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Spielberg on Spielberg: El Color Púrpura (The Color Purple, 1985)

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"No creo que hubiese podido realizar La Lista de Schindler ni El Imperio del Sol sin El Color Púrpura. No tenía la madurez, ni la habilidad ni la información emocional para tratar el Holocausto de una forma honorable, sin avergonzar a los supervivientes y, sobre todo, a aquellos que no sobrevivieron. Todas las películas anteriores a El Color Púrpura quedan mejor con el olor a palomitas. El Color Púrpura no." 

En 1984 se cumplían diez años del debut cinematográfico de Steven Spielberg. Las siete películas que había dirigido acumulaban una recaudación en taquilla que superaba los 2000 millones de dólares. George Lucas y él, tanto en sus proyectos individuales como conjuntos, habían sido capaces de devolver a las salas de cine el espectáculo y el entretenimiento de calidad inventando, por el camino, el concepto de blockbuster moderno. Una nueva generación de espectadores se estaba forjando en base a nuevos preceptos que pretendían convertir el visionado de las películas en una experiencia vital inolvidable.

En el caso de Spielberg había acreditado su enorme talento como narrador y planificador. Además de mostrar un gran dominio de la técnica cinematográfica con planos y ángulos impactantes, había demostrado también una gran habilidad en la dirección de actores y, con el éxito conseguido, se estaba convirtiendo en un empresario capaz de reunir a nuevos talentos con los que generar proyectos interesantes.

Sin embargo, pasada esta primera etapa en su trayectoria como director, estaba deseoso por explorar otras temáticas que le llevaran a crecer más como cineasta. A los 37 años se creía preparado para empezar a trabajar el drama pero no encontraba un material de base que le entusiasmara. Nadie podía esperar, en ese momento, que el argumento finalmente elegido tratara la historia de mujeres afroamericanas oprimidas durante las primeras décadas del siglo XX.


En 1982, la escritora afroamericana Alice Walker, nativa de Georgia, había publicado la novela epistolar The Color Purple. En ella había creado un mosaico de situaciones inspiradas en los relatos que le habían llegado a través de sus ancestros. La violencia machista, los malos tratos y la mala consideración de las mujeres negras, dentro de sus propias familias, eran el motor fundamental de una narración fragmentada que confluía entorno al personaje central de Celie, una joven cuya desgracia personal se alternaba con momentos de cierta descarga emocional hasta llegar a una conclusión benevolente.

La novela obtuvo el premio Pulitzer y su difusión aumentó considerablemente. Kathleen Kennedy había leído el libro con fruición y decidió pasárselo a Spielberg como una "pseudo-invitación". El director se encontraba en la post-producción de Temple of Doom y preparaba un gran proyecto para la televisión titulado Amazing Stories. Le pareció interesante la propuesta de la novela y se la leyó en un fin de semana. De forma inmediata, quedó cautivado por el viaje emocional que deben soportar las hermanas protagonistas para volver a reunirse. Sin duda alguna, vislumbró en esas páginas un tipo de película que nadie esperaba de él y eso es lo que más le interesaba en aquel momento.

Los derechos de adaptación estaban en poder del productor musical Quincy Jones, quien ya tenía un pacto de distribución con Warner Brothers en el caso que el film llegara a realizarse. Spielberg quería implicarse con Amblin y asociarse con Quincy Jones en la producción pero la propia Alice Walker debía aprobar al director. Así que Spielberg volvió a hacer lo que hacía diez años que no practicaba: venderse a sí mismo. Acudió a la cita con Walker como si se tratara de una entrevista de trabajo.

Ante el pésimo historial de Hollywood realizando retratos de afroamericanos, Walker quería asegurarse al máximo de que su material sería bien tratado. Sin embargo, con Spielberg tenía algo positivo. Había visto E.T. y le había encantado por el detenimiento y atención con que el director se había acercado a los personajes. En la conversación entre ambos hubo acuerdo aunque ella no quería encargarse de la adaptación. No le gustaba revisar lo que ya estaba hecho pero, ante la insistencia del director, aceptó ponerse con ello. Finalizada la escritura, no quedó nada satisfecha con el resultado porque se dio cuenta que había creado algo diferente que iba más allá del libro. Habían entrado nuevas ideas y, según ella, todo aquello ya no correspondía a la novela. Decide dejarlo y pide que no se utilice ese borrador aunque se ofrece a colaborar con el guionista que elijan.
"La gran diferencia en El Color Púrpura fue que la historia no es más importante que las vidas de esas personas. No quería hacer una película que empequeñeciese a los personajes. En esta, los personajes son la historia."
Spielberg inicia entonces una serie de entrevistas con guionistas. Curiosamente, el que muestra más entusiasmo y predisposición para adaptar el material es el debutante Menno Meyjes, un holandés que llevaba algunos años formándose en Estados Unidos.

Alice Walker aprobó la decisión al confirmar que Meyjes había logrado captar la esencia del material convirtiendo su guión en un homenaje a las generaciones anteriores. Sin embargo, el director le pidió a la autora que estuviera en el set de rodaje para poder ser consultada en todo momento. El director necesitaba una fuente de inspiración, una guía que le acompañara por un mundo desconocido para él.


Mientras tanto, el director de casting Reuben Cannon le presenta a Spielberg un espléndido grupo de actores desconocidos para la mayor parte del reparto coral. Para el papel de Celie, la propuesta era Whoopi Goldberg, una actriz cómica de San Francisco que ahora triunfaba en Nueva York con un espectáculo propio que estaba siendo producido por Mike Nichols. Whoopi no quería dejar pasar esta oportunidad y escribió una emotiva carta a Alice Walker. Tras verla en el escenario, la autora también bendijo la elección puesto que la vio capaz de representar a un personaje que no es vencido por la depresión a pesar de todas las penurias que atraviesa. La lista de Cannon también incluía a Willard Pugh (Harpo), Akosua Busia (Nettie), Rae Dawn Chong (Squeak), Desreta Jackson (joven Celie) y Ben Guillory (Grady).

La elección de Oprah Winfrey para el papel de Sofía fue producto de la casualidad. Quincy Jones había viajado a Chicago para testificar en un juicio de plagio sobre canciones de Michael Jackson. Una mañana, mientras se preparaba para acudir al tribunal, vio a una presentadora de un informativo local por televisión. Tuvo entonces el pálpito de que sería la mejor elección para el papel de Sofía y contactó con ella. Oprah estaba empezando en el mundo de la comunicación y ahora además le llegaba una increíble oferta en el cine. Como bien sabemos, su exitosa carrera mediática estaba a punto de comenzar.

Para el papel de la cantante Shug Avery, Spielberg quería a Tina Turner. Pero la artista de Nutbush declinó la oferta ya que afirmaba haber vivido una existencia parecida a la de Celie con su ex-marido Ike Turner. Y no quería formar parte de una historia que tratara temas de abuso y violencia machista. Entonces, Reuben Cannon sugiere a Margaret Avery para el papel. Spielberg no la recordaba aunque ella fue la que le hizo memoria de algo que él había olvidado: ya había estado a sus órdenes en el telefilmSomething Evil (1972).

En cuanto al personaje de Albert Johnson, al que casi todos en el film llaman Mister, el director tenía una elección clara: Danny Glover. Tras haberle visto en Places in the Heart (1984) quería trabajar con él y aunque el rol de Mister era cruel y violento estaba convencido que Glover lo sacaría perfectamente. De alguna manera, en las primeras conversaciones entre ambos, Spielberg le transmitió que Albert no es un villano construido a sí mismo sino una víctima de su propio padre y de una época. Precisamente, como Old Mister fue contratado el veterano Adolph Caesar.

Por otra parte, un joven actor que a los 14 años ya había formado parte del reparto de Apocalypse Now (1979), se incorporó para el personaje de uno de los músicos que acompaña a Shug. Se trataba de Larry Fishburne (lo de Laurence vendría después).

El marco geográfico y temporal de la película era el interior de Georgia entre 1909 y 1937. Planteaba un reto importante de caracterización para el diseñador de producción, J. Michael Riva. Se encontró el entorno ideal en localizaciones de los condados de Anson y Union (Carolina del Norte) y hasta allí se desplazó un nutrido equipo de rodaje. Spielberg se encontraba ante el que iba a ser su primer proyecto enteramente personal, lo que Kathleen Kennedy denominaba como su "primer film serio" y debía lidiar con un nuevo nivel de exigencia que le obligaría a una catarsis personal.

"El Color Púrpura era mi primera película para adultos y, de alguna manera, yo también me sentía adulto por primera vez ya que estaba a punto de ser padre. Estoy convencido de que lo que estaba ocurriendo en mi vida me ayudó en la película puesto que ese crecimiento personal se fusionó con el material que debía tratar y me dio inspiración para sacarlo adelante. Sin embargo, llevábamos pocos días rodando, a principios de junio de 1985, y recibí una llamada urgente que me obligó a parar la filmación. Mi esposa, Amy Irving, estaba de parto. Así que me marché rápidamente a Los Angeles para vivir la mayor experiencia de mi vida."

A su regreso a Carolina del Norte, Spielberg se pone a trabajar con energías renovadas y empieza a convertir el set en una auténtica comunidad en la que todos los implicados podían sugerir y aportar ideas.

Whoopi Goldberg, Oprah Winfrey, Spielberg y Kathleen Kennedy.
La película reflejaba estaciones del año muy diversas. Para representar el invierno se utilizó sal para simular nieve aunque los actores debieron sufrir lo suyo porque, en ocasiones, la temperatura llegaba a los 35 grados centígrados y debían actuar con ropa muy gruesa. Otro de los problemas ocurrió con las flores púrpuras que inundaban la pantalla en la escena inicial. Se plantaron meses antes pero al florecer tenían un color rosa pálido. No quedó otro remedio que pintar las más cercanas a la cámara y colorear en post-producción el resto para lograr el efecto deseado.

Solucionados los problemas estéticos, Spielberg se centró en el lirismo y el alma de la película. Trabajó a fondo con el director de fotografía, Allen Daviau, para mostrar con gran definición los rostros de los personajes en contraposición a los escenarios más bien oscuros. Para crear la atmósfera interior de calor en los momentos de verano, se utilizó humo. La luz que entraba por las ventanas arrastraba el humo y hacía que brillaran creando un entorno que reforzaba la carga dramática. Un ejemplo de ello es la secuencia en que Harpo visita a su padre para presentarle a Sofía.

Otro momento particularmente interesante se produce en la transición que une a las dos Celie: la jovencita y la adulta. La joven abandona la escena desde el primer plano y se sienta en una mecedora dibujando su sombra en la pared. Entonces vemos como el viento otoñal hace su aparición arrastrando un folleto en el que se anuncia la llegada de Shug Avery. Son los vientos del destino que están llegando a la casa para generar un cambio. Oímos como el Mister vuelve a dar órdenes a Celie, cuya silueta seguimos viendo. Cuando ésta se levanta, su voz ya es diferente. Aparece en el ángulo de cámara y se acerca hasta el primer plano mostrándonos por primera vez a Whoopi Goldberg en el papel. Sencillamente magistral el uso de la metáfora visual.

