tan negativo y maniqueo como en aquellas décadas. Y hablando de Guy Kibbee… Ese actor ya maduro, con su risa tonta, mirada pícara y lengua viperina, nos brinda la mejor interpretación de una película donde adquiere un aura diabólica gracias a la secuencia callejera en la que su sombra siguiendo al compañero que está a punto de asesinar nos sirve, además de anticipación de lo que va a ocurrir, de clara reminiscencia a los recursos expresionistas de maestros de la etapa muda alemana como F. W. Murnau y Robert Wiene.
Secuencia Kibee gatos
No menos brillante es otra secuencia -expuesta aquí arriba- de diálogos en off entre una chica que también forma parte de la banda (Wynne Gibson) y el citado Guy Kibbee. Escuchamos sus voces, pero: ¿os podéis creer quienes protagonizan el plano-contraplano mientras fluye la conversación? Dos estatuas felinas de cerámica… El punto más álgido de esta extraña secuencia viene cuando Kibbee le pregunta a Gibson si le importaría que su marido, al que odia, no viviera demasiado. La respuesta es un silencio. Mamoulian escoge la enigmática y esotérica figura gatuna para simbolizar algo tan cruel como el deseo de muerte de una esposa. El montaje resulta chocante. Pero es innegable que se trata de un uso temprano y tremendamente innovador del lenguaje cinematográfico.
Mamoulian, que cometió el error de no realizar más thrillers en su vida, rechaza las formas estridentes del cine sonoro –recién nacido por aquel entonces– para entrar en los anales de la historia con un ejercicio de hibridación que absorbe lo justo y necesario del cine hablado y que, sembrando recursos formales sumamente heterogéneos dentro de una narración convencional, se resiste a sacrificar una de las cosas más preciadas para este crítico: la poética visual de la que el cine es capaz desde que balbucea.

Escenas de acción en Spectre

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"The Tradition for Bond is always real stunts, real action, real explosions..."
 Sam Mendes

"It's going to be a real rollercoaster ride."
Chris Corbould (supervisor de efectos especiales) 


100 películas al ritmo de "Uptown Funk"

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What's the Mashup ha realizado un curioso y brillante vídeo en el que combina escenas de baile de cien películas con el mega-hit "Uptown Funk", de Mark Ronson y Bruno Mars . El resultado ha sido espléndido.


Trailer final de Spectre

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Oberhauser: 
Look around you, James...
Everything you believed in, a ruin.
Why did you come? 

Bond:
I came here to kill you.

Oberhauser:
And I thought you came here to die.

Bond:
Well, it's all a matter of perspective.




Unas vacaciones en Roma. Por Francesc Marí

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Alejándonos de las numerosas películas de romanos, llamadas péplum, en que las ruinas o las reproducciones de estas se llenaban de extras para realizar grandes batallas o grandes paradas militares, nos desplazaremos a otro género en que Roma se convierte en algo más que un escenario, en un personaje estático, que sin él la magia transmitida a través de los fotogramas no sería posible.

Fotograma inicial del film con el título de éste.

En 1953, William Wyler realizó la que es tal vez la primera comedia romántica de la historia, la que marco los pasos y los ritmos que se han repetido en todas las posteriores. En ella una joven princesa europea, Anna (Audrey Hepburn), harta de ir de capital en capital sin ver la ciudad sino tan solo los salones de las recepciones, decide escaparse de sus criados y vigilantes, viéndose completamente libre en mitad de Roma. En su camino se cruza Joe Bradley (Gregory Peck), un periodista oportunista que reconoce a la princesa, pero en lugar de llevarla de nuevo a la embajada o avasallarla a preguntas, junto con un amigo fotógrafo, decide hacer su sueño realidad, pasearse por la ciudad como una turista más.

Este film fue un golpe de efecto en todos los sentidos. Pocos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de producciones eran deprimentes alegorías de la posguerra, todas con un marcado contenido crítico con la situación que vivía el mundo, y sobretodo Europa, después de la guerra, pero Wyler quiso ver el lado bueno de la Europa de la posguerra y no dudó ni un instante en rodar íntegramente todo el film en Roma, nada de escenarios ni de fondos falsos. ¿El por qué? Quería que la ciudad fuera el tercer protagonista. El film fue todo un boom ya que junto al respetado Gregory Peck, se estrenó en un papel protagonista la joven belga Audrey Hepburn, que triunfó de tal forma que tardó poco en llegar al estrellato.

Wyler, como ya hemos dicho, quería que la ciudad fuera el tercer protagonista del film, por lo tanto no quería rodar en escenarios de cartón piedra que todo el mundo vería que eran falsos, sino todo lo contrario, quería vivir el rodaje a pie de calle, que los protagonista se mezclaran con la ciudad y se divirtieran en ella, ya que ¿qué mejor forma de representar la ciudad del Tíber, que con sus propias paredes?

Vacaciones en Roma

El título –tanto el original, como la traducción- lo dice todo, Vacaciones en Roma. Una joven que nunca ha disfrutado de unas vacaciones de repente se encuentra en medio de una ciudad desconocida con un guía gratis, que la lleva por los lugares más típicos y turísticos, para que disfrute de la bellezza romana.

Cuanta gente, después de ver el film, no ha soñado con recorrer las calles adoquinadas montado en una Vespa y disfrutar de todos los monumentos y lugares que nos ofrece la capital italiana.

Gregory Peck y Audrey Hepburn en la clásica Vespa de Piaggio.

Después de pelearse con su criada por no poder salir a la calle y de tomarse unos somníferos para tranquilizarse, la joven Anna, decide escaparse de la embajada de su país para recorrer las calles de la “ciudad eterna”, pero debido al medicamento su viaje es corto y acaba durmiéndose en los bancos que rodean el Foro Romano, una escena de noche en que los restos de las edificaciones, con las pocas columnas restantes en pie ofrecen un extraordinario escenario para el primer, y cómico, encuentro de la pareja protagonista. Es entonces cuando el periodista desafortunado en el juego se cruza con ella, y como no consigue sonsacarle donde vive, se la lleva a su casa.

La residencia del periodista, un modesto apartamento con una sola habitación en via Margutta, 51, muy cercana a la Piazza di Spagna, donde aún hoy se puede disfrutar de un clásico patio interno a la italiana.

La residencia de Joe Bradley en Via Margutta 51. Fuente: conociendoitalia.com

Pero el giro turístico no termina aquí, ya que es a partir de que la joven Hepburn se despierta cuando empieza el auténtico viaje. Al despedirse del periodista, va a la Fontana di Trevi, considerada una de las fuentes monumentales más hermosa del mundo, donde mientras ella se corta los cabellos y se viste para pasar desapercibida entre las jóvenes italianas, Gregory Peck intenta conseguir las primeras fotos de la princesa con una cámara robada de una niña. Lo curioso de la escena es que las dos niñas, la de la cámara fotográfica y la que avisa a la profesora, son las hijas del director.

Al ver que no consigue fotografías por su cuenta, Joe Bradley, fuerza un reencuentro con Anna, y se ofrece como guía para que visite la ciudad, así su amigo y compañero fotógrafo, Irving Radovich, consigue las cotizadas imágenes de la escapada de la princesa. Qué mejor lugar que en las escalinatas de la Piazza di Spagna donde tomando un helado ambos empiezan a crear un vínculo afectivo, que crece a medida que avanza el film, convirtiendo los intereses del periodista –un tanto cara dura- en algo más que se percibe pero no va más allá.

La famosa escalinata de la Piazza di Spagna.

El Caffé Rocca–local que ya no existe en la actualidad- sirve de lugar en que los tres protagonistas se reúnen para tomar un aperitivo y así proseguir con la acelerada ruta por Roma. Ésta no puede ofrecer mejor fondo para que suceda que la columnata del Panteón, antiguo templo romano que observan mientras toman café y champán, en el caso de ella.

Como sucede en todos los viajes a la “ciudad eterna”, no puede faltar un breve paseo por los monumentos históricos levantados siglos atrás, y qué mejor que el símbolo turístico internacional de Roma, el Coliseo, para que Anna descubra los secretos de la Antigua Roma.

Pero el gran momento del film, el que todo el mundo recuerda, es en el que ambos personajes van a la Bocca della Verità, cuando una desconfiada Audrey Hepburn observa atemorizada la mano de Gregory Peck mientras éste la introduce en la boca de la inmensa roca, dando lugar a uno de los sustos más famosos del séptimo arte. Lo curioso es saber que esta piedra es una tapa de alcantarilla que se quedó en la entrada de la iglesia de Santa Maria in Cosmedin, hasta que se hizo popular entre los viajeros, pero fue después del film de Wyler que ésta volvió a incluirse en las rutas turísticas. Además la mítica escena es en realidad una broma real que le hizo Peck a su joven compañera de reparto, pero la reacción de Hepburn gustó tanto al director que éste no dudó en incluirla.



Este día de vacaciones termina en un embarcadero utilizado como discoteca en una de las orillas del Tíber justo debajo del puente que lleva al Castel Sant’Angelo, velada que termina en una pelea digna de las mejores películas de acción. Hoy en día el embarcadero en cuestión ya no existe, pero en la misma orilla y en la contraria hay varios lugares parecidos donde se puede vivir una hermosa puesta de sol con el castillo a las espaldas.

La entrañable pareja, acompañada por el fotógrafo, después de conocer toda la verdad se despide de forma muy tierna en el Palazzo Colonna, cerca de la Fontana di Trevi, lugar donde la princesa Anna da una rueda de prensa para esclarecer los hechos de su misteriosa enfermedad, y despedirse de sus compañeros de viaje, mientras estos le ofrecen un hermoso recuerdo del maravilloso día de vacaciones que ha vivido en Roma.

Roma, actor de fondo
Después de ver el hermoso recorrido que hacen nuestros protagonistas por la ciudad eterna, muy recomendable para todos aquellos que viajen a la capital italiana, vamos a completar lo que podríamos llamar la “filmografía principal” de Roma.

Como hemos podido comprobar, a pesar de estar en blanco y negro, Vacaciones en Roma nos transmite una ciudad viva, con mucho color, con vida, alegre, y feliz a pesar de los duros momentos que está viviendo. Pero tan solo cinco años antes la ciudad se había vestido del deprimente gris de posguerra para presenciar como Antonio busca una bicicleta robada, sin la que su trabajo y su vida no pueden seguir adelante, en El ladrón de bicicletas (Ladri de Biciclette, 1948). Este film de Vittorio De Sica nos muestra la cara más amarga de la Roma de posguerra, en la que un objeto tan intrascendente como una bicicleta se vuelve la forma de vida de un hombre y su familia. Una obra culmen del neorrealismo italiano, que se aleja de la vitalidad de la obra de Wyler, haciéndonos ver que no todas las ciudades idílicas tienen en ellas historias felices. Además, este film, a pesar de ser un paseo por Roma, no transcurre en los lugares turísticos, sino no todo lo contrario, recorre las calles del Trastevere, lugar donde la pobreza y la marginación aún hoy existen.

Recientemente Roma ha vuelto a aparecer ante los ojos del espectador con el estreno de Ángeles y Demonios (Angels & Demons, 2009), film basado en la novel homónima de Dan Brown, en la que Tom Hanks, en la piel del Dr. Robert Langdon recorre las calles de la ciudad en busca de innumerables pistas sobre un enigma milenario. Curiosamente estas pistas y enigmas se hallan en los monumentos e iglesias más turísticas de la capital romana, desde el Vaticano, a la Piazza Navona, o el Panteón. Una vez más, Roma se convierte en la musa de algún director, ya que mientras narra la historia no duda en mostrar las facetas más hermosas de la ciudad, desde sus monumentos a la forma de vida que se lleva en ella.