Precisamente las transiciones son uno de los elementos más destacables de esta brillante película. Los cambios de estación y de época son bucólicos y estilizados porque siempre surgen del sentimentalismo más íntimo. La evolución de Celie parece estar en comunión con el cambio paisajístico. De ahí que la cinta, en ocasiones, se convierta casi en un poema visual de las emociones humanas.

Existe también un octavo personaje principal que no es humano y no está vivo. Nos referimos al buzón de Albert, un elemento capaz de traer alegría o tristeza a la vida de Celie. Cuando está vacío refleja también el estado del corazón de Celie mientras que la nieve o la florescencia a su alrededor denotan los cambios de estación. Resulta ser un vehículo ideal para las transiciones.

Hubo cierta polémica posterior al comprobar que Spielberg había modificado un momento que en la novela es un punto culminante. Celie y Shug mantienen un encuentro sexual que libera a la primera de sus tenazas. No obstante, el director juzgó que en pantalla una escena así sería compleja y obligaría a aumentar la calificación moral de la película. Reflexionó sobre ello y decidió ser mucho más sutil y metafórico expresando lo mismo pero ahorrándose la expresión evidente. Creó un instante poético de gran belleza en el que el acercamiento sentimental entre ambas mujeres se concentra en un beso dentro de un entorno cálido e intimista. Consigue trasladar al espectador la idea de que estamos ante el inicio de la liberación de Celie porque empieza a aceptarse a sí misma.

La escena de la violenta separación entre las hermanas también resultó muy exigente a nivel dramático. Tras la contundente forma de repeler el ataque sexual del Mister por parte de Nettie, éste decide expulsarla de la casa y lo hace furiosamente, como es habitual en él. Danny Glover odiaba tener que hacerlo porque era un momento que resultaba muy cruel pero tuvo que ponerse a ello demostrando sus mejores dotes interpretativas. La orden de Spielberg a Desreta Jackson y Akosua Busia era franca y directa: "no dejéis que os separe. Luchad con todas vuestras fuerzas. Quiero ver eso en todo momento". El resultado final quedó muy logrado a pesar de lo complicado que resultaba para los actores representar la crudeza del momento.


El descubrimiento de las cartas de Nettie, ocultadas por el Mister a lo largo de los años, supone otro de los momentos importantes de la cinta. Shug las encuentra y al ponerlo en conocimiento de Celie llegamos a un auténtico punto sin retorno. Celie adquiere entonces la fuerza para independizarse del yugo doméstico. Todo acabará estallando en una comida de Acción de Gracias en la que el mundo construido por el Mister se resquebraja. Esta secuencia también destaca por la intervención de una depauperada Sofía. Unas palabras que fueron completamente improvisadas por parte de Oprah Winfrey y que encajaron fenomenalmente en la situación dramática.

El curso de la trama continúa hasta llegar a una conclusión en la que Celie y Nettie vuelven a reunirse entre las flores, recuperando el lirismo con el que había empezado el film. Albert consigue resarcir en parte el mal causado aunque en el guión se incluía una charla conciliadora entre él y Celie que Spielberg descartó porque las heridas creadas a lo largo de décadas no podían curarse tan amigablemente.

Una vez más, Frank Marshall volvió a ejercer de director de segunda unidad puesto que suyas fueron las tomas ambientadas en Kenya. Spielberg empezó las sesiones de montaje con Michael Kahn incorporando la banda sonora que Quincy Jones acababa de componer. El Color Púrpura es la única película completa de Spielberg que no fue musicada por John Williams en casi cuarenta años. El contrato de Quincy Jones con Warner establecía que él se encargaría de toda la música del film además de ser uno de los productores. El resultado es una banda sonora que destaca durante las transiciones creando mezclas musicales que dan unidad a la cinta. No obstante, el mayor éxito de la propuesta de Jones reside en las canciones más que en la partitura instrumental. La adaptación de una canción tradicional de tabernas, "Dirty Dozens", brilla especialmente en las secuencias dentro del garito de Harpo pero la joya de la corona es "Miss Celie's Blues (Sister)", una bellísima canción que sorprendió a Alice Walker por la capacidad que tenía de explicitar la especial relación de Shug y Celie. Quincy Jones compuso la pieza junto a Rod Temperton mientras que Lionel Ritchie escribió gran parte de la letra. Al igual que ocurría en las otras canciones que interpreta Shug, la voz pertenece a Tata Vega.

 

Steven Spielberg quedó muy satisfecho con el resultado final. Por encima de todo, se trataba de una historia universal que iba más allá de la comunidad étnica en la que se centraba. Era un canto a la sensibilidad y al humanismo y podía conectar con todo tipo de público. Además, había resultado ser una gran experiencia para él como director. Tenía que seguir aprendiendo en cuanto al dominio del drama pero había dado un gran paso que se consolidaría en proyectos futuros. La cinta contenía secuencias de una profundidad dramática que solo había trabajado antes en algún momento de E.T. el Extraterrestre.

El Color Púrpura se estrenó el 18 de diciembre de 1985. Spielberg se había tomado unas largas vacaciones tras la premiere y no quiso estar pendiente de la recepción crítica y comercial de la película. Le habían llegado noticias de malas críticas en los pases de prensa y pensó que la taquilla sería acorde a esas apreciaciones. Poco le importaban las opiniones de aquellos que, habiendo leído la novela, le acusaban de haber dulcificado la trama. Él solo pretendía que la cinta llegara al público que pudiera estar interesado. 

Así fue como, durante cuatro meses, el director no supo que El Color Púrpura había recaudado más de 100 millones de dólares en Estados Unidos. No se enteró de esta información hasta una fiesta previa a los Oscar, en marzo de 1986. El film había costado 15 millones y la recaudación final se elevó hasta los 142. 

En la gala de los Oscar, el film partía como uno de los favoritos con 11 nominaciones. Aunque Spielberg fue ignorado como director, sí que competía en las categorías de mejor película, actriz (Whoopi Goldberg), actrices de reparto (Oprah Winfrey y Margaret Avery), guión adaptado, fotografía, dirección artística, vestuario, maquillaje, banda sonora y canción ("Miss Celie's Blues"). Pero el resultado final de la noche arrojó una gran decepción puesto que no obtuvo ni una sola estatuilla. Memorias de África (Out of Africa), Cocoon, El Honor de los Prizzi (Prizzi's Honor), y Único Testigo (Witness), entre otras, le ganaron la partida. El mensaje era claro: a los Académicos no les acababa de satisfacer el giro de su Rey Midas. Con el tiempo, Spielberg se encargó de ir cambiando este esquema.




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El Imperio del Sol (Empire of the Sun, 1987)

Recordando Senderos de Gloria (Paths of Glory). Por Fran Marí

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La Primera Guerra Mundial (1914-1918), como uno de los grandes conflictos bélicos contemporáneos que es, ha sido llevada a la gran pantalla en innumerables ocasiones. Los especialistas analizan y estudian películas como El Gran Desfile (The Big Parade, 1925), Sin Novedad en el Frente (All Quiet on the Western Front, 1930), La Gran Ilusión (La Grande Illusion, 1937) y El Sargento York (Sergeant York, 1941). Sin embargo, una de las más destacadas, tanto por historiadores como críticos, siempre ha sido Senderos de Gloria (Paths of Glory, 1957).

El joven Stanley Kubrick, que sólo contaba 31 años cuando realizó esta película, muestra sus ideas más antibelicistas en esta cinta. Critica la guerra y las injusticias que se viven, tanto por las misiones suicidas que están obligados a cumplir los soldados como por las diferencias entre soldados y oficiales. Basada en una novela de Humphrey Cobb de 1935, la historia de esta película fue rechazada por varios estudios norteamericanos debido a su carácter extremadamente crítico y antibelicista, ya que, aun habiéndose acabado el maccarthismo, todavía estaban muy presentes las listas negras. Esta situación obligó al director a rodar la película coproduciéndola con James B. Harris y con el apoyo, tanto económico como profesional, del actor Kirk Douglas, que protagoniza la cinta de manera excepcional.

Francia, 1916 - La guerra está detenida, nadie avanza ni retrocede, y la «tierra de nadie» crece día a día. La Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra, iniciada dos años antes ha llegado a un punto muerto, las trincheras están superpobladas en condiciones pésimas de salubridad, y los soldados que no mueren intentado conquistar unos metros de tierra, enloquecen esperando el terrible momento de la muerte.

Nos situamos en el bando francés, el general Broulard (Adolphe Menjou), un alto cargo del ejército, le pide al general Mireau (George Macready) que conquiste la Colina de las Hormigas, una posición alemana inaccesible, es decir, una misión imposible. A cambio, a pesar de expresarse con sutilezas, recibirá un ascenso. Mireau, reticente a llevar a cabo una misión como aquella, acaba aceptando. Como es evidente, un general como Mireau, que vive en un palacete amueblado al estilo de Luis XVI, no puede dirigir la ofensiva personalmente, así que le pasa el encargo a uno de sus mejores hombres, el coronel Dax (Kirk Douglas). Este se niega al principio, pero después se ve obligado a aceptar la misión por miedo a posibles represalias y a ser licenciado con deshonor. Pero antes de emprender tan suicida misión, Dax encarga al teniente Roget (Wayne Morris), un hombre traumatizado por la guerra y adicto al alcohol, que haga una misión de reconocimiento de la «tierra de nadie». Sin embargo, durante esta misión, Roget pierde los estribos y provoca que uno de sus dos hombres muera. El otro, el cabo Paris (Ralph Meeker), lo amenaza con confesarlo todo al coronel, dando lugar a una disputa personal provocada por la tensión que se vivía constantemente en las trincheras.

El intento de conquistar la Colina de las Hormigas empieza, los soldados caen como moscas en el campo de batalla, mientras que batallones enteros no avanzan por el miedo a morir. Mireau, enfurecido por la cobardía de sus hombres, decide abrir fuegos sobre sus propias posiciones para que los soldados salgan de las trincheras o mueran en ellas, pero la orden no se llega a cumplir. El ataque resulta ser un auténtico fracaso y los soldados del coronel Dax son acusados de cobardía y traición a la patria. Para castigarlos y para que aprendan la lección, Mireau decide, con el permiso de Broulard, ejecutar a tres soldados, uno de cada batallón, seleccionados arbitrariamente por los responsables correspondientes. A pesar de que se realice un juicio militar secreto y sumario, la sentencia es irrevocable desde un principio, los tres soldados serán fusilados. Sin embargo hay un hombre que intentará salvarlos, el coronel Dax.


El resultado final es una película con un mensaje claro, no contra los militares, sino contra todas las guerras, como la de Vietnam, que en aquellos momentos era el tema de actualidad en todo el mundo por la reciente intervención francesa. Con un guión rápido y claro, y una fotografía excelente en blanco y negro, da la sensación que la cinta se rodara en una auténtica trinchera francesa. Nos muestra el sufrimiento de los soldados, antes, durante y después de cualquier ataque, tan presente en todos los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial.

La película está repleta de escenas que han pasado a la historia, como el travelling por las trincheras, una de las escenas de mayor sufrimiento humano de la historia del cine, o el juicio final, en el que se ve hasta donde puede llegar la injusticia de la justicia.

A pesar de su indiscutible calidad fílmica, Senderos de Gloria fue una película rechazada por muchos países. En Francia, se prohibió su proyección hasta 1980, más de veinte años después de su realización, y de casi setenta de los hechos que narra.

Algo que queda muy claro al verse esta película son las diferencias entre soldados, oficiales menores y grandes oficiales. Mientras que los primeros viven en condiciones pésimas de salud, con la lluvia constantemente cayendo sobre ellos, embarrados, comiendo mal, etcétera, etcétera, los oficiales residían en palacios y casas aristocráticas de la época de la Monarquía absolutista, con todas las comodidades posibles: comida, bebida, descanso, alguna que otra fiesta o recepción. Dando lugar a una contradicción social, siendo los que más quieren luchar y combatir, los que menos lo hacen.

En la llamada «guerra de trincheras», que dominó casi todos los frentes de la Primera Guerra Mundial, las posiciones no se movían, puede que durante meses solo se avanzara unas decenas de metros, para más tarde volver a retroceder en favor del enemigo. La mayoría de ataques eran actos suicidas, en los que se intentaba que de entre centenares de soldados, solo unos pocos lograran llegar hasta la posición enemiga, donde la inferioridad de fuerzas los llevaría igualmente a la muerte. Los soldados eran considerados por los oficiales como piezas de ajedrez, sobre todo peones, que se podían sacrificar en favor del triunfo del rey, es decir, los propios oficiales. Este desprecio por la vida de los soldados se puede ver perfectamente cuando el general Mireau hace un recuento de los porcentajes de bajas, bastante optimista, que sufrirá el cuerpo del coronel Dax durante el ataque, mostrando que, para Mireau, los soldados no son más que números y probabilidades, en su caso, de lograr el deseado ascenso.


Por otro lado, tenemos el caso de los adoctrinamientos mediante las ejecuciones, algo que si bien nos puede parecer imposible, incluso contraproducente, era un procedimiento habitual que seguía la siguiente reflexión: si matamos unos cuantos soldados por cobardía, o por cualquier otro tipo de traición, los otros tendrán más miedo de nosotros, sus oficiales, que no del enemigo; de este modo, durante los ataques preferirán salir de las trincheras y morir con honor, que morir fusilados por cobardes en manos de sus propios compañeros. A pesar de esta reflexión, cuya lógica está un poco pasada de vueltas, el resultado que se obtenía no era este, sino que los soldados respondían psicológicamente en negativo, por lo que no conseguían que luchasen con mayor fuerza, sino que quisiesen volver de cualquier forma a casa, algo imposible, provocándoles depresión, estrés, agotamiento físico y mental, y, por lo tanto, muerte igualmente.

Ha sido una película muy valorada y criticada a la vez. Por ejemplo, Marc Ferro, uno de los pioneros en estudiar las relaciones entre historia y cine, lo destruye, no le niega su valor como película, pero sí como el film histórico que quiere ser, tal y como expresa en estas líneas:
«Senderos de gloria es una película que tiene como objetivo complacer a un determinado público, y este público es bastante, y posiblemente hay verdad en este film, porque todos los pequeños hechos que explica Stanley Kubrick son auténticos: el general ha existido y el coronel también, y todos [...]. Pero no fue todo junto ni en el mismo lugar; en nombre de la unidad de espacio y tiempo y de dramatización se ha hecho un film histórico que es falso. Y aquí llegamos a un punto crucial de la cuestión, porque el film como la novela y como cualquier medio de expresión tiene sus reglas, y estas reglas no siempre coinciden con la naturaleza histórica de los fenómenos.» (Ferro, M. «Perspectivas en torno a las relaciones Historia-Cine», en Film-Historia, vol. I, nº1, 1991, p.8.).
Volviendo al principio, existe una larga lista de películas que nos retratan las diferentes facetas de conflicto armado, si bien al principio hemos mencionado las que los «especialistas» más valoran. Ahora, y para terminar, os ofrezco unas pequeñas recomendaciones para aquellos que quieran seguir descubriendo la Primera Guerra Mundial sin tener que abrir un libro de historia:


Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, 1962), de David Lean.Arabia, 1916 - La vida de T. E. Lawrence durante el conflicto entre les tribus árabes y Turquía.

Gallipoli (1981), de Peter Weir. Turquía, 1915 - Soldados australianos voluntarios durante la batalla de Gallipoli.

Capitán Conan(Capitaine Conan, 1996), de Bertrand Tavernier. Frente Oriental, 1918 - Soldados franceses renegados al final de la guerra.

Largo domingo de noviazgo(Un Long Dimanche de Fiançailles, 2004), de Jean Pierre Jeunet. Posguerra en Francia - Doble hilo argumental entre el París de posguerra y la vida en la trinchera.

Nuevo teaser de Star Wars: The Force Awakens (SW Celebration - Anaheim)

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"The Force is strong in my family...
my father has it
I have it
my sister has it
...you have that power too"




WALT DISNEY PICTURES presents a LUCASFILM and BAD ROBOT production 

"STAR WARS EPISODE VII: THE FORCE AWAKENS"


HARRISON FORD  CARRIE FISHER  MARK HAMILL
OSCAR ISAAC  ADAM DRIVER  DAISY RIDLEY  JOHN BOYEGA
DOMNHALL GLEASON  ANDY SERKIS  LUPITA NYONG'O
GWENDOLINE CHRISTIE  MAISIE RICHARDSON-SELLERS
and MAX VON SYDOW

with PETER MAYHEW as Chewbacca  ANTHONY DANIELS as C-3PO and KENNY BAKER as R2-D2


Music by 
JOHN WILLIAMS

Cinematography by 
DANIEL MINDEL

Film editing by 
MARYANN BRANDON and MARY JO MARKEY

Production design by 
RICK CARTER and DARREN GILFORD

Produced by 
J.J. ABRAMS  BRYAN BURK and KATHLEEN KENNEDY

Written by 
J.J. ABRAMS and LAWRENCE KASDAN 
based on characters created by GEORGE LUCAS

Directed by 
J.J. ABRAMS

The Walking Dead: Alexandría (SPOILERS)

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Nos encontramos otra vez con el final de una larga y sorprendente temporada a manos de los creadores e intérpretes de la serie The Walking Dead. Una temporada que tanto ha gustado o ha decepcionado a sus seguidores por razones diversas.

Sin entrar en detalles sobre esto último, ya comentado ampliamente en anteriores artículos, voy a centrarme en la valoración de estos 8 últimos capítulos.

Como ya viene siendo habitual, tampoco puede ser de otra manera, los personajes creados por Robert Kirkman en el cómic de referencia del mismo título, han ido evolucionando para darse cuenta de que, una vez conseguido realizar el deseo de establecerse y dejar de ser nómadas en un escenario cada vez más inseguro, no acaban de integrarse en una comunidad con la facilidad que ellos creían.

Sus múltiples vivencias a lo largo de casi dos años de hecatombe zombie, algunas de ellas atroces y traumáticas, han convertido al grupo liderado por Rick Grimes (Andrew Lincoln) en personas nómadas que no saben cómo encajar en una forma de vida “normal”, como la que era la habitual antes de la epidemia.

¿Por qué les ha pasado esto? ¿Cómo puede ser que ese anhelo por volver a ser los de antes, después de tantos peligros y muertes de seres queridos, no dé el resultado que ellos esperaban?

La razón puede ser la evolución inevitable que desde un punto de vista psicológico tiene todo estrés postraumático. Este proceso, completamente mental, pasa factura a todos los niveles. Una persona no puede continuar como si nada hubiera pasado y pretender que, cuando uno lo decide, puede conseguir que todo vuelva a ser como antes. Esto no funciona así y Kirkman nos está dando pruebas de que conoce muy bien de qué trata este tipo de trastornos y el proceso mental que requiere.

El síndrome de estrés postraumático está clasificado dentro del grupo de los trastornos de ansiedad generalizada, caracterizados por el cambio integral de la persona a raíz de su exposición a un acontecimiento estresante, traumático de manera extrema y que puede, o no, incluir daño físico. Sea como sea, siempre supone una amenaza o catástrofe continua para la persona que lo padece.

Su desarrollo puede tener lugar poco después de la vivencia brutal a la que ha sido expuesto el individuo o empezar a manifestarse un tiempo después, justo cuando el individuo baja las defensas porque ya se cree a salvo. Es entonces cuando todo lo absorbido por el cuerpo, a través de sus sentidos, tiene que ser expulsado hacia fuera como manera de “auto limpieza” a la que se somete la propia psique de la persona.


Rick, Daryl, Carol, Michonne, Glenn, Maggie, Carl… todos ellos no son conscientes de que nunca más volverán a ser ellos mismos, de que todo ha cambiado para siempre. Lo que conocían, lo que les gustaba, lo que sabían que iba a suceder después de cada acción que emprendían, lo que podían planificar, lo que podían modificar según sus expectativas en la vida… nada de todo ello puede volver a sucederse de la misma manera. Porque el mundo en el que viven ahora ya no es el mundo en el que nacieron y esperaban morir.

Su llegada al refugio de Alexandría, como si se tratara del Paraíso Prometido, no puede ser más descorazonadora. La familiaridad con la que los reciben y aceptan, las mansiones que les ofrecen para que se establezcan, la tranquilidad y aparente seguridad que otorga el lugar… no son sino espejismos que, a cada capítulo, hemos ido viendo cómo han acabado por hacerles entender (muy a su pesar) que ellos ya no pueden vivir en una comunidad que no dependa de sus propias normas.

En Alexandría ocurre todo lo contrario: han llegado a convertir este refugio en una especie de tierra protegida en la que, de momento, han tenido la suerte de que nadie les haya atacado aún, vivos o muertos. Pero viven en una ilusión que tarde o temprano se romperá y de la que tampoco se han percatado. Incluso se niegan a pensarlo cuando el propio Rick les avisa de su falsa creencia de seguridad.

Veremos cómo se suceden los acontecimientos en la sexta temporada porque, siguiendo el hilo conductor de la trama original (el cómic), quedan muchas cosas por suceder que afectarán a todos sus integrantes por igual, tanto a la comunidad de la gobernadora Deanna Monroe (Tova Feldshuh) como a nuestros héroes del grupo de Rick.

Una parte del pequeño pueblo de Senoia (Georgia) se ha convertido en Alexandría para el rodaje de la serie.

Las dos comunidades deberán aprender a respetarse y a convivir pero siempre bajo los deseos de Rick y de los suyos y esa va a ser tarea no siempre fácil. Veremos cómo adaptan del cómic, para los futuros capítulos, una serie de acontecimientos muy trascendentales para el desarrollo de la trama en general. Y también veremos, si respetan el formato papel, cómo desaparecerán dos de los integrantes de nuestro querido grupo de supervivientes, muy importantes para la supervivencia de todo el conjunto…

Quedan villanos por aparecer que provocarán muertes atroces (mucho peor incluso que el Gobernador), cambios muy drásticos en la forma de proceder de algunos de los protagonistas y hechos trascendentales y radicales que volverán a dar un giro de 180 grados a los acontecimientos.

Kirkman no permite que los seguidores se relajen porque esta historia es continua, trepidante y cambiante, tal como nos sucedería a nosotros si la viviéramos realmente. Nunca hay seguridad, nunca nada volverá a ser lo mismo que antes. Sólo falta por averiguar cuándo lo van a asimilar completamente los protagonistas de esta historia apocalíptica de la raza humana.