Pero aquí no se detienen las películas que han tenido Roma como escenario. Desde una de las obras maestras de Federico Fellini, La Dolce Vita (1960), hasta El furor del dragón (1972) de Bruce Lee, muchas películas han recorrido todas las calles y rincones de la ciudad.

Bruce Lee se enfrenta a Chuck Norris en el Coliseo, fotograma de El furor del dragón (Bruce Lee, 1972).


Conclusión

Está claro que Vacaciones en Roma se ha convertido en un film de referencia, tanto como guión para mostrar la capital italiana a través del séptimo arte, de una forma hermosa y realista a la vez, como película en sí, ya que muchas de las escenas, desde el clásico susto de Audrey Hepburn en la Bocca della Verità hasta la pelea en las orillas del Tíber, han pasado a la historia del cine. Además en su momento supuso todo un descubrimiento, tanto por el talento de la joven actriz belga, como por la reformulación de las comedias y films en general de carácter romántico. Por primera vez en una cinta de género, el film da un giro de guión inesperado, sorprendiendo hasta al espectador más experto.

Roma al igual que París y otras capitales europeas, incluso mundiales, es un escenario excelente para rodar un sinfín de historias, comedias, romances, intrigas, dramas, etcétera, etcétera. Sus calles, que no han cambiado casi nada desde hace décadas, ofrecen un fondo sin parangón para que los personajes vivan las más impresionantes historias, y para que los cinéfilos viajen a esta bella ciudad intentando encontrar a Anita Ekberg paseando dentro de la Fontana di Trevi, a los protagonistas de Roman Holiday montados en una Vespa, o a Tom Hanks descifrando enigmas por toda la ciudad. Pero lo que no saben es que en ella cada uno puede escribir su propia aventura.

Escrito por Francesc Marí paraFILMHISTORIAOnline.

Los Coen vuelven con Hail, Caesar!

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Regresar a la edad de oro de Hollywood ahondando en lo que ha venido a llamarse "el cine dentro del cine" o el "metacine" siempre supone una gran oportunidad de disfrute para los cinéfilos. Si además resulta que la propuesta es una comedia de los hermanos Coen, ambientada en la industria del cine de los 50, la oferta se convierte en irrechazable.

Joel Coen y Josh Brolin durante el rodaje.

La película nos sumerge en la nueva producción de Capitol Pictures:Hail, Caesar! Se trata de una película épica de gran presupuesto que va a contar con Baird Whitlock, una de las mayores estrellas del momento, asumiendo el papel protagonista. El glorioso technicolor convertirá esta cinta en un gran éxito para el estudio. Pero todo se rompe cuando Whitlock es secuestrado por un misterioso grupo autodenominado "The Future". Los perpetradores piden 100.000 dólares al estudio para dejarle libre. 

El máximo responsable de Capitol es Eddie Mannix, un hombre que está considerado como el mejor "fontanero" de Hollywood. Ha demostrado ser capaz de solucionar todos los problemas de las estrellas sin que la prensa llegue a enterarse. Mannix es el único personaje real de esta ficción que incorpora un laureado reparto formado por Josh Brolin, George Clooney, Scarlett Johansson, Tilda Swinton, Ralph Fiennes, Channing Tatum, Alden Ehrenreich, Frances McDormand, Jonah Hill, Christopher Lambert y Clancy Brown, entre otros.

Joel & Ethan Coen han vuelto a contar con Roger Deakins en la fotografía, Carter Burwell en la música, y Mary Zophres en el vestuario. Comparten la producción con Tim Bevan y Eric Fellner de Working Title Films.Universal Pictures distribuye la película que llegará a las pantallas en febrero de 2016.


Spielberg on Spielberg: Atrápame si Puedes (Catch Me If You Can, 2002)

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"Cuando conocí al verdadero Frank Abagnale vi la fuerza de su personalidad. Al segundo de conocerlo me dije, puede embaucar a quien quiera. Pero me recordaba un poco, de una forma extraña, a Oskar Schindler por su dominio para engañar, para hacer que la gente creyera que sus intereses eran los mismos que los suyos, cuando en realidad, él tenía unos intereses completamente diferentes." 

Frank William Abagnale Jr. era solo un adolescente cuando decidió escapar de un hogar familiar roto e inició una carrera delictiva asumiendo identidades, falsificando cheques, y haciéndose un virtuoso del engaño y la impostura. El montante final de sus fechorías le reportó más de tres millones de dólares. Sus andanzas trajeron de cabeza a la división de delitos económicos del FBI entre 1964 y 1969. Cuando finalmente fue detenido en Francia, cumplió casi cinco años de condena repartidos en prisiones de varios países. A su salida, le fue ofrecida una plaza como asesor en el FBI para que pusiera en liza su extraordinaria pericia a la hora de detectar el modus operandi de otros falsificadores. Esta remarcable historia escondía más de lo que puede verse en la superficie. Abagnale era un chaval que se había forjado en unos estrictos valores familiares y que no soportó que todo ello se fuera al traste. Inició las estafas como forma de supervivencia y nunca hizo daño a gente vulnerable. Tenía una capacidad innata para camelarse a quien fuera y logró salirse con la suya en sus pequeñas incursiones como médico, abogado y, más específicamente, en su papel de piloto ayudante en vuelos comerciales de la legendaria PanAm. Su pericia para la manipulación le permitió salir airoso de todo ello sin atender nunca directamente a ningún paciente y colocándose siempre "en situación" dentro de las cabinas de mando en los aviones. A pesar de su juventud, aparentaba más edad y eso le permitió ser creíble en una época de gran inocencia. Frank era una buena persona que tomó el camino equivocado pero su facilidad para el camuflaje social le convirtió en uno de los casos más extravagantes e interesantes de la historia delictiva reciente.


Convertido ya en un importante consultor privado de seguridad, Abagnale quiso hacer constar sus experiencias en un libro autobiográfico que escribió junto a Stan Redding y que fue publicado en 1980. Una historia como ésta era material cinematográfico de primer nivel así que los derechos de adaptación fueron inmediatamente vendidos. Sin embargo, nadie pareció ir en serio hasta 1997 cuando el productor Barry Kemp compró el material y lo llevó a la recientemente creada DreamWorks, contratando a Jeff Nathanson para que se hiciese cargo del guión. Walter Parkes y su esposa, Laurie MacDonald, eran los jefes de producción en DreamWorks y soñaban con que Steven Spielberg se hiciese cargo de la película pero su apretada agenda lo hacía imposible así que empezaron a sonar otros nombres para llevar adelante el proyecto. El primero de ellos fue David Fincher quien finalmente abandonó al decantarse por La Habitación del Pánico (Panic Room, 2000). Más o menos, en esas mismas fechas, Leonardo DiCaprio estaba leyendo el libro de Abagnale. Mientras rodaba Gangs of New York (2001) le llegó el guión de Jeff Nathanson y decidió protagonizar la película. En ese momento, no podía imaginarse que Spielberg pudiera estar interesado en dirigirla y así fue como habló con Gore Verbinski para el puesto. No obstante, Verbinski se decantó por otros proyectos al alargarse el rodaje de Gangs y fue entonces cuando entró el sueco Lasse Hallstrom, quien había trabajado con DiCaprio en ¿A Quién Ama Gilbert Grape? (What's Eating Gilbert Grape, 1993). Sin embargo, en julio de 2001 dejó el proyecto. Spielberg había leído el guión de Nathanson meses atrás y decidió convertirse en productor de la película mientras rodaba Minority Report. Tras la marcha de Hallstrom, consideró la opción de Milos Forman y Cameron Crowe para la silla de director aunque en última instancia:
"Acababa de rodar Minority y estaba sumido en la oscuridad después de haber dirigido dos películas de ciencia ficción bastante sombrías de forma seguida. Me pareció que Catch Me if You Can era un soplo de aire fresco y significaría para mí un cambio radical, cosa que ya hice antes con Jurassic Park y Schindler's List. Me gusta hacer este tipo de cambios, en un sentido u otro. Así que decidí pasar de la oscuridad de Minority a la luz de Catch. Estaba ante una oportunidad de cogerme unas vacaciones creativas y pasarlo en grande dirigiendo a un actor joven como Leo a quien llevaba años siguiendo y admirando."
Di Caprio, por su parte, había iniciado una nueva etapa en su carrera caracterizada por un mayor trabajo en la  preparación de los personajes. El reto que le suponía interpretar al hombre más joven jamás perseguido por el FBI requería conocer directamente al propio Frank Abagnale. En las conversaciones con su alter-ego real, DiCaprio le preguntó cómo se sentía cuando delinquía. El actor le seguía por todas partes con una grabadora y registraba todas las conversaciones en un intento de radiografiar las diferentes aristas del personaje. La conclusión a la que llegó es que Abagnale era un auténtico encantador de serpientes. Seducía de forma inconsciente haciendo uso de un poderoso carisma que le confería seguridad y credibilidad ante los ojos de los otros. Él se divertía con sus estafas y aprovechaba las oportunidades para conocer mujeres y vivir cómodamente. Siempre supo que todo ello se acabaría pero sus andanzas le alentaban y no hallaba la forma de parar. DiCaprio se propuso trasladar todo ello a la pantalla e incluso incorporó la sutileza a la hora de cambiar el acento para parecer más fiable o para aparentar un nivel más alto en la escala social.
"Leo tenía unos ojos tan pillos e inteligentes, tenía un fantástico estilo de presentación. Frank se salía siempre con la suya gracias en un 80% a la forma de presentarse y solo en un 20% a la imaginación. Todo es la forma de presentarse." 


Con un actor protagonista tan hipermotivado, Spielberg montó una producción en la que iba a disfrutar de forma constante. Situarse en el marco temporal de los años sesenta le interesaba especialmente porque también suponía regresar a la época apasionante en la que realizó sus primeros pasos como director. Necesitaba un diseño de producción que recuperara lo mejor de la estética sesentera en un marco glamuroso y brillante que reflejaría un periodo de inocencia entre las clases altas de la sociedad norteamericana. Todo ello se lo brindó el espléndido trabajo de Jeannine Oppewall (responsable de títulos como L.A. Confidential y Pleasantville) creando escenarios y entornos que, al ser analizados con detenimiento, vemos que han sido la inspiración para el diseño de producción en proyectos televisivos como Mad Men o Pan Am. Todas las películas posteriores cuyo marco de acción se desarrolla en ambientes parecidos, son deudoras de esa nueva frontera que Oppewall fue capaz de abrir en Catch Me If You Can.

En cuanto al vestuario, Spielberg quería trabajar desde hacía tiempo con Mary Zophres. Finalmente, la habitual colaboradora de los hermanos Coen estuvo disponible y su extraordinario nivel de excelencia quedó sublimado con un diseño de vestuario que, en el caso de Abagnale, progresa en paralelo a la evolución del personaje. En cuanto a la dirección de fotografía, Spielberg y Janusz Kaminski cambiaron la oscuridad de A.I. y Minority Report por una imagen basada en los colores primarios. La fotografía debía enaltecer la imagen del glamour sesentero y la vistosidad del vestuario. Se trataba de una película muy basada en la estética: peinados, maquillaje, ropa, y estilo en general.