Alexandría ha llegado pero la Tierra Prometida aún está muy lejos de vislumbrarse siquiera. Rick, Daryl, Carol, Michonne, Glenn, Maggie y Carl lo saben. Nada es seguro. Hoy es hoy pero… ¿y mañana? Puede que no todos lleguen al mañana…

Como bonus track, los responsables y el reparto de la serie hablan sobre la próxima temporada aunque el secretismo del showrunnerScott Gimple se impone.

Primer trailer de "Batman v Superman: Dawn of Justice" (HD)

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"That's how it starts... the fever, the rage, the feeling of powerlessness, 
that turns good men.... cruel"
(Alfred Pennyworth)




WARNER BROTHERS PICTURES presents 
an ATLAS ENTERTAINMENT and CRUEL AND UNUSUAL production

"BATMAN V SUPERMAN: DAWN OF JUSTICE"


BEN AFFLECK as Bruce Wayne / Batman   HENRY CAVILL as Clark Kent / Superman

AMY ADAMS as Lois Lane  JESSE EISENBERG as Lex Luthor

DIANE LANE  LAURENCE FISHBURNE  HOLLY HUNTER
SCOOT McNAIRY  TAO OKAMOTO  HARRY LENNIX
CALLAN MULVEY  JENA MALONE  RAY FISHER

with GAL GADOT as Wonder Woman  and  JEREMY IRONS as Alfred Pennyworth


Music by 
HANS ZIMMER

Cinematography by 
LARRY FONG

Film editing by 
DAVID BRENNER

Production design by 
PATRICK TATOPOULOS

Produced by 
CHARLES ROVEN and DEBORAH SNYDER

Written by 
CHRIS TERRIO and DAVID S. GOYER 

Directed by
ZACK SNYDER

Star Wars. Personajes: Jabba el Hutt

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El don para los negocios turbios parece estar asociado a los Hutt, una especie de anfibios gigantescos y grotescos cuya inteligencia va en consonancia a su tamaño. De todos ellos, el más significativo es Jabba Desilijic Tiure.

Jabba nació en el seno de un poderoso clan del sistema Nal Hutta pero pronto construyó su negocio independiente en Tatooine, un planeta que por su ubicación en el Borde Exterior, al alcance de las diferentes rutas comerciales, ofrecía una posición ventajosa para edificar un imperio criminal. Tatooine, además, era un mundo sin ley donde la esclavitud era admitida. Se trataba de un páramo desértico cuyo destino no preocupaba a la República. Así fue como se covirtió en uno de los cuarteles generales del contrabando estelar. Con el tiempo, los clanes Hutt fueron dominando grandes parcelas de territorio mientras dirigían operaciones de tráfico de armas, esclavos, especies e incluso actos de piratería en naves estelares.

De todos los señores del crimen, Jabba era el más fuerte y respetado. También conseguía despertar los mayores temores puesto que su capacidad para tolerar el fracaso de sus empleados era inexistente. En la cumbre de su poder, llegó a controlar el mayor porcentaje de operaciones ilícitas en todo el Borde Exterior. Instalado en un antiguo Monasterio que él había convertido en Palacio del vicio, Jabba se congratulaba de sus riquezas mientras los lacayos de turno aplaudían sus brutales actos. 

Durante las Guerras Clon mantuvo una absoluta neutralidad ya que los conflictos bélicos suponían una gran oportunidad para explorar nuevos “negocios” con ambos bandos en litigio. Sin embargo, el Conde Dooku trató de implicarle en la refriega raptando a su hijo algo que, al final, no logró su objetivo al ser rescatado por los Jedis. Sin embargo, un acto de este tipo no cambió la actitud de Jabba hacia los Jedi porque la capacidad de éstos para manipular a los seres inferiores era algo que el Hutt no podía permitir y, aunque inmune a sus poderes, temía que sus colaboradores pudieran caer en ese influjo y perjudicar irremisiblemente sus operaciones.

Considerado como uno de los seres más intocables de la Galaxia, Jabba siguió con sus actividades ajeno a los cambios de régimen. La llegada del Imperio no implicó cambios puesto que los mandos sabían que el submundo de los bajos fondos no podía ser controlado en su totalidad y Tatooine no ofrecía nada más allá de unos cuantos granjeros de humedad. Mientras las naves Imperiales no sufrieran ataques, no volcarían recursos en la mayor parte de los sistemas del Borde Exterior. 

Pasados unos años, las hazañas de un joven contrabandista llamado Han Solo llegaron a oídos de Jabba que decidió incorporarle a su plantel para traficar con especies. Solo y Chewbacca siempre cumplían con los envíos y contribuyeron a fortalecer el reinado de Jabba sobre el inframundo criminal. Pero, con el estallido de la Guerra Civil Galáctica, las patrullas Imperiales se incrementaron y, en una ocasión, llegaron a interceptar al volátil Halcón Milenario. Ante la perspectiva de ser inspeccionado, Solo lanzó la carga de especies que transportaba para no ser acusado de piratería y tráfico de mercancías ilegales. Esta acción hizo perder muchísimo dinero a Jabba que le hizo llegar al que había sido su mejor hombre el siguiente mensaje: “Deberás restituir el valor de la mercancía que has lanzado al espacio. Si no recibo un pago próximamente no habrá agujero en esta galaxia donde puedas esconderte de mí”.

Han no podía reunir similar cantidad y decidió mandar un mensaje contundente a Jabba librándose del primer cazarrecompensas que éste le envió: el rodiano Greedo. El dinero que Solo iba a cobrar por transportar a un anciano y su joven aprendiz a Alderaan podría haber solucionado todos los problemas pero ya sabemos que, en contacto con la Alianza Rebelde, el contrabandista decidió dejar de lado los negocios ilegales para defender una causa justa.

Pero la caza del hombre no cesó y la recompensa que Jabba ofrecía por la captura de Solo llamó la atención del eficiente Boba Fett que, en asociación con Darth Vader, localizó el paradero de Solo y, por consiguiente, el de Luke Skywalker en la Ciudad Nube de Bespin. Utilizar el carbonizador con Luke era demasiado arriesgado así que el ensayo previo se realizó con el Capitán Solo. Confinado en un carbúnculo pero aún con vida, Boba Fett trasladó el nuevo trofeo a la galería del palacio de Jabba en Tatooine.

Tras localizar el paradero exacto del cuartel general de Jabba, Luke, Leia y Lando Calrissian urdieron un plan para infiltrarse en los dominios del señor del crimen. Luke fue capaz de manipular mentalmente a todos los esbirros de Jabba incluyendo al twi’lek Bib Fortuna, pero sus trucos no fluían en el Hutt. Mientras Leia conseguía descongelar a Han, Luke se veía arrastrado a la fosa del Rancor, un brutal repto-mamífero, de grandes dimensiones, cuya ferocidad no había sido igualada por ninguna otra bestia del universo. Sin embargo, el joven Jedi pudo salir airoso y defenestrar a la infame criatura.

El nuevo ajusticiamiento que dispuso Jabba fue arrojar a Luke y a Han al pozo del Sarlacc, una enorme criatura gusanoide qu devoraba todo lo que se ponía a su alcance. La presencia de Lando y el sable de luz que escondía R2-D2, fueron fundamentales para crear una distracción que permitió a nuestros héroes liberarse de sus ataduras y aniquilar a los lacayos de Jabba mientras éste era finalmente estrangulado por Leia utilizando las mismas cadenas que le unían al despreciable Hutt.

Curiosa la historia de este personaje cuya imagen externa surgió de la creatividad de Phil Tippet tras recibir la siguiente indicación de George Lucas: “quiero que sea una versión alienígena y grotesca de Sydney Greenstreet”. Greenstreet había sido un gran actor secundario en la era dorada de Hollywood, conocido por haber participado en innumerables films siendo el más destacado “Casablanca”. Tippet ideó la apariencia de Jabba y Stuart Freeborn se las ingenió para animarlo colocando a técnicos en su interior y uilizando a marionetistas que movían la cabeza. La voz original que articula palabras en Huttese (lengua creada por el tecnico de sonido, Ben Burtt) fue prestada por Larry Ward. La gran aparición de Jabba se produce únicamente en El Retorno del Jedi pero, con el reestreno de la trilogía clásica, George Lucas recuperó una secuencia entre Jabba y Han Solo perteneciente a la primera Star Wars y los técnicos de la Industrial Light & Magic crearon una versión completamente digitalizada que sustituía al actor que le daba la réplica a Harrison Ford.

Star Wars. Manual de Supervivencia es un proyecto de LASDAOALPLAY? y El cine de Hollywood.

Mix de reacciones al nuevo trailer de Star Wars: The Force Awakens

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La saga Star Wars tiene un impacto transmediático y transgeneracional que sigue aumentando casi cuarenta años después del estreno de A New Hope (1977). El predicamento de la franquicia no tiene parangón. Ni siquiera Marvel puede hacerle sombra, por el momento. De todo el alud de noticias que ha generado la convención Star Wars Celebration en Anaheim (California), me quedo con un vídeo en que se han reunido las reacciones de una serie de fans ante el nuevo teaser de Star Wars: The Force Awakens. Sin duda, viendo a estas personas, el trailer cobra nuevos significados. 


Star Wars. Personajes: Lando Calrissian

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“Han, al verte vienen a mí algunos recuerdos. Ahora soy responsable… es el precio que pagas por tener éxito.”

Los sinvergüenzas suelen ser tipos carismáticos y encantadores. Su arte para el medraje y la manipulación les permite salir airosos en muchas ocasiones. La galaxia de Star Wars no es una excepción en todo ello. Ya vimos como Han Solo había sobrevivido a base de pequeños negocios hasta llegar a convertirse en un gran contrabandista. Este tipo de rufianes puebla las páginas del universo expandido pero uno de ellos es particularmente importante por seguir una evolución parecida a la del Capitán Solo, además de haber sido compañero de aventuras del corelliano en muchas ocasiones.

Nos referimos a Lando Calrissian. El futuro Gobernador de Ciudad Nube nació en un planeta del sector Kibilini llamado Socorro (no es broma, lo juramos!). Como buen planeta del Borde Exterior que se precie, no existía un régimen de gobierno en Socorro y la anarquía era total permitiendo que fuera un reducto para las actividades delictivas. En un entorno como éste, Lando aprendió a vivir bajo el código de los ladrones y obtuvo la mejor preparación posible para enfrentarse a los peligros que le esperaban. 

Pronto demostró tener una gran habilidad para los juegos de cartas. Así fue como se convirtió en un auténtico tahúr, especializándose en el juego del sabacc. Resulta curioso como, entorno a una mesa de juego, se decidieron los hechos más trascendentales de su vida.