El estilo visual correspondería a todo ello y siempre trataría de divertirse con el espectador. No buscaría ponerse demasiado serio para poder crear un mundo que fuera algo idealista. La luz refleja eso y facilita el colorismo. Aunque la película tiene un argumento de fondo muy serio está salpicada con notas de humor y escenas raras y cómicas. Ese era el tono de tragicomedia que destilaba el guión de Jeff Nathanson y el director quería trasladarlo de forma íntegra a la pantalla.
"Janusz y yo mantenemos una excelente relación profesional. Doy gracias también por contar con Michael Kahn, que ha montado todas mis películas excepto tres, y John Williams, que ha compuesto la música en casi todos mis proyectos. Y ahora Janusz que, con Catch Me If You Can, ha terminado su séptima película conmigo. Pero más allá de la relación laboral lo que más me conmueve es que tenemos una profunda amistad personal y eso ha contribuido a entendernos mejor en cada cosa que hacemos. Yo sitúo la cámara, elijo el objetivo y bloqueo las escenas con la cámara. Pero Janusz pinta cada toma según el guión y el momento. Las escenas le están afectando, así que es muy consciente de la historia. Y con Catch, que es un postre muy optimista, no queríamos irnos con un toque de penumbra bajo y oscuro. Por contra, es muy brillante y colorista, con mucha luz en los rostros y en los ojos directamente. Para Janusz y para mí supone un gran cambio respecto a lo realizado antes."

La película se organizó con un plan de rodaje muy intenso. Se filmó en sólo 52 días repartidos entre el 7 de febrero y el 12 de mayo de 2002. En este calendario tan intenso llegaron a utilizarse 147 localizaciones del área de Los Angeles, New York, New Jersey, Quebec City y Montréal.Spielberg siempre ha destacado por la rapidez en sus rodajes pero, en este caso, subió un peldaño más al lograr que su equipo fuera capaz de cambiar de localización hasta tres veces en un mismo día. Pero los compromisos de Leo DiCaprio restringían el horizonte de filmación y, debido a ello, el director reconoció que nunca había trabajado tan rápido en toda su vida. Sin embargo, esa velocidad era necesaria para una película caracterizada por acontecimientos muy rápidos que impregnan constantemente la película. El guión está compuesto por la unión de pequeñas escenas que requerían muchos cambios de ubicación. Se trataba de un libreto muy dinámico y la energía que se generaba en el set de rodaje, por el esfuerzo físico y logístico que era necesario al pasar de un lugar a otro, era justamente lo que interesaba para dotar del ritmo necesario al film. Leonardo DiCaprio hablaba así del ritmo de rodaje:
"Es la película más rápida en la que he trabajado. Estuve con la gripe durante parte del rodaje porque no tenía tiempo para recargar pilas. Estábamos siempre moviéndonos. Era como una compañía de teatro. Íbamos haciendo cosas a diario y de viaje a un nuevo lugar. Este ritmo frenético dio a la película mucha vida y energía."

Spielberg añade:
"Al movernos con rapidez, captamos el espíritu de la película. La cinta se desarrolla a toda velocidad. Esa energía llegó a los actores, a la narración, al modo de moverse de la cámara. Parece que la película está rodada a cámara rápida. En muchos momentos, recordé mis inicios en la televisión, cuando todo iba muy rápido porque teníamos calendarios extremadamente ajustados."
"Alguien puede pensar que la velocidad podía alterar la labor creativa. Pero eso no podía ocurrir porque disponíamos de un gran equipo que realizaba un gran trabajo logístico mientras yo podía centrarme en los actores y sacar lo mejor de ellos. Leo tenía el mayor tiempo en pantalla y comprobé que es muy inventivo y creativo, incluso más que yo. Le encanta ver las tomas repetidas y a veces pedía hacer una más. Y era entonces cuando se soltaba más aún y ofrecía unos registros impresionantes. La mayor parte de esas tomas extras están en la película."

El agente del FBI que persiguió y finalmente detuvo a Abagnale no aceptó prestar su nombre real para la adaptación. Jeff Nathanson creó a Carl Hanratty basándose en algunas características del agente real y reforzó el sentido de"figura paterna" que acaba representando para Abagnale. El agente siempre tuvo en cuenta que estaba persiguiendo a un chaval que había tomado una mala senda y luchó por conseguir su extradición cuando comprobó las precarias condiciones de vida que debía sufrir en las cárceles francesas. Spielberg vislumbró la posibilidad de volver a trabajar con su gran amigo Tom Hanks y le ofreció el personaje ya que era idóneo para el tipo de naturalidad cotidiana que éste imprime en sus interpretaciones.
"Tom es uno de los pocos actores que mantienen esa naturalidad de los clásicos como Henry Fonda, Spencer Tracy o James Stewart. Ellos siempre daban la impresión que el guión les salía de dentro, que lo iban improvisando con cada palabra que pronunciaban, con cada gesto y mirada. Tom comparte esta noble característica y siempre lo pone fácil para el director y para sus compañeros."

Hanks quedó cautivado por un personaje que era un antagonista con tendencia protagónica. Este tipo de papel, que está más en la recámara pero que no por ello reduce su importancia, le ofrecía una oportunidad nueva en su carrera. Además, quería explotar el hecho de que Hanratty sabía que Abagnale era un crío y, por consiguiente, no quería castigarle sino hacer que parara. En el camino para conseguirlo se hace evidente que, tanto uno como otro, pagan con la soledad la dedicación a sus actividades y ese es otro lazo que une a esta curiosa pareja de perseguidor y perseguido.

Frank Abagnale senior era un hombre muy cariñoso y un buen padre de familia que no tuvo suerte con sus negocios. Tras la escapada de Frank junior ya no volvieron a verse puesto que el padre murió mientras el joven Abagnale estaba en prisión. Jeff Nathanson decidió crear un subargumento para aumentar la tensión dramática y definir más al protagonista demostrando que, a pesar del divertimento y el dinero, éste era un chico que añoraba el hogar perdido. Spielberg admiraba a Christopher Walken desde El Cazador (The Deer Hunter, 1978) y no dudó a la hora de contratarle cuando Walter Parkes le informó que estaba disponible. Walken realiza un gran trabajo y destaca especialmente en la secuencia de la comida donde afloran sus sentimientos y llega a emocionarse e incluso a llorar cuando recuerda cómo conoció a su mujer al final de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de las fantasías y los juegos que utiliza su padre para salirse con la suya, la película subraya la gran admiración que Frank siente por él.


Para dar vida a la madre de Frank, Paula, Spielberg quería ceñirse a la realidad y contratar a una actriz francesa. Conocía el trabajo de Nathalie Baye a través de las películas que había rodado con François Truffaut. Pero había otras candidatas interesantes así que se puso en contacto con su amigo y compañero de generación, Brian De Palma, para pedirle que dirigiera unas audiciones con varias actrices en París, donde el realizador de Scarface residía desde hacía años. Las pruebas de cámara rodadas por De Palma fueron estudiadas pero no variaron el interés inicial por Baye.


Spielberg tenía otro actor de referencia en su lista de pendientes. Se trataba de Martin Sheen a quien quería ofrecer el papel de Roger Strong, el hombre que está a punto de convertirse en el suegro de Abagnale y que le introduce en el mundo de la abogacía aun sabiendo que las historias que éste explica pertenecen más a la imaginación que a otra cosa. Sin embargo, ve en él una naturaleza noble y confía en que puede hacer feliz a su hija. El director no pensaba que fuera posible contar con él porque trabajaba en el intenso rodaje de la multipremiada serie de televisión El Ala Oeste (The West Wing, 1999-2006). Sin embargo, el showrunner de la serie, John Wells, cooperó al máximo y liberó la agenda de Sheen lo suficiente para que pudiera estar presente en los días que se requerían. El actor tenía una gran ilusión por trabajar con Spielberg y siempre destaca que su carrera queda marcada por tres grandes: Terrence Malick en Malas Tierras (Badlands, 1973), Francis Ford Coppola en Apocalypse Now (1979) y, ahora, Spielberg con Catch Me If you Can.

Frank Abagnale salió con muchas mujeres que eran mayores que él pero hubo una de ellas que tenía más o menos su edad y consiguió hacer temblar sus prioridades porque la promesa de una familia unida hizo mella en él. Llegó un momento en que Frank sintió que debía contarle la verdad con la esperanza que ella lo entendiera y le siguiera en su huida. Pero la chica le traicionó contando su relación a la policía. Abagnale se sintió decepcionado y se alejó aunque, años más tarde, comprendió que ella hizo lo correcto. Nathanson decidió situar esta trama en la persona de Brenda Strong, una joven sureña, de familia luterana acomodada, que ha tenido tiempo para cometer algunos errores y quizá por ello se siente atraída por el aura de misterio y poder que desprende Abagnale. La directora de casting, Debra Zane, le trajo varias Brendas a Spielberg pero Amy Adams era la favorita. Catch Me If You Can fue el primer gran proyecto de su carrera. Posteriormente, se ha convertido en una actriz de presencia constante en el panorama hollywoodiense.


DiCaprio aportó constantemente al proceso creativo y una de sus intervenciones más reseñables se produjo cuando detectó que el guión no incluía uno de los momentos que más le habían gustado en el libro original. Se trataba del divertido momento que se produce cuando Abagnale llama la atención de un presunta modelo que resulta ser una prostituta de lujo. Ella trata de sacarle el máximo dinero posible pero, en estos temas, él le lleva ventaja. Spielberg dirige la escena de forma brillante, aprovechando al máximo el talento natural de DiCaprio y el de una actriz que le había llamado la atención con la serie Alias (2001-2006). Se trataba de Jennifer Garner. El público asiste con sorpresa a un juego de intenciones que acaba de la mejor manera para el protagonista. El director sabía que era difícil poder contar con ella pero solo la necesitaba un día y fue posible rodar la secuencia en el Hotel Ambassador de Los Angeles, pocos años antes de que fuera demolido. El clásico de Dusty Springfield, "The Look of Love", complementa la puesta en escena.


En la película también podemos ver, en breves papeles, a las prometedoras Elizabeth Banks y Ellen Pompeo, además de Frank John Hughes (el sargento Bill Guarnere en Band of Brothers), Brian Howe, Chris Ellis, John Finn y el veterano James Brolin.

Es importante reseñar que la secuencia previa a este casual encuentro permite a Spielberg hacer una referencia sensacional a una franquicia que idolatra desde joven: 007. Abagnale ve Goldfinger (1964) en el cine y puede permitirse hacerse un traje a medida exactamente igual al que lucía Sean Connery y conducir un magnífico Aston Martin DB5.

Con Catch Me If You Can, Spielberg encuentra un punto de partida que le interesa: el hogar roto. Construye una película con elementos de comedia elegante en el marco de un relato criminal que siempre es visto como lo que fue: la persecución implacable de un joven virtuoso que andaba constantemente tentando al destino. El 90% de la película sucedió de verdad, incluso el concurso televisivo que abre el film, e incluye un fuerte contenido redentor que encaja con las intenciones del director quien tiene la oportunidad de volver a mostrar las consecuencias de un matrimonio roto que, en esta ocasión, se ve complementado por el fracaso profesional del padre. Es propio de la cultura americana dar nuevas oportunidades a aquellos que han delinquido de forma "amable".

El ingenio puesto al servicio de la supervivencia es el motor del devenir de Frank Abagnale y es imposible no quedar seducido con la forma como el realizador nos muestra la evolución del personaje desde una cochambrosa pensión de Manhattan hasta una casa de lujo en las afueras de Atlanta, pasando por la vida glamurosa de un supuesto piloto de PanAm, una compañía que era un símbolo absoluto de modernidad y estilo.. El emblema de poder e influencia de PanAm se convertirá en el objetivo de un chico que, en última instancia, solo pretende reconstruir el hogar perdido. Tanto en el material original como en la película, la idea se centra en reproducir ese componente más íntimo. Las estafas se sitúan en un cierto segundo plano para dejar paso al verdadero leit motiv: la supervivencia. En cualquier caso, Catch Me If You Can fue una gran apuesta en la carrera de Spielberg ya que demostró ser capaz de dotar de equilibrio a una historia que deambula entre drama y comedia. El interés y el ritmo nunca decaen en el marco de una película vitalista y esperanzadora. Un mensaje que estaba impreso en el guión de Nathanson y que llega al espectador de forma muy nítida.
"Algunas de mis películas han tratado de hogares rotos y de gente que huye de su triste pasado. Pero excepto esas piedras de toque, para mí son esos hilos que me hacen decir: ¿sabes?, también hay algo de mí que puedo decir contando esta historia."
Spielberg, DiCaprio, Hanks y el verdadero Frank Abagnale.

Esta fórmula relativamente nueva en el cine de Spielberg supuso también un reto interesante para John Williams:
"Catch es una desviación estilística respecto a lo que suele hacer Steven. En todos nuestros años de colaboración, no había hecho nada parecido. Para mí, este film ha supuesto un bombón. Es una película desenfadada, entretenida y divertida. Implica cambios musicales importantes. El marco temporal se situaba en los sesenta y parte de la música compuesta tiene el aire de esos años. Me basé mucho en el jazz progresivo y me propuse representar la chulería y la pomposidad a través del saxo tan común en las composiciones de esa época. Para mí fue una interesante regresión personal puesto que yo componía jazz en los cincuenta y sesenta. Para mí fue como cerrar un círculo."
"Buena parte de la música es alegre y juguetona. A medida que el FBI estrecha el cerco la música más jazzística se hace más patente. Por otra parte, cada vez que Frank prepara un nuevo timo la música con tintes mágicos y graciosos le acompaña y se va repitiendo con modulaciones diferentes. Los momentos de tristeza quedan reforzados por el saxo."
El tema principal acaba siendo una combinación de los diferentes elementos a modo de obertura clásica y halla su traslación a la pantalla con unos títulos de crédito iniciales que están entre lo mejor que hemos visto en el presente siglo. Es un homenaje directo al trabajo del mítico Saul Bass y recupera un grafismo capaz de situarnos en el marco estilístico que veremos a continuación. Sus creadores fueron Olivier Kuntzel y Florence Deygas de los estudios Nexus Productions y Add a Dog.



La esfera musical de la película se complementa además con canciones emblemáticas de la época como las siguientes: "The Christmas Song", interpretada por Nat King Cole, "You Really Got Me", de The Kinks, "The Girl from Ipanema" de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes en la versión de Stan Getz con voz del propio Jobim y Astrud Gilberto, y la siempre espectacular"Come Fly with Me", interpretada por Frank Sinatra.

Catch Me If You Can se estrenó el día de Navidad de 2002 y se convirtió en un gran éxito de taquilla. Con un presupuesto de 52 millones de dólares, recaudó 352 a nivel mundial. Christopher Walken y John Williams fueron nominados en los premios Oscar aunque ninguno de los dos obtuvo la estatuilla. La experiencia fue muy gratificante para todos los que participaron en el film y se ha convertido en una de las películas más vitalistas de la carrera de Spielberg.Leonardo DiCaprio afirma lo siguiente:
"Recuerdo la experiencia de rodar la película como uno de mis mejores momentos, aunque estuve dos meses enfermo. La considero una de las películas más innovadoras que he hecho. Fue una experiencia muy intensa."
Cerramos este capítulo con las palabras de Spielberg:
 "Parte de la inspiración para hacer la película fue doble: mostrar que se puede dar un giro de 180 grados a la vida y convertirte en alguien mejor. Pero eso solo ocurre en el tercer acto y no compromete a la película que es básicamente diversión en estado puro. Contiene pasajes dramáticos pero también una tremenda alegría de vivir que es lo que representa para mí la figura de Frank Abagnale. Cuando me preparaba para rodarla recordé mis primeros momentos como director en los que también me disfrazaba de ejecutivo, teniendo dieciséis años, y me colaba cada día en los estudios Universal. Me dejaban pasar los tres meses de verano allí, de lunes a viernes. De algún modo, durante esa época yo era Abagnale. Creo que esa fue una piedra de toque para decirme a mí mismo: puedo meterme en la piel de este chico, puedo entender lo que le pasó."






Precedido por:

Minority Report (2002)

Continúa en:

La Terminal (The Terminal, 2004)

Último trailer de Star Wars: The Force Awakens (El Despertar de la Fuerza)

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"There are stories about what happened..."

"It's true, all of it...  the Dark Side, the Jedi... they're real"










a LUCASFILM and BAD ROBOT production 

"STAR WARS: THE FORCE AWAKENS"

HARRISON FORD  MARK HAMILL  CARRIE FISHER
  ADAM DRIVER  DAISY RIDLEY  JOHN BOYEGA
OSCAR ISAAC  LUPITA NYONG'O  ANDY SERKIS  
DOMNHALL GLEESON  GWENDOLINE CHRISTIE  
and MAX VON SYDOW

with PETER MAYHEW as Chewbacca  ANTHONY DANIELS as C-3PO and KENNY BAKER as R2-D2


Music by 
JOHN WILLIAMS

Cinematography by 
DAN MINDEL

Film editing by 
MARY JO MARKEY and MARYANN BRANDON

Production design by 
RICK CARTER and DARREN GILFORD

Produced by 
KATHLEEN KENNEDY  J.J. ABRAMS and BRYAN BURK 

Written by 
LAWRENCE KASDAN & J.J. ABRAMS and MICHAEL ARNDT 

Directed by 
J.J. ABRAMS



El western según Sergio Leone (III). Por Xavi López

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Para tres hombres, la Guerra Civil no fue el Infierno… ¡Tan sólo fue práctica!” – Tagline de la película


Con El Bueno, El Feo y el Malo (Il Buono, Il Bruto, Il Cattivo, 1966)termina la llamada Trilogía del Dólarde Sergio Leone. Con ella, Leone cerraba un capítulo de su filmografía, aunque no se despediría del western puesto que de ello se encargaría en Hasta Que Llegó su Hora (C'Era una Volta il West, 1968) que sería su “canto del cisne”, su carta de amor al género que le encumbró.

El Bueno, El Feo y el Malo supone una suma de las anteriores y una exaltación de los elementos tanto sonoros como estéticos que marcarían el género. En ésta, todo está magnificado, todo va a más. No en vano Leone contaba con mayor presupuesto y más medios para llevar a cabo su empresa. Una empresa que le llevaría a embarcarse en nuevos proyectos.

Pero, antes de empezar a hablar del presente film, hablemos un poco del pasado…. Hagamos un poco de historia….

Tras La Muerte Tenía un Precio, los ejecutivos de la United Artists contactaron con Luciano Vincenzonipara proceder a firmar un contrato por los derechos de la película y para los derechos de un próximo film. Vincenzoni, el productor Alberto Grimaldi y Sergio Leone no tenían planes por el momento pero, con las bendiciones de éstos, Vincenzoni pergeñó una idea, realizar una película sobre “tres rufianes que se dedicaban a buscar un tesoro durante el transcurso de la Guerra Civil Americana”. El estudio estuvo de acuerdo pero, por el contrario, querían saber cuanto costaría el film. Al mismo tiempo, Grimaldi, estaba intentando cerrar su propio trato, pero vio que la idea de Vincenzoni podía ser más lucrativa. Los dos, Vincenzoni y Grimaldi, llegaron a un acuerdo con la United Artists para un presupuesto de 1 millón de dólares, adelantando el estudio la mitad del dinero y pidiendo un 50 % de la recaudación del film fuera de las fronteras italianas. El presupuesto total del film llegaría a ser de 1.2 millones.   

Leone construyó sobre la idea original del guión el concepto de “mostrar la absurdidad de la guerra…”. En este caso, el absurdo de una Guerra Civil como en la que los personajes, de uno u otro modo se ven mezclados. Leone concebía el conflicto como algo estúpido, inútil, algo que “no daba lugar a nada bueno”.Ávido apasionado de la historia, había leído que 120.000 personas murieron en campos de prisioneros sureños. Campos como el de Andersonville. Tampoco era alguien que se mostrara ignorante al hecho de que en el Norte tampoco sucediera lo mismo con los soldados confederados. Como decía él: “siempre oyes del vergonzoso comportamiento del bando de los vencidos, jamás el de los vencedores”. Por ello, en este caso, el director romano muestra la otra cara de la moneda. Es el caso del campo de prisioneros de Batterville, lugar donde “Rubio” y “Tuco” son encerrados y que está basado precisamente en Andersonville. Muchas imágenes del film están influenciadas por fotografías de archivo hechas por Matthew Brady.

Matthew B. Brady (1822 – 1896) fue uno de los primeros fotógrafos americanos, más conocido por sus escenas de la Guerra Civil. Estudió bajo la tutela del inventor Samuel F. B. Morse, quien fue pionero de la técnica de daguerrotipo en América. Cuando se inició el conflicto Norte - Sur en Estados Unidos su uso del estudio móvil y del cuarto oscuro le permitió llegar a tomar unas vívidas fotografías de la contienda así como llevar el realismo del conflicto al público.  Este dato no es baladí puesto que si prestamos atención a los títulos de crédito se pueden apreciar claramente dichas escenas. Además de transcurrir en un periodo histórico real, los hechos narrados en el film servían de precuela a los anteriores de la trilogía ya que tenían lugar después de la contienda.

Mientras Leone desarrollaba la idea de Vincenzoni, el guionista le recomendó a los escritores de comedia Agenore Incrucci y Furio Scarpell  para que trabajaran en ello con Leone y Sergio Donatti. Según el director, no podía aprovechar ni una sola cosa de lo que escribieron, fue la mayor decepción de su vida. Donatti, por su parte, estuvo de acuerdo con él añadiendo que, de su trabajo, no quedó nada en el guión final. Vincenzoni alega que escribió el guión en once días pero que pronto tuvo que abandonar el proyecto dado que su relación con Leone se fue agriando.


Se dice que los tres protagonistas principales comparten todos ellos elementos biográficos del director romano. Durante una entrevista, dijo que “Sentenza” carece de alma, es un profesional “en el más puro y banal de los sentidos”. Claro ejemplo de ello es, cuando al inicio de la película, vemos como durante la presentación del personaje uno de sus objetivos le ofrece una suma de dinero para que se le perdone la vida, a lo que el mismo “Sentenza” alega que “cuando a él le pagan, siempre cumple con el trabajo”.  Este, precisamente, no es el caso de los otros dos “héroes”. Leone comentaba que su lado metódico y su forma de preocuparse de otros correspondía al “Rubio”. De hecho podemos ver, en no pocos momentos del film, como los comentarios del personaje respecto del conflicto y de la pérdida de vidas humanas le suponen cierto trasfondo de preocupación y tristeza por la enorme pérdida de vidas humanas así como la simpatía o ternura que le despiertan ciertos personajes tal y como se ve en el joven soldado al que reconforta en su postrero momento. Pero, y aquí está el detalle, Leone, con su personalidad y sus formas, quien le despertaba más orgullo y profunda simpatía era precisamente el más rufián de todos, “Tuco”. Decía que dentro de su socarronería, de su forma de rufián, vividor y sinvergüenza, dentro de toda esa humanidad herida que encerraba el personaje, podía ser tierno y compasivo. Buena muestra de ello es su comportamiento con su hermano (Luigi Pistilli) a quien, a pesar de sus críticas y reproches, aún sigue queriendo y al “Rubio” de quién tras las perrerías a las que le somete en su pequeño “periplo por el desierto”, le ayuda a curarse y cuida de él.     

El título en progreso de la película era el de I Due Magnifici Straccioni (Los Dos Magníficos Truhanes) pero se cambió justo antes de empezar el rodaje cuando al mismo Vincenzoni se le ocurrió la idea de Il buono, Il brutto, Il cattivo (El Bueno, El Feo, El Malo), idea que encantó a Leone. En Estados Unidos, la productora United Artists pensó en usar la traducción original italiana, River of Dollars o The Man With No Name, pero decidieron quedarse con The Good, The Bad and The Ugly. 