El prestigio de Calrissian como jugador fue en aumento y se le empezó a conocer en varias sectores. Cada vez formaba parte de partidas con apuestas mayores y, cuando el dinero se terminaba, los jugadores llegaban a poner en liza sus posesiones más preciadas. Eso ocurrió durante un torneo de sabacc donde fue capaz de ganarle la propiedad de la nave estelar, conocida por el nombre de Halcón Milenario, a un jugador llamado Cix Trouvee. Sin embargo, Calrissian no sabía pilotar una nave de estas características y requirió las enseñanzas de alguien capaz en estas lides. La oportunidad se le presentó en la luna de Nar Shadda donde le hablaron de un joven contrabandista, con formación de piloto en la Academia Imperial, que era conocido por su gran destreza al frente de los mandos de navegación. Lando fue a su encuentro pero lo encontró en una situación díficil puesto que había caído bajo el control de Boba Fett. El cazarrecompensas había conseguido drogarle y dejarlo fuera de juego. Por su captura iba a recibir una gran suma de dinero. Pero Calrissian apareció en el momento justo para hurtar ese plan y aplicarle la misma medicina a Fett. Tras librarse del cazarrecompensas, Han Solo, agradecido, le enseñó a Lando las bases del pilotaje. 

Calrissian alternó misiones de contrabando con su reputada actividad como tahúr. Recorrió la galaxia y aumentó su flota pero siempre conservó la posesión del Halcón Milenario, una nave cuya velocidad le garantizaba siempre una fácil huída.

Sin embargo, una racha de mala suerte le dejó al borde de la quiebra y decidió participar en el torneo de sabacc, en Ciudad Nube (Bespin), para tratar de rehacerse. Desafortunadamente para él, la partida final le enfrentó a Han Solo y éste consiguió dejarle sin blanca además de obtener la posesión de una de sus naves. Lando creyó que no iba a perder el Halcón ya que era poco vistoso pero Han conocía sus posibilidades y no dudó en quedárselo.

Lando tuvo que afrontar la pérdida de la nave más importante de su flota pero pronto recuperó ganancias y volvió a meterse en nuevos negocios de contrabando que, en ocasiones, compartió con Han Solo. Perdió naves pero volvía a recuperarlas en las mesas de juego. También el dinero seguía estando a su disposición y así fue como decidió apostarlo todo contra el Gobernador de Ciudad Nube, Dominic Raynor. El puesto de Gobernador estaba en juego y, tras una serie de vicisitudes, logró vencerle convirtiéndose en el nuevo hombre fuerte la colonia minera de gas tibanna.

Establecido como Gobernador de Ciudad Nube, Lando superó las conspiraciones iniciales de Raynor y logró mantener la colonia fuera del control del Imperio una vez estalló la Guerra Civil galáctica. 

Sin embargo, tres años después, no pudo evitar caer bajo el yugo de Darth Vader. Boba Fett seguía los pasos del Halcón Milenario y advirtió a Vader. El Lord Oscuro se presentó con un destacamento en Ciudad Nube antes de que Han, Leia y Chewbacca llegaran para ocultarse de la persecución Imperial y reparar el sistema de hipervelocidad del Halcón. Lando les acogió como hubiera hecho en condiciones normales pero les condujo a una trampa donde serían capturados a la espera de que eso precipitara la llegada del verdadero objetivo de Vader: Luke Skywalker. Calrissian vendió a su amigo para intentar preservar la independencia de la colonia y los beneficios de la mina.

Ante la cadena de acontecimientos que condujeron a la congelación de Han en la carbonita, decidió ir más allá de su seguridad personal y trató de ayudar a Leia y Chewbacca para impedir que Boba Fett se llevara el cuerpo de Solo. No fue posible lograr ese objetivo pero sí pudieron salvar a Luke tras ser vencido por Vader.

Sintiendo remordimientos por la traición hacia Han, decidió cambiar su vida e integrarse en la Alianza Rebelde para combatir la tiranía del inmisericorde Imperio. Tras localizar a Solo en el palacio de Jabba en Tatooine, participó activamente en su liberación aunque cayó al pozo del sarlacc. Han le ayudó a escapar de la muerte y ambos volvieron a ser amigos.

Ascendido al rango de General de la Alianza Rebelde, le fue encomendado el mando del Halcón Milenario en la ofensiva sobre la Segunda Estrella de la Muerte. Han Solo no podía estar en la cabina porque debía dirigir la operación terrestre en la luna de Endor. Su objetivo era la destrucción del generador que activaba el escudo de la estación espacial. Por consiguiente, necesitaban a un piloto que conociera bien la nave.

Cuando la batalla no pintaba bien para la Alianza, Lando consiguió que el Almirante Ackbar concediera más tiempo a Han para destruir el generador y, una vez logrado el objetivo, el Halcón Milenario encabezó la oleada de ataque que acabó con la mortífera estación espacial.

Muchas son las historias que expanden la biografía de Lando Calrissian a partir de ese momento pero, llegados a este punto, es mejor reconocer el buen trabajo de Billy Dee Williams en El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi. El actor neoyorkino resultó ser un auténtico hallazgo y representó perfectamente el espíritu de “empresario bribón con buen fondo” que requería el personaje.

Star Wars. Manual de Supervivencia es un proyecto de LASDAOALPLAY? y El cine de Hollywood.

Spielberg on Spielberg: El Imperio del Sol (Empire of the Sun, 1987)

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"No creo que hiciese una película oscura. Pero es todo lo oscura que me permití hacer y eso fue, por extraño que parezca, importante para mí."

El escritor británico James Graham Ballard (1930-2009) es fundamentalmente conocido por su larga trayectoria en el género de la ciencia-ficción. No obstante, trabajó también otros géneros y una de las muestras más importantes de esta trayectoria paralela es la novela semi-autobiográfica titulada Empire of the Sun. En ella, Ballard volcó muchos de sus recuerdos de la infancia puesto que nació en la colonia internacional de Shanghai. Con la entrada de los nipones en China a partir de 1937, la vida para los extranjeros residentes en el Nueva York de Oriente se puso algo más difícil. El asentamiento internacional era lo único que los japoneses respetaban y la vida, dentro de sus límites, se mantuvo como siempre. Pero después del ataque a Pearl Harbor, el asentamiento fue desalojado y las propiedades se confiscaron. La mayor parte de los forasteros fueron internados en campos de concentración. La familia de Ballard no fue una excepción siendo trasladados al centro de Lunghua. Allí permanecieron hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.

En la novela, Ballard combinó sus propios recuerdos con elementos de ficción reflejándose en Jim Graham (referencia directa a su nombre), un niño de 12 años que, además de verse metido en medio del conflicto bélico, afronta las penurias en solitario puesto que se ve separado de sus padres en un momento de pánico general en las calles de Shanghai.


Publicada en 1984, la novela era material cinematográfico de primer nivel. Warner Brothers compró los derechos y contactó con Harold Becker para que la dirigiera. El dramaturgo Tom Stoppard fue contratado para escribir el guión. Sin embargo, Becker abandonó el proyecto poco después y fue entonces cuando entró el veterano David Lean (1908-1991). El experimentado director de clásicos inmortales como El Puente sobre el Río Kwai (The Bridge on the River Kwai, 1957), Lawrence of Arabia (1962) y Doctor Zhivago (1965), acababa de estrenar Pasaje a la India (A Passage to India). El Imperio del Sol le interesó por su dimensión de drama épico a gran escala. 

Lean y Steven Spielberg se habían conocido unos años antes y solían conversar de vez en cuando. Es conocida la gran pasión por la historia del cine que siente el director norteamericano y su particular fascinación por la obra de David Lean. Cuando tuvo oportunidad de conocerle no desperdició la posibilidad de empaparse de su experiencia.

Spielberg también estaba sumamente interesado en la novela de Ballard y, gracias a su exitoso desembarco en Warner con El Color Púrpura, pudo incorporarse al proyecto como productor. David Lean, por su parte, trabajó con Stoppard y Ballard durante un año pero se acabó cansando. Le gustaba la trama pero la seguía viendo como un diario personal de experiencias y decidió dejarla en manos de Spielberg con las siguientes palabras: "deberías hacerla tú. Creo que te va". 

Por supuesto, el director de Ohio estuvo encantado de asumir la dirección ya que eso le ofrecía la posibilidad de seguir trabajando en un cine más personal y exigente que iría compatibilizando con títulos de mayor entretenimiento. Una de sus primeras decisiones fue la de llamar a Menno Meyjes (El Color Púrpura) para que hiciera una revisión del guión de Tom Stoppard. Sin embargo, las aportaciones del holandés no están acreditadas porque, en última instancia, Stoppard regresó a la producción para elaborar la versión final del libreto. En la producción del film, Spielberg y sus socios, Frank Marshall y Kathleen Kennedy, compartieron crédito con Robert Shapiro, que había sido designado por Warner Brothers.


Acertar con el niño que fuera a interpretar a Jim Graham iba a ser un factor fundamental. Un jovencito debería llevar el peso de la película expresando toda clase de sentimientos, además de reflejar una poderosa evolución a lo largo del film. La directora de casting, Maggie Cartier, coordinó una gran campaña de audiciones en varios países pero todo ello se paralizó cuando Amy Irving, esposa de Spielberg en esa época, le recomendó al director un niño prodigio que había trabajado con ella en un telefilm sobre la figura de Anastasia. Se trataba de un chico de 12 años llamado Christian Bale.

Bale había nacido en Gales pero se había criado en Inglaterra. A los ocho años empezó a aparecer en anuncios de televisión y, a su corta edad, ya había debutado en el West End londinense. Su extraordinaria precocidad le convertía en un gran candidato para dar vida a un personaje que también debe madurar precipitadamente. 
"Christian fue fácil. Escuchaba más de lo que hablaba y se involucró espiritual y conscientemente en el personaje de Jim."
John Malkovich se incorporó para dar vida a Basie, un marinero americano que tiene una particular habilidad para sobrevivir, como ratero, en el Shanghai Ocupado. En el campo de concentración se convierte en el líder de los chanchullos. Para Jim, Basie es un padre sustituto aunque sea el reverso opuesto a lo que ha conocido hasta ahora. En más de una ocasión, la amistad con Basie y los trabajos que realiza para él simbolizan muy claramente el precipitado fin de su infancia, agudizado por el trauma que siente al haber perdido a su familia. Jim se convierte en una versión siglo XX de Oliver Twist mientras que Basie se asemeja a Fagin.
"Basie ve en el niño una sombra de lo que él era. Tiene esperanzas en él, en que se convierta en su protegido y en un fantástico gorrero, como él. Y el niño recurre a Basie esencialmente para conseguir la siguiente comida, literalmente como una forma de supervivencia, formar parte de esa camarilla, estar dentro de ese círculo. Tienen una relación dickensiana."