Formaron una alianza de odio para robar la fortuna en oro de un hombre muerto” – Tagline de la película.


El Bueno, El Feo y el Malo nos cuenta la historia de tres truhanes. Tres sinvergüenzas. Tres miserables a cada cual más peligroso. [1] Tres hombres que no dudan en forjar alianzas y traicionarse entre ellos, si conviene, en pos del oro que tan codiciosa y desesperadamente buscan. Esta película supone el canto del cisne de la “Trilogía del Dólar” de Leone a un nivel si bien más estético aunque no tanto de guión. Si el telón de fondo es la historia de tres truhanes en busca de un tesoro, envueltos involuntariamente en la Guerra Civil Norteamericana, en este caso, el predominio del sonido, el empleo que hace Leone de su primerísimo primer plano,  el uso del tempo y la música diegética por encima del hilo argumental, unida al guión, suponen la culminación de la trilogía. Leone nos quiere mostrar no tanto la historia de estos tres rufianes sino el entorno, el contexto en el que se mueven los personajes y es por medio de los métodos anteriormente empleados que lo hace. 
  
Tres hombres, una fortuna en oro, una Guerra Civil de por medio…– Tagline de la película.

El reparto. Para ésta última, Leone volvió a contar con Clint Eastwood y Lee Van Cleef. Pero, esta vez, en lugar de Gian María Volontépara el papel de “El Feo”, contó con la presencia de Eli Wallach quién le dio, al parecer del que escribe estas líneas, una presencia más humana al personaje.


Los Personajes. El primero, interpretado por Clint Eastwood: “El Bueno”, el “Rubio” o “Blondie”. Un avispado cazarrecompensas que hace negocio a costa de sus presas. El proverbial “Hombre Sin Nombre” de la trilogía de Leoneque aquí vería confirmado su papel de “Hombre Misterioso”, cínico, taciturno, mortalmente rápido con el revólver aunque tampoco exento de demostrar sentimientos humanos ni lamentarse en según qué ocasiones por la inutilidad en la pérdida de vidas humanas. Un carácter que podríamos describir como un trasunto de los antiguos samuráis del Japón feudal, dado que en gran parte el personaje bebe de las influencias de ello.  El segundo, interpretado por Lee Van Cleef: “El Malo”, más conocido como “Sentenza” (“Sentencia”) o “Angel Eyes” (“Ojos de Ángel”), un sargento de la Unión que hace las veces de cazarrecompensas. Frío, calculador, despiadado. Un profesional que “siempre cumple con lo acordado incluso si le ofrecen dinero cambio de lo contrario”. Igual o más rápido que el “Rubio” en el uso del revólver y a quién todos, en especial “Tuco”, parecen tenerle pavor. Un papel muy alejado del “Coronel Mortimer”. Y por último, como no podía ser de otro modo, el tercero en discordia: “El Feo”.Tuco Benedicto Pacifico Juan María Ramírez, más conocido como “El Guarro”– pronunciado por el mismo “Rubio” en un momento de la película (“The Rat”  - “La Rata” en América).“El Feo” del título, un bandido mejicano tan rápido con el revólver como con la lengua. Buscado en catorce o quince condados por múltiples delitos y que es convencido por el “Rubio” para formar una sociedad que les pueda reportar beneficios. Cuando digo el más humano de los tres no es algo tomado a la ligera. El resto del reparto está compuesto por secundarios con los que ya había contado Leone en las anteriores entregas de la trilogía: Aldo Giuffré, Aldo Sambrel, Antonio Molino Rojo, Lorenzo Robledo y Luigi Pistilli,  el hermano de Tuco, quién actúa como “voz moral y de la conciencia de éste”. También aparece Mario Brega como el Sargento Wallace, mano derecha de “Sentenza” y su matón personal.


Si bien es cierto que el argumento es lo de menos, nos encontramos ante una película de aventuras al uso. Leone lo que pretende desde el primer minuto del film, desde el mismo instante en que aparecen en pantalla los títulos de crédito, es poner de manifiesto una idea, un concepto: el absurdo de la guerra. Y lo muestra de distintas formas, sea por medio de los personajes y sus reflexiones (Eastwood, reflexionando respecto la toma del puente), sus actos (Eastwood, confortando a un joven soldado), sea por la crítica a sus actos (Antonio Molino Rojo como el Capitán Harper, comandante del campo de prisioneros de Batterville, quién se niega a dar un trato degradante a los prisioneros y a despojarles de sus pertenencias aún estando su salud mermada por el conflicto), sea por medio de los efectos de sonido reflejados en los mismos títulos de crédito donde el despliegue sonoro funde imágenes del conflicto con los cañonazos, sea por medio de la misma acción de secundarios (un pueblo que sufre los bombardeos de la artillería y que en un punto concreto de la acción se nos muestra como un contingente de soldados se detiene en medio del bombardeo para proceder a fusilar a prisioneros de guerra), sea por medio de la magistral banda sonora del maestro Morricone (una de las piezas es “Muerte de un soldado”) o bien sea por como se instrumentaliza en los medios de los personajes (el hecho de que Eastwood o Wallach comenten que “cada arma tiene su propio sonido”). Leonenos muestra esta máxima de una forma contundente como vehículo que marca el devenir de los acontecimientos.     


Respecto al guión. Para no perder la costumbre nos encontramos con un rosario de frases lapidarias en cada momento. Frases de las que uno jamás se olvida (“El mundo se divide en dos categorías […]”, “se va un cornudo y aparece otro”, “cada arma tiene su propio sonido y yo conozco el de esa”, etc…), frases que van muy en consonancia con los personajes y que no hacen más que añadir más épica y humor a algo tan desgarrador como lo que nos cuenta Leone.

Respecto a la música. Debo hacer hincapié en este apartado. Nuevamente Leone volvió a contar con Ennio Morricone como ya hiciera en las dos entregas anteriores. En esta, “Il Maestro” se sale de la escala. La banda sonora brilla con luz propia. Desde los títulos de crédito, hasta el momento del duelo final, no sin antes mostrarnos todo el poderío y la épica de una de sus composiciones más famosas, “l’Estassi del Oro”El tema principal, que parece el aullido de un coyote, es una melodía de dos notas que se usa como motivo frecuente y que se utiliza para caracterizar a los tres personajes principales: la flauta para “Rubio”, la ocarina para “Sentenza” y las voces humanas para Tuco.


Una de las muchas interpretaciones que se hacen de la película, que el mismo Leone descartó, pero no por ser menos alegórica puede ser errónea es la siguiente: Sentenza (Lee Van Cleef) representa al Demonio quién tienta al protagonista y le agasaja para hacer su voluntad y seguir sus designios. “Blondie”, el “Rubio”, representa a un ángel, que cuida, “ayuda” y protege al protagonista de la historia y le vigila para que no sufra ningún daño. Tuco, el protagonista, es el ser humano. Avaricioso, codicioso, burlón, cruel, mujeriego, bebedor, tramposo, burlón, ladrón, etc… En definitiva, es el más humano de los tres con sueños y aspiraciones mundanas. Por esa razón, se ve tentado por “un ángel y por un demonio” para ver a quién de los dos entregará su alma. Huelga decir que cuando a Sergio Leone le contaron tal idea, la deshechó por ser demasiado fantástica.

El western es un género que ha pasado por muchas manos y directores pero a fe de éste que escribe, tres son los puntos de inflexión que han marcado su trayectoria vital: John Ford, en sus inicios; Sergio Leone, como su revitalización y crudeza; Clint Eastwood, su renacimiento y reivindicación.

Aún así, me dejo a muchos directores como Sturges, Hawks o Peckinpah que también dejaron huella y que influyeron en producciones que se han llevado a cabo en tiempos actuales.


Con esta trilogía, Sergio Leone logró tres cosas a tenor del que escribe. Primero, darse a conocer al mundo entero y por ende dejar huella. Una huella que muchos querrían imitar pero jamás superaron. Segundo, poner de manifiesto el tipo de western que hacía Leone y, por extensión, el cine que hacía Leone (primerísimo Primer Plano, dominio del tempo, primacía de la banda sonora – música diegética, su famoso “Triello”, personajes carismáticos, frases lapidarias…). Tercero, dar a conocer a un joven Clint Eastwood, cuya carrera realmente despegó en España y quien más tarde, al recibir un premio de la Academia como mejor director por Sin Perdón (Unforgiven, 1992), agradecería a Leone (y a Don Siegel) por su influencia y por la oportunidad que le brindaron para convertirse en el actor y director que es hoy en día.

Sergio Leone murió en 1989 pero su legado fílmico pervive hoy día. Esta era su forma de ver el western, su forma de ver el cine.


Con todo mi agradecimiento a Néstor, por
permitirme poder publicar
en su Blog.




[1]El énfasis en el número Tres es intencional, puesto que pone de relieve el concepto de “il Triello” de Leone. En este caso, el “Triello” se nos manifiesta en su más pura expresión. 


Precedido por:

El western según Sergio Leone (II)

El western según Sergio Leone (I)

El rodaje español de un gran clásico: Doctor Zhivago (1965)

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Para rodar este drama épico de 1965 centrado en la historia de amor entre Yuri Zhivago (Omar Sharif) y Lara Antipova (Julie Christie) en la estepa rusa de la primera mitad de siglo XX, su director, David Lean, utilizó enclaves reales españoles que dotaron al conjunto de su obra de una caracterización que rayaba la obra maestra al ser transformados en una perfecta escenografía esteparia. Lean fue escogido para llevar a cabo el proyecto porque ya había demostrado con anterioridad su habilidad para recrear otras historias épicas, como El Puente sobre el Río Kwai (The Bridge on the River Kwai, 1957) o Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, 1962).

Dotada de un gran reparto, la historia nos traslada a la búsqueda que realiza el teniente general de la KGB, Yevgraf Andréyevich Zhivago (Alec Guiness), de la hija ilegítima de su hermanastro, el poeta y médico Yuri Andrédevich Zhivago (Omar Sharif), y de su amante, Larisa “Lara” (Julie Christie).

La narración de Yevgraf sitúa este drama dentro del marco histórico ruso del tumultuoso período que abarcó desde 1902 hasta 1929, incluyendo la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa de 1917 y la Guerra Civil Rusa con la caída del Imperio del Zar y la proclamación de la Unión Soviética, en 1922.


Para el enfoque narrativo, Lean se sirvió de la técnica aún novedosa por aquella época conocida como analepsis o flashback en la que podemos ver a Yevgraf, alrededor de la década de los 50 (nunca se especifica en la película en qué año están), explicando la historia a la joven Tonya Komaróvskaya (Rita Tushingham), trabajadora de una presa hidroeléctrica y de la que cree que puede ser su sobrina (como anotaciones paralelas, apuntar que el detalle de la KGB es fruto directo del guionista ya que no aparece en la novela homónima de Boris Pasternak, por la que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1958).

El resto del elenco lo forman Tom Courtenay (prometido de Larisa), Ralph Richardson y Siobhan McKenna (como el matrimonio amigo de la madre de Yuri), Geraldine Chaplin (hija de dicho matrimonio y esposa del protagonista), Rod Steiger (abogado corrupto con contactos políticos), Klaus Kinski, Jeffrey Rockland y Mark Eden.

Así pues, esta historia de amor como eterno homenaje al cine, aterrizó en España con la intención de rodar en dos de sus localidades, adaptadas ambas para recrear en sus calles el Moscú de principios del siglo XX: el barrio madrileño de Canillas (donde su calle Silvano fue transformada en una vía moscovita clave en la manifestación bolchevique) y las llanuras de Soria (en las que se recreó la dura estepa rusa al ser una zona de fuertes nevadas, motivo por el que esta localidad fue escogida para el rodaje).

Transformación de la calle Silvano, en Canillas, para convertirse en Moscú. 


El hecho de decidirse por España como escenario natural se debió a dos motivos fundamentales: el primero, que era un país con grandes parajes naturales que irían muy bien para recrear en ellos la geografía rusa sin que le supusiera demasiado coste a la productora. En segundo lugar, gracias a su clima variado, era posible que permitiera rodar tanto la suave primavera rusa como el crudo invierno de la estepa, en una misma estación, sin llegar a temperaturas extremas. De esta manera, las llanuras de Soria se convirtieron en el escenario ideal para rodar los exteriores transformando la montaña del Moncayo (en el Sistema Ibérico situado entre Zaragoza y Soria) en los Urales. Otro de los enclaves utilizados en la película fue la estación de Delicias, transformada como el centro de Moscú. 

Rodaje en Delicias.

Una de las dificultades con las que se encontró la producción una vez iniciado el rodaje fue que, para poder recrear el duro invierno ruso en Soria, se necesitó de mucha nieve artificial ya que, en contra de todo pronóstico por aquellas fechas del año, el invierno fue más suave que nunca, con apenas nieve real. La nieve estaba asegurada, según los expertos, de manera que en 1964 se comenzó a rodar en Madrid el Moscú pre-revolucionario, mientras esperaban que nevara en los montes sorianos. Al darse cuenta de que ese año no tendrían las nevadas normales y debiendo cumplir con el calendario del rodaje, se recurrió a toneladas de polvo de mármol, sal, plásticos blancos y yeso en forma de estalactitas, lo que disparó el presupuesto inicial de la película y la duración del rodaje. Semanas después, al ver por cámara que algunas escenas no habían resultado creíbles por la falta de nieve real, se repitieron en Finlandia con nieve de verdad. Así pues, en Soria nos encontramos con las poblaciones de Candilichera y Campo de Gómara como la localidad rusa Varykino y el pantano de la Cuerda del Pozo y la estación de Cañuelo como la ciudad de Yuriatin.

Numerosas anécdotas se sucedieron durante los meses que duró la filmación ya que, en plena época de dura dictadura franquista, un rodaje centrado en los revolucionarios rusos estuvo vigilado desde el primer momento por la policía del régimen, que se ocupó de cara a la galería de la seguridad de las estrellas de cine para el rodaje de la película (proyecto que supuso en su totalidad una inversión para el país de cientos de millones de pesetas) y, de manera extraoficial, trataba de controlar el set de rodaje y la relación del equipo con los habitantes de las zonas en las que se filmaba.

Manifestación bolchevique en Soria.

Otra de las anécdotas tuvo lugar alrededor del viejo cementerio del extrarradio de Madrid que se convirtió (gracias al cartón piedra) en el Moscú revolucionario de 1917, con el Kremlin y la Torre de San Nicolás dominando una gran plaza adoquinada en la que cientos de extras escogidos de entre los vecinos aparecían en masa cantando “La Internacional”. La anécdota ocurrió cuando el sargento policial, encargado de vigilar el recinto, se puso muy nervioso al escuchar el himno bolchevique y fue a buscar a otros agentes de policía armados para irrumpir en el escenario, paralizando la grabación. Solo cuando el equipo de rodaje los tranquilizó explicando que se trataba solamente de una película y no de un acto de provocación, pudieron retomar la escena no sin una serie de “medidas cautelares” por parte de la policía franquista. Temerosos de que los extras (muchos de ellos, antiguos combatientes republicanos) se aprendieran la letra del himno bolchevique, se apuntaron los nombres de varios figurantes para controlar posibles revueltas contra el régimen de Franco, encubiertas por la grabación, y exigieron al equipo de rodaje norteamericano que, en lo sucesivo, para rodar aquella escena, los extras cantaran un pasodoble. 


Otra anécdota que se derivó del rodaje, esta vez positiva, fue que al barrio pobre de Canillas le cayera una inversión fuerte en dólares por lo que muchos figurantes cobraron una suma considerable de dinero: 1500 pesetas diarias, con un extra de 1000 si hacía demasiado calor y otras 1000 si tenían que dormir de noche en el set de rodaje, ya que se realizaron muchas escenas nocturnas.

Como en toda gran historia, también en Doctor Zhivago circularon leyendas urbanas, como lo sucedido en el pueblo de Villar del Campo, caracterizado para la película como una aldea que era arrasada por los bolcheviques. La escena que dio origen a la leyenda urbana fue aquella en que se ve a una mujer con un bebé en brazos que corre para subir a un tren en marcha en el que viaja Zhivago. La escena de por sí es muy dura, ya que llega un momento en que la mujer tropieza y se cae bajo las ruedas del tren. El rumor de que la figurante se había caído realmente y había perdido las dos piernas corrió rápidamente por la localidad, ávidos tal vez de algo jocoso que comentar. La broma no cayó demasiado bien en el equipo de rodaje; tal como contó Geraldine Chaplin en una entrevista tiempo después, el director no paraba de gritar: “¡Que vistan a la doble de la figurante!”. Porque no quería parar de rodar y porque sabía que la mujer que se había tropezado no se había hecho nada (solo algunas heridas sin importancia). Resulta anecdótico saber que la extra accidentada era la actriz húngara afincada en España, Lili Murati, que se hizo famosa tiempo después gracias a diversas producciones españolas (Carola de Día, Carola de Noche; Doctor, me gustan las Mujeres, ¿es grave?).

Al igual que en Canillas, Soria también se vio recompensada por grandes beneficios económicos ya que el equipo y el personal de la Metro Goldwyn-Mayer ocuparon todos los hoteles de la provincia gastando a manos llenas, algo que los españoles de la época franquista no estaban acostumbrados a ver debido a la miseria a la que los había llevado la dictadura. Numerosas personas relataron que era increíble no solo el dinero invertido en sus tierras sino el honor de tener a Omar Sharif paseando entre ellos acompañado de su hijo Tarek o a Klaus Kinski, Alec Guiness y Rod Steiger sentados en los bares de toda la vida degustando la variedad de vinos de la tierra, así como a Julie Christie parándose a hablar con cualquiera que quisiera hacerle aprender un poco de castellano. El único que no se relacionó demasiado con los aldeanos fue el propio Lean, famoso por su carácter altivo.


En cuanto al reparto, hubo varias discusiones y reuniones para acabar decidiendo quiénes serían, finalmente, los actores. El productor Carlo Ponti quiso imponer a su mujer, Sophia Loren, para el papel de Lara pero, al no dar la imagen de ingenuidad virginal que requería dicho personaje, el director se decantó finalmente por Julie Christie.Lean apostó, en general, por varios actores que no eran muy conocidos (como la propia Christie) o que solo habían actuado de manera secundaria en algunas producciones anteriores (como Omar Sharif), lo que dotó a la cinta de más credibilidad ya que la historia que transmitían los personajes no quedaba eclipsada por los intérpretes que les daban vida. No obstante, Lean pensó en un principio, para el papel del joven Yuri, en el actor Peter O'Toole pero, al rechazar éste la oferta porque no quería someterse otra vez a un rodaje extenuante de varios meses como ya le había ocurrido con Lawrence de Arabia, el rol lo obtuvo finalmente Sharif. Se barajaron también otros nombres más conocidos en aquel momento, como Michael Caine, que llegó a hacer algunas pruebas de cámara con Christie. Pero otra anécdota más que forma parte de la historia de esta película es que, cuando Sharif contactó con Lean para el papel del prometido de Lara (el cual recayó finalmente en Tom Courtenay), jamás hubiera podido adivinar que Lean lo escogería a él para el gran papel de su vida aunque no exento de un gran sacrificio artístico por parte del actor para llevarlo a cabo: el director le pidió que no expresara nada en sus escenas, para dar credibilidad a un personaje pétreo, insensible ante los horrores de la guerra y los efectos de la revolución bolchevique, sentimiento que también tenía que ser reflejado ante la mujer que amaba, Lara.

Esta petición llevó al actor a sentirse completamente frustrado ante tal reto porque no podía dotar de ningún sentimiento a Zhivago en toda la historia, como se desprende de sus quejas ante los demás compañeros de rodaje cuando iban a tomar unas copas después de una ardua jornada de trabajo. Al final, no obstante, esa contención interpretativa tuvo su reivindicación ante Lean: cuando debía rodar las escenas en que los zaristas habían masacrado a los manifestantes revolucionarios y el doctor Zhivago debía ir en ayuda de los heridos, Sharif pensaba en escenas reales de matanza pero Lean no paraba de decir que aquella expresión no era la que él le había pedido así que, como confesó el propio actor años después en una entrevista, finalmente se imaginó en una tórrida escena sexual. El director dio entonces su aprobado a la expresión del actor.


Anécdotas aparte, tal fue su maestría en todos sus campos que Doctor Zhivago obtuvo cinco premios (mejor guión adaptado, fotografía, banda sonora, vestuario y dirección artística) y seis nominaciones (mejor película, director, actor de reparto, montaje y sonido) en la gala de los Oscar del año 1965, además de ser galardonada con cinco Globos de Oro en 1966 (mejor película dramática, actor dramático, director, guión y banda sonora original; Geraldine Chaplin estuvo nominada como nueva estrella del año en la categoría de actriz). Permaneció años en cartel y batió récords de recaudación. 

Su popularidad fue tal que, en 2010, se la consideró en Estados Unidos como la octava película más taquillera de todos los tiempos. 

Una vez más, la productora Metro Goldwyn-Mayer, hizo gala de saber apostar muy bien sus cartas al comprar los derechos de la obra de Pasternak, convirtiéndola en un gran éxito artístico y financiero.

Spielberg on Spielberg: La Terminal (The Terminal, 2004)

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"Quería hacer una película que nos hiciese reír y llorar y sentir bien con el mundo."

La realidad supera a la ficción en muchas ocasiones. Desgraciadamente, estamos acostumbrados a ver sucesos reales que superan la imaginación de cualquier guionista que intente crear un argumento de máximo contenido dramático. Pero también hay otras historias más individuales y con una escala de eco mediático inferior que acaban formando parte de un anecdotario mucho más desconocido. Una de esas pequeñas historias es la que protagonizó el iraní Mehran Karimi Nasseri. En 1988 emprendió viaje al Reino Unido tratando de instalarse allí haciendo valer su parentivo con un ciudadano británico. Pero las autoridades de inmigración le retuvieron en Londres ya que no presentaba la documentación necesaria. Nasseri afirmó que le habían robado el pasaporte y el visado pero eso nunca pudo ser aclarado. Su segunda opción fue volar a París y tratar el caso con los funcionarios franceses. Sin embargo, el resultado fue el mismo con el agravante de que debía permanecer en la terminal de vuelos hasta que pudiera esclarecerse su caso. Nasseri se convirtió entonces en residente permanente de la Terminal 1 del aeropuerto Charles De Gaulle y allí permaneció dieciocho años porque nadie consiguió solucionar su situación, avergonzando a la Europa avanzada ante este tipo de situaciones. Nasseri solo pudo abandonar definitivamente la terminal cuando en 2006 fue trasladado a un hospital debido a una urgencia médica. Se trata del refugiado más incomprendido de la historia reciente.