Cuando Jim conoce al doctor Rawlins (Nigel Havers), en el campo de prisioneros, la figura paterna tradicional parece regresar a su vida pero ya es demasiado tarde porque Jim se ha convertido en un superviviente muy capaz. Y, con todo ello, no cabe duda de que nos encontramos con uno de los más interesantes "niños perdidos" de Spielberg. Un tema que vuelve con fuerza a la carrera del director y que nunca le abandonará por completo.
"Una de las cosas que me atrajo del libro fue la selección que hace de lo que un niño ve con sus ojos comparado con lo que ve un adulto. Los niños en su imaginación crean esas increíbles situaciones a tiempo real que han sido desencadenadas por lo que deciden mirar. El libro está lleno de referencias visuales. Y eso es lo que más me atrajo: poder contar esta historia a través de los ojos de un niño y mostrar cómo el niño pierde esa capacidad. Se trata de la muerte de la infancia. Probablemente esta película sea la que más se ha ocupado de la muerte de la infancia, más que cualquier otra que haya hecho posteriormente. Hasta entonces, se me conocía por glorificar la inocencia de la infancia. Aquí traté sobre el final de la misma."
"Quería mostrar una historia paralela entre la muerte de la inocencia de este niño y la muerte de la inocencia del mundo entero. Cuando se apaga la luz en Nagasaki y el niño es testigo de esa luz, no tiene importancia si el niño realmente ve esa luz o solamente se la imagina. Dos inocentes han llegado a un final y comienza un mundo con el corazón destrozado."
Joe Pantoliano asume el papel del princpial secuaz de Basie, Frank Demarest, y en ese grupo podemos ver también a Ben Stiller en su debut cinematográfico. Ademas de Nigel Havers, la película cuenta con un fenomenal reparto de intérpretes británicos encabezado por Miranda Richardson, Leslie Phillips, Emily Richard, Ruper Frazer, Peter Gale, Paul McGann y Robert Stephens. El japonés Masato Ibu estuvo perfecto en el papel del sargento Nagata, comandante del centro de reclusión de Soochow.
"Sí que me identifiqué con Jim como un niño privado de sus privilegios, que tiene que valerse por sí mismo. Aprender habilidades que jamás había soñado que tuviese, tener que congraciarse con gente para poder sobrevivir. De golpe tiene que comprender quién es: un niño rico y privilegiado que pasa de las riquezas a los harapos en este mundo perdido. Eso me llamó mucho la atención. Por eso hice la película."
En El Imperio del Sol,Spielberg podía unir dos inquietudes: por un lado, hacer realidad el estudio de uno de los episodios importantes de la Segunda Guerra Mundial, un conflicto bélico cuyas historias habían poblado su mente a través de las vivencias que le explicaba su padre. Por otra parte, podía unir esa época histórica que tanto le interesaba con la mirada de un niño que debe madurar precipitadamente, y casi en solitario, hallando consuelo en un entorno muy poco propicio para su desarrollo. Un "niño perdido" en busca de su propia identidad mientras el mundo parece desmoronarse a su alrededor. La pasión de Jim por los aviones y por el hecho mismo de volar es una metáfora de sus ansias de libertad. Porque si bien al principio parece ser una forma de acercarse más a Dios, no en vano ha sido educado según los valores cristianos tradicionales, acaba convirtiéndose en una afirmación personal de resistencia al cautiverio en la que también influye el trauma enorme que sufre por haber perdido la referencia de sus padres en un momento tan cruento. La llegada de los "cadillac del cielo"(P-51 Mustang) desencadena el caos en el campo pero Jim ya no obedece al raciocinio y su alma quebrada le lleva a colocarse en una situación de máximo riesgo mientras el doctor Rawlins trata de sacarle del peligro. En esta secuencia, nos colocamos ante un claro ejemplo de lo que estamos hablando. La dirección de Spielberg, el montaje de Michael Kahn, y la música de John Williams hacen el resto para crear un momento culminante.


Spielberg, por su propia trayectoria de "niño perdido", era el director más idóneo para poder trasladar a Christian Bale los sentimientos que debía expresar. Y no precisamente por haber vivido los hechos que afronta Jim Graham sino por la experiencia íntima de la soledad y la incomprensión en plena infancia.

Al mismo tiempo, el director trabaja también con las emociones infantiles a los dos lados de la alambrada. En el campo de Soochow, una destartalada reja separa el área de reclusión de un aeródromo donde los japoneses despegan con sus cazas zero. Jim creará un lazo de comunión con un joven japonés, también apasionado por volar, que espera su oportunidad para convertirse en un nuevo paladín del aire. Esa inesperada relación mantiene viva la pasión de Jim por la aviación y demuestra que, tras haber pasado constantes penurias, hay momentos en que ya no le importa cual es su bando en la contienda.

El rodaje de Empire of the Sun fue complejo. Por primera vez, en más de cuarenta años, una producción occidental obtuvo el permiso para poder rodar en Shanghai durante un periodo de tres semanas. La colaboración del Gobierno Chino fue trascendental aunque para ello los ejecutivos de Warner Brothers tuvieron que negociar durante algo más de un año. El equipo del diseñador de producción, Norman Reynolds, no tuvo que trabajar mucho la caracterización de escenarios en el gran Bund puesto que no había cambiado casi nada con respecto a las fotografías tomadas en 1941. Para las secuencias de masas llegaron a utilizarse más de cinco mil extras locales, algunos de los cuales habían sido testigos de la ocupación japonesa. Los recuerdos regresaron, más vivos que nunca, a la conciencia de esas personas. Concluida esa fase de la filmación en marzo de 1987, el equipo se trasladó a los estudios Elstree de Inglaterra para rodar interiores. Las escenas que tienen lugar en la comunidad internacional de Shanghai se rodaron en las localidades de Knutsford y Sunningdale. Finalmente, la producción se trasladó a una zona agreste, cercana a Trebujena (Cádiz), donde Norman Reynolds había construido el campo de internamiento de Soochow.


Inicialmente, estaba previsto que la mayor parte de los aviones de combate fueran recreaciones, de tamaño reducido, guiadas por control remoto. Pero Spielberg no quedó satisfecho del resultado y decidió que se utilizarían aviones remodelados y cazas auténticos restaurados para la secuencia del bombardeo en Soochow. Durante diez días, el equipo de pilotos comandado por Ray Hanna realizó los vuelos mientras los responsables de efectos especiales coordinaron los movimientos con las potentes explosiones. Todo ello provocó que el presupuesto final de la película tuviera que ampliarse ligeramente. La cifra final fue de 35 millones de dólares.

Tras la evacuación del campo por parte de los nipones, Basie se marcha incumpliendo su promesa de llevar a Jim con él.  El niño afronta entonces un éxodo, junto a otros supervivientes, llegando finalmente a un antiguo estadio en el que los japoneses habían acumulado multitud de muebles y objetos de valor confiscados a los occidentales. La caída de una sociedad opulenta que vivía al margen de su contexto, encuentra en esta secuencia una total sublimación. La desdichada muerte del joven japonés que ansiaba ser piloto y el distanciamiento final entre Jim y Basie preceden dramáticamente al epílogo del film.


Poco después, Jim se enfrenta al momento más decisivo de su vida. Las tropas norteamericanas le llevan a un orfanato donde se concentran los"niños de la guerra". Un día aparece un grupo de padres que perdió a sus hijos al inicio del conflicto. El padre de Jim no le reconoce al principio y continúa buscando. Su hijo ha cambiado, se ha transmutado en un superviviente casi fantasmal, completamente abandonado a su suerte. Es finalmente su madre quien consigue reconocerle pero el estado de shock en el que Jim vive casi permanentemente le incapacita para reaccionar emocionalmente. La película concluye con un abrazo que reunifica a una familia pero ya nada será igual. En palabras de Spielberg:
"Jim no va estar mucho tiempo con ellos porque termino la película con una imagen del niño cerrando los ojos y son los ojos de un anciano. No pasará mucho tiempo en casa con sus padres y probablemente se marchará y seguramente se convertirá en novelista, que es en lo que JG Ballard se convirtió en la vida real."
"Creo que hice una película más impresionante de lo que se vivió en la realidad porque intentaba plantear algo. Se trataba de los restos de una sociedad que no se dio cuenta de que se avecinaba una guerra. No se dio cuenta hasta que ya fue demasiado tarde, que es lo que pasa siempre con las personas que están a cargo del control de sus negocios o de la economía, que son las últimas en ver que algo se acerca."
En mi opinión, creo que El Imperio del Sol es una de las obras cumbre de Steven Spielberg, Destila pasión y alma en cada uno de sus fotogramas. Es una oda a la libertad, a la supervivencia, y conecta con los sentimientos de una forma muy primaria e instintiva. Se trata de una película que cuenta con un protagonista infantil que acaba viendo la realidad con ojos de adulto. Lograr plasmar eso en pantalla no es nada fácil y debería reconocerse en cualquier análisis que se haga de la cinta.

Empire of the Sun se estrenó el día de Navidad de 1987. Recibió la incomprensión de la crítica, poco habituada a recibir este tipo de film por parte de Spielberg. El público, por su parte, respondió muy moderadamente aunque, con el paso del tiempo, la película se ha reivindicado y ha ganado adeptos de forma constante. Por suerte, ha acabado colocándose en el lugar que le corresponde.

En su momento, la cinta recibió seis nominaciones a los Oscar. No consiguió ninguna estatuilla. Allen Daviau, en su última colaboración con Spielberg como director de fotografía, afirmó lo siguiente:
"No puedo prejuzgar a la Academia pero no logro entender como yo he sido nominado y Steven no. Ha sido su visión la que nos ha unido a todos y si él no hiciera estas películas, ninguno de nosotros estaría en esta posición de privilegio."
Una vez más, no puedo concluir sin alabar el trabajo de John Williams con dos piezas en concreto: el anteriormente mencionado Cadillac of the Skies y Exsultate Justi, un himno coral, repleto de fuerza y exaltación, que conecta directamente con el ideal de libertad que impregna la película de principio a fin.


 


Precedido por:

El Color Púrpura (The Color Purple, 1985)

Continúa en:

Indiana Jones y la Última Cruzada (Indiana Jones and the Last Crusade, 1989)

Vengadores: la Era de Ultrón (SPOILERS)

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Con el estreno de Avengers: Age of Ultron, Marvel Studios cierra la trama principal de la Fase II. Ha resultado gratificante y satisfactorio comprobar como el renqueante inicio que supuso Iron Man 3 ha sido salvado por un desarrollo in crescendo. Primero tuvimos una mejora del universo cósmico con Thor: el Mundo Oscuro. Después presenciamos una brillante apuesta por el entretenimiento de matiz más cómico en Guardians of the Galaxy. Finalmente, regresamos a la "terrenalidad" en Capitán América: el Soldado de Invierno, una de las películas más sólidas y bien construidas del cine de superhéroes reciente. Nos queda Ant-Man, un proyecto que ha captado la atención con sus trailers y que abre una nueva línea argumental que analizaremos dentro de pocos meses.

Esta mejora continuada en los proyectos de Marvel Studios encuentra su cénit en La Era de Ultrón. Joss Whedon consigue crear un espectáculo de amplio formato donde equilibra tecnología, acción y desarrollo de personajes. Es muy difícil lograr que un film de estas características, con 11 protagonistas principales, pueda dar espacio para el desarrollo suficiente de los mismos en menos de 140 minutos. Una vez más, Whedon demuestra que era uno de los pocos directores capaz de alcanzarlo, por dos veces, gracias a su habilidad para trabajar dinámicas en un reparto coral. 

La película inicia su trama poco después de la caída de SHIELD. Los Vengadores se han reunido para acabar con los restos de HYDRA y la instalación del Barón Von Strucker (Thomas Kretschmann) en Sokovia, es el último y más importante reducto de la organización que ha corrompido a SHIELD desde sus cimientos. La experimentación de Strucker con el cetro de Loki le ha permitido dotar de poderes a dos gemelos locales con sed de venganza, Wanda (Elizabeth Olsen) y Pietro Maximoff (Aaron Taylor-Johnson), y generar un nuevo proyecto de alta tecnología que podría acabar con los mismísimos Vengadores. Esas investigaciones despiertan la curiosidad de Tony Stark (Robert Downey Jr.) quien, deseoso de proteger a la humanidad ante una amenaza latente e imparable, vislumbra la posibilidad de recuperar el proyecto Ultrón, un programa de inteligencia artificial al que siempre le había faltado un eslabón. Los hechos subsiguientes no seguirán la evolución prevista. Lo que despertará a la consciencia en la Torre de los Vengadores no perseguirá los objetivos que Stark y Bruce Banner tenían previstos.