El director y guionista Andrew Niccol, uno de los cineastas más innovadores y provocadores de los últimos tiempos, vio un documental en el que se hablaba de la situación de Nasseri y decidió convertirlo en un guión fílmico. Cuando tenía listo un borrador, habló con varios estudios pero solo DreamWorks mostró un interés firme por la historia. Steven Spielberg se había enterado de los planes de Niccol y quería dirigir la película. El guión fue a parar a las manos del director mientras DreamWorks ingresaba 250.000 dólares en un fondo que debía ir a parar a las manos de Nasseri cuando pudiera por fin abandonar las instalaciones del aeropuerto De Gaulle. Walter F. Parkes y Laurie MacDonald, el matrimonio que dirigía el estudio en el día a día, entró también en la producción de la película junto a Spielberg.

Spielberg contrató a Sacha Gervasi para que hiciera una revisión del guión que finalmente fue encargada a su más reciente colaborador en Catch Me If You Can: Jeff Nathanson. El director veía en este guión una oportunidad para contar una historia de incomprensión pero también de oportunidades, incorporando elementos de la comedia clásica americana que tan bien representó el cine del maestro Frank Capra. En esta línea, la aportación de Nathanson era vital para dotar a la película de ese balance entre drama y comedia que tan bien había funcionado en la película precedente. El devastador efecto que produjo el 11-S en las conciencias de los norteamericanos fue tratado, de forma dramática, por Spielberg en su siguiente proyecto pero previamente sintió que debía reconducir esos sentimientos de tristeza hacia otra dirección más esperanzadora. La Terminal es una declaración de optimismo ante la incomprensión, las trabas burocráticas y el fortalecimiento de la seguridad aeroportuaria post 11-S.
"Es una fantasía. Es como una película de Frank Capra. Siempre pensé que realizar The Terminal era sacarse el sombrero ante Capra." 
La película empieza con la llegada de Viktor Navorski al aeropuerto John Fitzgerald Kennedy de Nueva York. Navorski es un ciudadano de la ficticia Krakozhia, una nación del Este de Europa en la que ha estallado un conflicto civil mientras Viktor cruzaba el Atlántico. Los Estados Unidos no reconocen al nuevo Gobierno por lo que el pasaporte y el visado de Navorski no es válido mientras la situación política no se clarifique. Las trabas idiomáticas se añaden a la conmoción por lo sucedido. Tampoco ayuda la intransigencia de Frank Dixon, director de aduanas, en funciones, del aeropuerto. Ante la imposibilidad de entrar en el país y no pudiendo regresar por la inestabilidad política, el ingenuo Viktor queda recluido en la terminal de pasajeros. Lo que debía ser un breve periodo de tiempo se va alargando por la extensión del conflicto en Krakozhia.Navorski va aprendiendo el idioma y se convierte en un auténtico superviviente cuya honestidad y sencillez se acaban ganando a todo el personal del JFK excepto a Dixon, quien no cejará en su empeño de librarse de él para que no comprometa su tan ansiado ascenso. 


Con un protagonista de estas características, Spielberg no dudó un segundo en volver a contar con su amigo Tom Hanks. Solo alguien como él podía empatizar con el público desde la amabilidad y los buenos valores. Él era la mejor elección por calidad interpretativa y también por el aire cotidiano que siempre transmite a sus interpretaciones. Era imprescindible ver a alguien común y sencillo que debe enfrentarse a una curiosa forma de presidio burocrático. Sin embargo, su forma de enfrentarse al problema no es la de revolucionarse y generar conflicto sino la de ayudar y convertirse en apoyo para muchas de las personas que trabajan en la terminal. Ante la incomprensión, Navorski ofrece colaboración. Frente a la intransigencia, propone concordia y entendimiento. Un mensaje claro de conciliación en tiempos difíciles. Como dato curioso, Hanks se inspiró en su suegro, de origen búlgaro, para replicar el acento del Este de Europa que debía caracterizar al personaje. 
"Tom es el hijo predilecto de Norteamérica por antonomasia. Básicamente se ha convertido en el actor más icónico que trabaja en el cine de la actualidad."
 "Francamente y con egoísmo creo que es la mejor interpretación que Tom jamás ha hecho en una película, incluidas Forrest Gump y Philadelphia por las que ganó el Oscar. Esa es mi humilde opinión, nada objetiva, pues soy el director de la película."

La Terminal supuso también la posibilidad de poder trabajar con Catherine Zeta-Jones y Stanley Tucci. Spielberg tenía mucho interés por ambos y consiguió su implicación con facilidad aunque, si bien Tucci resultó acertado en el papel de Dixon, la actriz galesa fue víctima del personaje más flojo de la trama. La azafata Amelia Warren queda desdibujado dentro del planteamiento argumental y sus apariciones puntuales en pantalla no obtienen el efecto esperado sino que resulta más bien prescindible y poco aporta a la experiencia de Navorski. El reparto lo completaron buenos intérpretes de reparto como Chi McBride y Barry Shabaka Henley, además de la presencia de la ascendente Zoë Saldana y el mexicano Diego Luna, quien ya había debutado en Hollywood de la mano de Kevin Costner en Open Range (2003). Para dar vida a Gupta, el encargado de limpieza indio de la terminal, Spielberg contrató al veterano Kumar Pallana (1918-2013). Kumar había nacido en la India pero se había asentado desde joven en Dallas, donde era propietario de un restaurante. El director Wes Anderson lo conoció allí y le dio un papel en su película Bottle Rocket (1996). Repitió con él en Rushmore (1998) y The Royal Tenenbaums (2001).Spielberg lo había visto en estos films y quiso contar con su participación aunque hubiera rebasado ampliamente los ochenta años cuando se inició el rodaje.


El reto principal de la película era el set de rodaje principal. Se pensó en utilizar alguna terminal real cerrando secciones en momentos de poca afluencia pero la posibilidad quedó descartada por el aumento de presupuesto que habría provocado al forzar el traslado de los equipos de forma constante. Era necesario recrear una terminal de pasajeros dotándola del máximo realismo y, para conseguirlo, Spielberg decidió volver a contar con el brillante Alex McDowell en el diseño de producción. Tras su experiencia conjunta en Minority Report, McDowell se enfrentaba a un nuevo desafío en su carrera. La inspiración para concebirla la encontró en el clásico Playtime (1967), de Jacques Tati. La extraordinaria puesta en escena que Tati concibió para el ultramoderno aeropuerto de Orly guió su concepción visual dotando a la terminal de mucha fluidez y cristal constante para mostrar el exterior. Debía ser un set dinámico y amplio que permitiera los movimientos de cámara y aprovechara entradas de luz natural. El proyecto se hizo realidad en un hangar de reserva del Los Angeles Palmdale Regional Airport. Para el diseño de un aeropuerto moderno, tomó ideas del aeropuerto de Düsseldorf. En su interior se instalaron tiendas de marcas reales que servían productos auténticos: Sbarro, Borders, Hugo Boss, La Perla, Brookstone, Burger King, y Dean & DeLuca, entre otras. Cuando Spielberg y Kaminski llegaron al set comprobaron que el realismo del espacio era tan contundente que podría haber sido habilitado como terminal de aeropuerto de forma instantánea. 

Kaminski dispuso de los espacios para colocar las grúas y travellings que tenían previstas y pudo aprovechar excelentemente los numerosos lugares y rincones que ofrecía el gigantesco plató. La idea siempre fue la de usar una iluminación muy neutra que reforzara la habitual frialdad de un espacio que la mayor parte de la gente solo pisa durante un breve espacio de tiempo. Esa frialdad sería un contante contrapeso a los intentos de Navorski por adaptarse y crear un ambiente cómodo donde residir. La calidez de los planos entra en marcha en los momentos más íntimos del personaje, esos instantes de recogimiento al final del día en su improvisada cama. Esa misma calidez se recupera también en la ilusión que siente al citarse con Amelia.


El rodaje dio inicio el 1 octubre de 2003 y finalizó el 12 de diciembre. Solo fueron necesarios unos pocos interiores extras que se rodaron en el Aeropuerto de Montréal-Mirabel donde también se filmaron los exteriores del supuesto JFK. El objetivo final del viaje de Navorski es cumplir el último deseo de su difunto padre: conseguir el autógrafo del saxofonista Benny Golson, el último gran músico de jazz que faltaba en su lista. Golson y su banda eran los invitados fijos del Hotel Lexington, en el centro de Manhattan. Y allí es donde se rodaron unas secuencias finales que se coronaron en Times Square
"Creo que todos nos sentimos como Viktor en algunos momentos de nuestra vida: una persona desplazada en busca de una vida."
Desde el inicio, con una introducción de créditos iniciales que utiliza el propio panel de vuelos del aeropuerto, tenemos un acercamiento al efecto post 11-S: rutina pesada en los puestos del Inmigración, con medidas de acceso más exigentes y molestas para el usuario.  Desde el principio, Spielberg nos coloca ante la realidad del día a día en un gran aeropuerto y, en este contexto, donde no hay paciencia ni tiempo para contrariedades, aparece Viktor Navorski.Él se configura, desde el inicio, como una prueba para el sistema y como un dolor de cabeza constante para el intransigente director de aduanas. 


La odisea de Navorski se configura entorno a los obstáculos: una barrera idiomática inicial que da paso a la sensación de estar perdido en un limbo legal, dentro de un mundo globalizado, cuyos muros parecen estar más altos que nunca. Esta es una de las reflexiones más interesantes de la película porque la apertura de la puerta que conduce al exterior solo es percibida por Navorski desde la lejanía, desde la imposibilidad de cruzarla. El dramatismo y la desesperación se desarrolla cuando se ve confinado en la terminal de pasajeros mientras ve por televisión como Krakozhia se desangra en una terrible guerra civil. Se produce entonces una carga emocional de deshumanización que el protagonista irá rompiendo, de forma progresiva, gracias a su buen carácter y optimismo recalcitrante. 

Decidido a cumplir la promesa hecha a su padre, esperará el tiempo que haga falta y hará de la fría terminal un hogar cálido mientras el mundo exterior, lleno de atractivos, espera a un viajero que sufre reclusión por parte de las autoridades de un país cuya tradición ha sido siempre la de acoger a personas de muy diversa procedencia. Estados Unidos está cerrada para Navorski mientras continúa encapsulado en una enorme pecera de vidrio. Esta simbología resulta muy interesante y ejemplifica la intransigencia burocrática que caracteriza a las sociedades modernas, tal y como vemos cada día.

La vida diaria en el aeropuerto queda representada de forma magnífica mientras Navorski se va convirtiendo en un referente para la gente que trabaja allí. Poco a poco se van introduciendo mayores elementos de comedia y la música de John Williams empieza a variar para hacerse más distendida. Las tramas poco interesantes se rompen cada vez que interviene Frank Dixon con sus constantes trabas burocráticas. La situación de indefinición legal de Navorski encrespa a un hombre que ha hecho de su empleo una extensión de la propiedad personal. Y la extraña situación de Viktor compromete, una y otra vez, ese orden cuadriculado al que aspira el futuro director de aduanas. La incomprensión inicial se acaba convirtiendo en la utilización del miedo para conseguir su propósito. Incluso trata de embaucar al protagonista a fin de que abandone la terminal sin permiso y sea detenido por la policía de la ciudad. Cualquier fórmula es óptima para librarse de él aunque se sorprende por la agudeza del nativo de Krakozhia, su fuerte determinación y los apoyos que va consiguiendo entre los empleados del aeropuerto.


Con el paso de los meses, el apoyo de la gente se transforma en solidaridad constante hacia Navorski y eso significa la aparición de un contrapoder para Dixon. La naturalidad y la humanidad chocan contra el aspecto funcionarial y legalmente dogmático que caracteriza a Dixon. No se trata de un esquema tan maniqueísta como podría parecer porque sabemos perfectamente que, cada día, en los aeropuertos del mundo, la demanda de ayuda y colaboración choca contra la intransigencia y la incomprensión, eternamente amparada en la necesidad de ofrecer una imagen de teórica seguridad. 