La película dispone de una premisa argumental harto interesante que se materializa poco después de un prólogo que nos ofrece un espectáculo de primer orden con el despliegue ofensivo de Los Vengadores funcionando como un implacable equipo. Pero, como bien sabemos, no son un grupo de superhéroes estable. A lo largo de su extensa trayectoria en las viñetas, hemos presenciado toda clase de enfrentamientos entre ellos además de abandonos e incorporaciones que han generado multitud de alineaciones diferentes en el equipo. Whedon sigue reflejándolo en pantalla y se nutre de ello para plantear algunas disrupciones que mantienen viva la atención del espectador. 

Ultrón (James Spader) toma conciencia de sí mismo con un conocimiento completo de la historia de la humanidad pero sin tiempo material para hacer una valoración matizada. Su análisis no es demasiado diferente del que hemos visto antes en la literatura y el cine de ciencia ficción: la humanidad es una amenaza en sí misma que conduce inevitablemente a la destrucción, por consiguiente la aniquilación es la única forma de salvar el planeta. Ultrón ve en la erradicación de la humanidad una oportunidad para evolucionar y dotar al planeta de nuevos habitantes cibernéticos con conciencia propia. La ingenuidad de la inexperiencia también es una de las claves de su personalidad puesto que, en ningún momento, se ha centrado en analizar el tema desde todas sus ópticas. Vemos, además, que Whedon ha conferido a Ultrón de una personalidad manipuladora y taimada pero, en cierto modo, agradable. No es un villano al uso, casi parece sacado de una obra de Shakespeare puesto que su megalomanía tiene una lógica justificable y está oculta detrás de un posado elegante y sobrio. Con Ultrón tenemos una readaptación del relato clásico de Frankenstein. Tony Stark crea un reflejo oscuro de sí mismo y después debe neutralizarlo para salvar a la humanidad de su abominación.


En este sentido, Tony obtendrá la redención con la creación de la Visión. Siendo el resultado de la experimentación con tejido regenerativo y recibiendo la descarga de conocimientos y poder de Ultrón, Stark es capaz de reconducirlo al volcar en él la matriz de una de sus primeras creaciones: Jarvis. Con esa combinación, aparece uno de los Vengadores más emblemáticos del cómic que ha sido representado, en la pantalla grande, de una forma magnífica. Visión es consciente de la condenación inherente al ser humano pero es capaz de valorarla como una oportunidad para ayudar en la demora de ese destino final. Valora su "nacimiento" como una ocasión para proteger, no para alentar a la destrucción. En este sentido, el trabajo creativo de Whedon, la espléndida caracterización, y la interpretación de Paul Bettany encajan perfectamente.

Tony Stark, a pesar de su consabido "narcisismo de manual", sigue siendo el que siente más de cerca el peligro y la amenaza a la que se enfrentan. Su egolatría individual se ha matizado. Tras lo experimentado en la batalla de Nueva York, es consciente de que la amenaza cósmica reaparecerá y será imparable. Sus esfuerzos se centran en dotarse de elementos que puedan proteger al planeta y a los que ya son sus amigos, aunque ellos no se lo crean del todo a tenor de las decisiones individuales que sigue tomando. Se trata de un enfoque muy interesante, quizá una de las pocas cosas buenas que se introdujeron en Iron Man 3. 

Whedon aprovecha los hechizos que la Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen) vuelca sobre Los Vengadores para desarrollar los personajes. Stark ve a los Vengadores defenestrados mientras él continúa en pie. Ese remordimiento preside sus decisiones en lo sucesivo. Movimientos equivocados que, sin embargo, perseguían un objetivo noble.

Steve Rogers (Chris Evans) visualiza el encuentro con Peggy Carter (Hayley Atwell) que nunca se produjo, reforzando lo difícil que le ha resultado volver a la vida 75 años después de su época. Thor (Chris Hemsworth) se enfrenta al infierno Asgardiano en lo que puede ser un precedente del Ragnarok mientras descubre una clave que será fundamental para derrotar a Ultrón. Y la Viuda Negra (Scarlett Johansson) rememora su terrible pasado como aprendiz de asesina bajo una férrea disciplina. Indudablemente, es un recurso estilístico que permite el afloramiento de sentimientos íntimos. Que esto pueda ocurrir en un film de entretenimiento a gran escala, merece reconocimiento. 

Al Capitán América le vemos más líder que nunca, pletórico en presencia. Thor continúa con su crecimiento como personaje, manteniendo la esencia, mientras que Hulk sigue aportando algunos de los momentos más contundentes combinándolo con el buen hacer de Mark Ruffalo reflejando las clásicas dudas y la aflicción tan característica de Bruce Banner. Viuda Negra y Ojo de Halcón (Jeremy Renner) siguen manteniendo el tipo y, en cuanto a éste último, cabe decir que Whedon le otorga algunos de los mejores momentos de diálogo en la cinta. Incluso hay tiempo para que Nick Furia (Samuel L. Jackson) regrese y se establezca una especie de nuevo SHIELD bajo las siglas de Los Vengadores.  


En cuanto a las nuevas incorporaciones, tengo opiniones contrapuestas. La caracterización y visualización de Bruja Escarlata me parece sumamente acertada. Han acertado al contar con Elizabeth Olsen para el papel. Refleja bien sus conflictos personales y resulta creíble mostrando un poder diferente al de los demás y por tanto muy necesario. La contrapartida es su hermano gemelo, Pietro, interpretado por Aaron Taylor-Johnson. Su desarrollo es el que más flojea de todo el elenco como queriendo reforzar su prescindibilidad. Se trata de un personaje que, en los cómics, ha tenido una trayectoria muy convulsa. Quizá por todo ello y por los problemas derivados de compartir derechos del personaje con Fox, Whedon optó por utilizar su muerte como elemento dramático necesario en la conclusión del film. 

Era de Ultrón mantiene un ritmo elevado a lo largo de su metraje con las lógicas set pieces siempre bien posicionadas. Incorpora buenas y acertadas notas de humor, algo que se agradece y que debería hacer sonrojar a los guionistas de Iron Man 2 & 3. La referencias al universo cinematográfico de Marvel son acertadas y no saturan. Tenemos buenas presencias de James Rhodes a.k.a. Máquina de Guerra (Don Cheadle) y Sam Wilson a.k.a. Halcón (Anthony Mackie). Además, se introduce por primera vez la referencia al aislacionista país africano de Wakanda, un remoto lugar del cual es originario T'Challa a.k.a Pantera Negra, a quien veremos próximamente en la gran pantalla. La estrategia de utilizar el vibranium que se extrae de allí es una apuesta fantástica aunque esperamos ver más de Ulysses Klaue (Andy Serkis).

Como conclusión, creo que estamos ante una película que no es inferior ni superior a su predecesora. El primer film contaba con la enorme atracción de ver a estos superhéroes por primera vez juntos en un proyecto de gran repercusión. Superado ese momento, ahora tocaba desarrollar las tramas haciendo que Los Vengadores se enfrentaran a uno de sus villanos más icónicos en un contexto geográfico más global, aumentando la escala de los acontecimientos. Joss Whedon se despide de Marvel Studios habiendo consolidado la saga. Ahora, serán otros los que seguirán las tramas individuales con fuerzas renovadas. El futuro es incierto y peligroso porque un titán loco ha decidido asumir personalmente la búsqueda del poder definitivo del universo.

Spielberg on Spielberg: Indiana Jones y la Última Cruzada (Indiana Jones and the Last Crusade, 1989)

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"Estoy haciendo una tercera película de Indiana Jones para pedir disculpas por la segunda. Fue demasiado horrible."

La creación de la tercera entrega de Indiana Jones pasó por una autentica "tormenta de ideas" durante cuatro años. Después del estreno de Temple of Doom, George Lucas empezó a pensar en la forma de concluir esa trilogía de la que habló con Steven Spielberg siete años antes. Lucas le había vendido al director que tenía ideas para todas las secuelas pero eso no era cierto. El de Modesto nunca tuvo un plan maestro y las películas tuvieron que construirse sin base previa.

Entre 1984 y 1988 se vivió un intenso proceso creativo del cual acabó surgiendo Indiana Jones and the Last Crusade. Spielberg siguió trabajando en sus proyectos personales pero, durante todo ese tiempo, se reunía periódicamente con su amigo Lucas para analizar lo que un guionista tras otro iba proponiendo.

Pero vayamos al inicio de todo. Tanto Lucas como Spielberg querían recuperar el espíritu y la intención de Raiders of the Lost Ark aunque la primera idea fantasiosa que cruzó la mente de Lucas fue la de situar la trama en un castillo encantado. Para ello contactó con Diane Thomas, guionista de Tras el Corazón Verde (Romancing the Stone, 1984). Pero una trama plagada de acontecimientos paranormales no interesaba a Spielberg ya que había quedado saturado de ello en Poltergeist (1982). George Lucas insistió entonces en utilizar el Santo Grial como desencadenante de la acción. Sin embargo, el director seguía sin verlo claro:
"La leyenda del Grial me resultaba interesante en cuanto a símbolo porque representaba la búsqueda de uno mismo, pero hacer una película sobre eso parecía demasiado esotérico para este género."
Llegados a este punto, decidieron llamar a Chris Columbus, autor de varias libretos que Spielberg había convertido en grandes éxitos como productor (Gremlins, The Goonies, Young Sherlock Holmes). Lucas realizó una sinopsis argumental que el futuro director de Harry Potter convirtió en guión. La secuencia inicial trataba sobre la amenaza de un fantasma en un castillo escocés mientras que el núcleo se centraba en la búsqueda de la Fuente de la Eterna Juventud. Después de leer el borrador de Indiana Jones and the Monkey King, Spielberg confesó sentirse demasiado viejo para contar una historia tan ligera en la que uno de sus protagonistas sería un pigmeo de 200 años.

Así pues, las dos versiones del guión escrito por Chris Columbus se descartaron y en las siguientes conversaciones volvió a salir con fuerza el tema del Grial. Spielberg llevaba un tiempo pensando en que sería interesante explorar la relación entre Indy y su padre. Realizarían un estudio del personaje que dio vida a Indiana Jones y que le inspiró. A la pregunta de Lucas sobre cómo encajaría el cáliz sagrado en todo ello, la respuesta de Spielberg fue la siguiente: "la búsqueda del padre será la búsqueda del Grial. Les separará la amargura de la experiencia, ideas opuestas entre ellos. Desarrollaremos la relación entre un padre académico, poco acostumbrado al trabajo de campo, y un hijo intrépido y aventurero".