Dentro de este planteamiento sumamente interesante, la presencia del personaje interpretado por Catherine Zeta-Jones supone un lastre. La línea del personaje aporta poco al relato. Solo consigue apostillar algo que ya conocemos: la tremenda humanidad de Navorski. Alguien que no hace de su situación un drama incontestable y que tampoco llama a la rebelión. No causa problemas, sino que se adapta a la injusticia con estoicidad pero, a la vez, con aprovechamiento. No en vano consigue un trabajo en la cuadrilla de albañiles que realizan reformas en varias zonas de la terminal. 

Para Dixon, esta situación en la que ambas partes poco pueden hacer hasta que el contexto político cambie, es un motivo constante de intranquilidad. Y la piedra de toque acaba siendo el problema con un ciudadano del Este de Europa que plantea un conflicto al intentar pasar un medicamento no autorizado. La mediación de Navorski consigue solucionar el conflicto pero eso no varía la actitud de su antagonista. Será el resto del personal del aeropuerto el que hará de su mano fotocopiada una reclamación gráfica en favor de la resolución de su caso. Se trata nuevamente de un modo de resistencia pacífica ante una situación de injusticia. Algo que no compromete el funcionamiento del aeropuerto pero que deja claro un potente mensaje de apoyo.


La película realiza, de forma fluida, cambios naturales entre comedia y drama aunque incorpora elementos superfluos como la relación romántica entre los personajes de Zoë Saldana y Diego Luna. En cuanto a la trama romántica de Navorski con Amelia, se trata de una historia bonita que, sin embargo, no lleva a ninguna parte. 

Con la resolución del conflicto en Krakozhia, la película inicia su conclusión con una propuesta resultona a la par que estrambótica. Pero de nuevo es concordante con el tono general de la película. Es un mensaje agradable y muy conciliador al estilo de Frank Capra. Y este era el objetivo de Spielberg en este proyecto. 

La Terminal aborda el siguiente conflicto: el cumplimiento autoritario de las normas frente al sentido de justicia moral. El tema sobre cómo las leyes deben amoldarse a las situaciones, siempre que sea posible, es una cuestión que tiene una presencia constante en la sociedad actual. Cuando el integrismo legal se impone a cualquier opción de adaptación o mano tendida para la resolución de conflictos, nos acercamos irremisiblemente a un escenario de cronificación en los problemas. La película plantea este asunto de forma ligera porque no está entre sus principios tocar esta cuestión en profundidad. Pero es evidente que nos induce a pensar un poco en esta problemática que surge de la interpretación pétrea de códigos y leyes. La evolución de la sociedad exige alternativas a este modelo excesivamente estricto e imperativo.

John Williams aprovechó la ocasión que le brindaba el tono emotivo de la película para configurar una banda sonora repleta de melodías traviesas y agradables. El objetivo era ilustrar las peripecias de Viktor desde un punto de vista amable que reflejara la inocencia del personaje y aportara pequeñas influencias de música del Este de Europa para darle una textura étnica. Para conseguirlo, la presencia del clarinete resultaba una buena opción y es por ello que el distinguido instrumento puebla la gran mayoría de las piezas. Muestra de ello es el tema principal titulado "The Tale of Viktor Navorski". No obstante, era importante añadir el sonido clásico americano que caracteriza al lugar de llegada.También se incluye alguna referencia jazzística para coincidir con el objetivo que guía la voluntad del protagonista. El tema "Jazz Autographs" ilustra ambos objetivos aunque, de forma orquestral, queda refrendado de una forma más patente en "The Fountain Scene". Un tema que, con variantes, se va diseminando a lo largo del metraje y culmina con la breve despedida gestual entre Amelia y Viktor en el exterior del aeropuerto. Como parte del anecdotario, cabe reseñar que Williams incluso llegó a componer un himno para Krakozhia que suena en un instante del film.

Estrenada el 18 de junio de 2004, La Terminal funcionó bien en taquilla recaudando 219 millones de dólares sobre un presupuesto de 60. Esta nueva "rara avis" en la carrera de Spielberg volvió a colocarle en el centro de atención pero pronto empezó a pensar en otros proyectos que le iban a llevar por muy diversos caminos.





Precedido por:

Atrápame si Puedes (Catch Me If You Can, 2002)

Continúa en:

La Guerra de los Mundos (War of the Worlds, 2005)

La historia de Guy Fawkes y su relación con V de Vendetta

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"Remember, remember 
the fifth of November,
The gunpowder treason and plot,
I know of no reason
Why the gunpowder treason
Should ever be forgot.”



Así empieza un poema, escrito en el siglo XVII, que condena los actos de traición de Guy Fawkes, un caballero inglés católico, que en 1605 trató de derribar el orden imperante protestante mediante un atentado que pretendía destruir el Parlamento en una sesión a la que asistía el Rey Jacobo I y practicamente toda la aristocracia protestante de Inglaterra.

Pero vayamos por partes. ¿ Quién era Guy Fawkes y cómo llegó a aliarse en un plan católico que tenía como objetivo un acto de tal magnitud ?



Guy Fawkes nació en 1570 en York. Era hijo de una familia que había aceptado la reforma religiosa promulgada en la época de Enrique VIII y definitivamente asentada durante el reinado de su hija, Isabel I.

Sin embargo, quiso el destino que su padre muriera en 1579 y su madre volviera a casarse tres años después con Denis Bainbridge, un ferviente católico, que formaba parte de los grupos que se resistían abiertamente a aceptar la autoridad de la nueva Iglesia de Inglaterra. La influencia de su padrastro hizo mella en Guy que se convirtió al Catolicismo cuando tenía 16 años. En una época en la que se perseguía y ejecutaba a los que hacían difusión pública del culto católico, Fawkes mantuvo su fe en la esfera privada como única manera de sobrevivir.

Encontró la forma de defender sus ideales religiosos a través de la guerra. Viajó a Flandes y se alistó en un regimiento de ingleses que luchaban junto a los españoles contra los protestantes holandeses. Sirvió durante diez años en esa campaña. Los detalles sobre su regreso a Inglaterra siguen siendo confusos pero la mayoría de especialistas sitúan su vuelta en el año 1603.

Una vez en casa, entró en contacto, de una forma más intensa, con grupos de disidentes católicos que preparaban un gran acto de fuerza que les diese la posibilidad de provocar una convulsión en el país que derribara al régimen imperante. Llegaron a la conclusión de que debían hacer algo desde dentro puesto que el resto de potencias europeas, particularmente España, se hallaban sumidas en fuertes deudas y era evidente que no podrían iniciar una campaña bélica de ayuda a los Católicos Ingleses.

El más decidido a elaborar un plan que moviera los cimientos de la monarquía protestante fue Robert Catesby, al cual se le considera el cerebro del conocido como Gunpowder Plot. Fawkes conoció a Catesby a través de Hugh Owen, un compañero en la campaña de Flandes, aunque también se dice que fue William Stanley, su antiguo comandante, el que le recomendó personalmente. Catesby vio en Fawkes al ejecutor que necesitaba. Debido a su experiencia militar y a su conocimiento de los explosivos, era el hombre ideal para hacer realidad el siniestro plan que tenía en mente.

El plan de Catesby preveía hacer estallar literalmente la Cámara de los Lores en el Palacio de Westminster (lugar en que se erige, desde el siglo XIX, el archiconocido Parlamento Británico) durante la sesión de apertura del año parlamentario. En ese día estaba prevista la presencia del Rey Jaime I y de toda su corte protestante. Dicha sesión iba a producirse a principios de noviembre de 1605.

La preparación empezó mucho antes cuando los conspiradores alquilaron una celda debajo de la Cámara de los Lores en la que fueron acumulando gran cantidad de explosivos (el conocido como Blackpowder, una mezcla de sulfuros, carbón, y nitrato de potasio) hasta llegar a 36 barriles que suponían 800 kilos. Sin embargo, había temor de que varios nobles católicos también asistieran a la sesión y uno de los conspiradores escribió una carta de advertencia a Lord Monteagle, uno de los caballeros más destacados. Este hecho fue un error muy grave ya que Monteagle, al igual que muchos otros católicos, estaba siendo estrechamente vigilado por las autoridades desde hacía años. Su correspondencia se intervenía constantemente y así fue como los detalles del atentado llegaron a conocimiento del Secretario de Estado, Sir Robert Cecil, que ordenó que se buscara en todas las celdas subterraneas localizando el mismo día 5 de noviembre, el zulo de Guy Fawkes.


Sin embargo, las ordenes fueron no tocar nada para que los conspiradores pensaran que su plan no había sido descubierto. Querían neutralizar el plan en el mismo momento para evitar su huida. Fawkes llegó esa tarde a la celda dispuesto a inmolarse si era necesario para sacar el plan adelante pero en el sótano le esperaban los soldados que le capturaron cuando ya se disponía a encender la mecha.

Fawkes fue conducido a la Torre de Londres donde se le torturó durante días para que revelara la identidad de sus cómplices. Tardó cuatro días en hablar y finalmente soltó los nombres de aquellos que ya habían sido apresados o que estaban en las listas de "sospechosos habituales" de las autoridades. El 31 de enero de 1606, Fawkes y el resto de conspiradores apresados fueron juzgados en Westminster Hall. Tras ser declarados culpables, se les condujo a dos ubicaciones diferentes en las que fueron colgados y posteriormente descuartizados cumpliendo la pena que regía en esos tiempos para los que incurrían en delito de alta traición.

Robert Catesby y otros conspiradores consiguieron huir, tras ser descubierto el plan, pero fueron atrapados en Staffordshire y murieron en el enfrentamiento subsiguiente mientras trataban de resistir desde el interior de una casa.

El mismo día 5 de noviembre, el Gobierno instó a los Londinenses a que hicieran hogueras en las calles para celebrar que el Rey había escapado a la muerte. De esta manera, se inició una tradición que aún persiste hoy en día en lo que se conoce como la Guy Fawkes Night.

Como siempre ocurre en estos casos, este suceso generó una gran cantidad de literatura y obras de teatro diversas a lo largo de los siglos pero no tenemos que alejarnos mucho para tener una referencia reciente surgida de la sagaz pluma de uno de los comic book authors más atrevidos y rompedores de los últimos años: el británico Alan Moore.

Alan Moore sacó a la venta una novela gráfica, dividida en diez partes, entre 1982 y 1988 que tenía como punto de partida la historia de Guy Fawkes. Se trataba de V de Vendetta (con dibujo de David Lloyd).


En ella, Moore nos explica la historia de un justiciero anarquista que se revela contra un gobierno dictatorial que ha tomado posesión de los destinos de Gran Bretaña. Con una apariencia deformada por los experimentos que él mismo sufrió a manos de los lacayos de este pérfido régimen, este hombre sin nombre toma la indumentaria clásica de Guy Fawkes, ataviado con una máscara que le da un aspecto fantasmal, y se erige en denunciante de las atrocidades cometidas por el Gobierno que dirige el cruel Adam Sutler.

De alguna manera, V intenta erigirse en un nuevo Guy Fawkes que, sin embargo, no busca cambiar el régimen por una cuestión de religión sino por decencia pública, haciendose el paladín de la lucha contra la tiranía. la opresión, y la ausencia de libertad.

En 2005, los hermanos Wachowski produjeron la adaptación cinematográfica de la novela gráfica de Alan Moore consiguiendo que un enorme sector de público conociera los hechos históricos que estan en la base del argumento. La película, protagonizada por Hugo Weaving (en el papel de V), Natalie Portman, John Hurt, y Stephen Rea fue un ejemplo de adaptación respetuosa de un material de gran calidad que merecía llegar al medio cinematográfico.
En definitiva, una muestra mas de la extensa relación que siempre ha existido entre historia y cine.





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