Para empezar a desarrollar la trama, Spielberg reclutó a Menno Meyjes, con quien ya había colaborado en El Color Púrpura y El Imperio del Sol. El holandés empezó a trabajar en el borrador a principios de 1986 y tardó diez meses en concluirlo sin demasiado éxito puesto que la mayor parte de sus ideas no gustaron al dúo creativo. El siguiente en entrar fue Jeffrey Boam, guionista de otra producción de Spielberg: El Chip Prodigioso (Innerspace, 1987). Boam mantuvo reuniones diarias con George Lucas durante dos semanas y le convenció de que sería interesante introducir al personaje del padre hacia la mitad del metraje. Conseguir el objeto sagrado no sería el punto culminante sino que lo trascendental sería el reencuentro emocional entre padre e hijo tras un distanciamiento de veinte años. Aceptar a su padre y reconstruir puentes con él sería más importante que la recuperación del Grial. Esa visión coincidía plenamente con lo que se estaba intentando hacer desde el principio.

Cuando empezaron a hablar sobre qué actor podría dar vida a Henry Jones Sr., un nombre salió de forma inmediata. El padre debía ser el James Bond genuino e indiscutible: Sean Connery.
"Nos la jugamos y contactamos con él. Por suerte, le encantó la idea y aceptó la invitación."
Connery pensaba que la primera versión del guión de Boam podía trabajarse más. Creía que su personaje debía ser algo más excéntrico e incorporar notas de humor en sus intervenciones. En el libreto, el Profesor Jones tenía un perfil calvinista y muy conservador. En la primera reunión de trabajo, acordaron trabajar más la dimensión del personaje pero, por lo demás, todo prometía porque Harrison Ford estaba encantado con la posibilidad de que Connery diera vida a su padre. La presencia de ambos en pantalla aseguraba una gran dosis de entretenimiento.


Jeffrey Boam presentó un nuevo borrador en el que se incluían algunas de las sugerencias de Connery además de incorporar un prólogo en el que se presentaba  a un Indy de 13 años viviendo una de sus primeras aventuras. Spielberg decidió que Indy fuera un boy scout que, de forma casual, se encuentra con un grupo de saqueadores. Boam creó la trama de la Cruz de Coronado y situó la acción en el interior de Utah durante el año 1912. El grueso del film se ubicaría en 1938 con los nazis tratando de hacerse con el Santo Grial mientras un pérfido empresario norteamericano llamado Walter Donovan conseguía implicar a los dos Jones en esa misión. Todo parecía encajar pero meses antes de iniciar el rodaje, Spielberg llamó a Tom Stoppard (guionista principal de El Imperio del Sol) para una colaboración no acreditada. El dramaturgo británico reescribió una buena parte de los diálogos y creó al personaje de Panama Hat, un hombre obsesionado por mantener la posesión de la Cruz de Coronado. La presencia de este personaje vinculaba pasado y presente ya que la segunda parte del prólogo nos mostraría al Indy adulto obteniendo lo que no había logrado veintiséis años antes.

Connery siguió aportando ideas previas al rodaje. No iba a ser como el Maestro Yoda, él quería implicarse en las secuencias de acción. Además, sugirió la posibilidad de que Henry hubiese mantenido un affair sentimental con Elsa Schneider durante la investigación en Venecia. A Spielberg le encantó la idea y Stoppard la incorporó al libreto. El Profesor Jones no hubiera llegado a ser tan interesante y carismático sin la aportación creativa de Connery más allá de la interpretación en sí misma. Sus salidas y comentarios jocosos fueron compatibles con la expresión del resentimiento entre hijo y padre.

Empezar la película con el Indyboy scout era una oportunidad para dar mayor profundidad a la cinta. Se trataría de mostrar un momento importante en la vida de Indy y visualizar el inicio del distanciamiento con un padre obsesionado y estricto. Fue Harrison Ford el que sugirió a River Phoenix para el papel. Había trabajado con el muchacho en La Costa de los Mosquitos (The Mosquito Coast, 1986) y siempre decía que Phoenix era el actor que más se parecía a él de joven.


Para recuperar el espíritu de Raiders, resultaba esencial recuperar a Marcus Brody (Denholm Elliott) y Sallah (John Rhys-Davies). En el caso de Brody, esa aura de figura paterna que desarrollaba en Raiders ya no era necesaria y se decidió darle una vertiente más cómica para enseñar al público que el trabajo de campo no era lo suyo.

Julian Glover, por su parte, había entrado en el mundo de Lucasfilm con un pequeño papel de comandante imperial en El Imperio Contraataca (The Empire Strikes Back, 1980). El productor Robert Watts era su vecino y lo propuso para esa película y también para Last Crusade. En principio, iba a interpretar al Coronel Vogel pero, después de la prueba de cámara, le llamaron para darle otro papel: el del villano Walter Donovan. Como suele recordar el londinense Glover, la experiencia de interpretar a un americano millonario y traidor supuso una de las mejores vivencias de su carrera. El también británico Michael Byrne fue el que acabó asumiendo el rol del persistente Coronel Vogel. Para el personaje de la doctora Elsa Schneider, se contrató a Alison Doody, una irlandesa de 21 años que había debutado tres años antes en 007: Panorama para Matar (A View to a Kill, 1985). Doody se sentía intimidada ante un reparto tan potente pero consiguió superar sus inseguridades gracias al buen ambiente que reinaba en el set. El reto era difícil pero consiguió resultar creíble embaucando a los dos Jones.

Last Crusade planteaba mayores desafíos, en términos de producción, que las dos entregas anteriores y, por consiguiente, el presupuesto era también más alto (48 millones de dólares de la época). Había multitud de localizaciones exteriores y la primera de ellas fue el desierto de Tabernas (Almería). Allí empezaron a rodar el 16 de mayo de 1988. La persecución entre Indy y el tanque se ubicó en Tabernas y supuso diez días completos de filmación.
"Hemos buscado un tipo de terreno muy crudo, montañoso, con cañones y ese tipo de paisajes. Y desde luego, Almería ofrece todo eso. No hay nada como Almería en Estados Unidos." 

Después la producción se trasladó a Almería capital para rodar en la Escuela de Artes y Oficios. El magnífico patio de arcadas interior se convirtió en el palacio del Sultán de Hatay. El Rolls Royce que capta la atención del Sultán provocó que se rompieran varios peldaños de la escalera principal. El rodaje en España continuó en el Parque Natural del Cabo de Gata- Níjar, donde se filmaron las escenas en las que Indy y su padre son perseguidos por un Messerschmitt y, por supuesto, el gran momento que se vive en la playa con la brillante idea que se le ocurre a Henry para derribar al caza alemán. Tratamos esta fantástica localización en un artículo concreto: "Let my Armies be the Rocks and the Trees and the Birds in the Sky". El equipo visitó después la estación ferroviaria de Guadix (Granada) para rodar la captura de Marcus Brody en Iskenderun.

A partir del 5 de junio empezó el rodaje de interiores en los ya clásicos estudios Elstree (Inglaterra) donde Elliott Scott ya tenía preparados los sets del Castillo de Brunwald, la biblioteca y las catacumbas de Venecia,el barco mercante portugués, y el Templo del Grial, entre otros. Varios exteriores ingleses sirvieron también para mostrar la casa de Henry y la Universidad en la que Indy imparte sus clases entre los suspiros de sus alumnas. Los muelles Tillbury, en Essex, suplantaron a Venecia para rodar la persecución que sufren Indy y Elsa por parte de la Hermandad de la Espada Cruciforme. 



El rodaje en Venecia planteaba muchas dificultades a nivel técnico pero era esencial rodar una pequeña secuencia en el Gran Canal. A ello se añadió el calendario de filmación ya que el día dispuesto era el 8 de agosto, en plena temporada turística estival. Se planificó todo con gran esmero y se consiguió rodar las cuatro secuencias el mismo día para minimizar las molestias a la ciudad. El productor Robert Watts consiguió cerrar el tráfico de vaporettos entre las 7 de la mañana y la 1 de la tarde mientras que Douglas Slocombe cerró el plano lo suficiente para que no se vieran las antenas de televisión en las casas del Gran Canal durante la escena en que Elsa Schneider recibe a Indy y Marcus. Durante el resto del día se filmó a los tres intérpretes en una calle de la ciudad, el exterior de la Biblioteca (la iglesia de San Barnaba, en la realidad)y el momento en que Kazim (Kevork Malikyan) desembarca del bote y comunica a Indy que su padre está preso en Brunwald.



A continuación, el equipo se trasladó a Petra (Jordania) para rodar los exteriores del Templo del Grial en el Al Khazneh, más conocido como "El Tesoro". Se trata de un imponente mausoleo, de casi dos mil años de antigüedad, incrustado en la piedra. El Rey Hussein y la Reina Noor fueron los anfitriones del equipo.

Después de un par de semanas de descanso, la segunda unidad empezó a rodar planos para el prólogo del film que debía mostrar al joven Indy descubiendo la Cruz de Coronado. Spielberg se incorporó unos días después para dirigir a River Phoenix en la persecución que tiene su punto culminante dentro de los vagones del tren de un circo ambulante. Los exteriores se rodaron en localizaciones de Colorado (Pagosa Springs, Cortez, y Alamosa). Posteriormente, el equipo se trasladó al Arches National Park (Utah) para completar las magníficas imágenes que abren el film. Los interiores se rodaron en los estudios Paramount de Los Angeles.


Concluido el rodaje principal, Spielberg empezó a trabajar con Michael Kahn en el montaje y pronto se dieron cuenta que en la escapada del castillo de Brunwald faltaba una secuencia de acción. Así fue como el equipo volvió a reunirse para rodar una persecución en que los nazis van tras la moto conducida por Indy y ocupada por un escéptico Henry. Esta set piece que se acaba convirtiendo en una justa medieval motorizada, se rodó en localizaciones cercanas al Skywalker Ranch de George Lucas (Marin County, cerca de San Francisco). John Williams volvió a realizar un excelso trabajo en la banda sonora y para esta secuencia, no prevista inicialmente, creó el tema más emblemático de la película: Scherzo for Motorcycle and Orchestra. En cuanto a la imagen final de la película, con los cuatro jinetes alejándose frente al Sol crepuscular, ésta se rodó en el norte de Texas a principios de 1989.

Como hemos mencionado anteriormente, la búsqueda del Grial simboliza el reencuentro emocional entre un padre y un hijo. Esa búsqueda se expresa también en el propio diario donde Henry ha consignado todas sus investigaciones sobre el cáliz a lo largo de su vida. El diario va cambiando de manos y su recuperación incluso lleva a Indiana Jones a la boca del lobo: Berlín en 1938. La secuencia en la que vemos una reunión del III Reich, frente a una pila de libros quemados, se rodó en el Stowe School de Buckingham (Inglaterra) y concluye con el curioso autógrafo que el mismísimo Adolf Hitler estampa en el diario ante la estupefacción de Indy.

En el tercer acto de la película, Spielberg consiguió introducir dramatismo en un relato de aventuras gracias a un guión que establecía la necesidad de obtener el Grial para poder salvar la vida de Henry, tras ser herido de muerte por parte de Walter Donovan. Indiana Jones se veía obligado a localizar el cáliz en muy poco tiempo mientras debía enfrentarse a tres astutas pruebas.
"El guión en el que estuvimos trabajando durante tanto tiempo nos permitió disparar a uno de los protagonistas. Y cuando puedes hacer eso, obtienes el verdadero drama."
La película trataba sobre saltos de fe personales que debían redimir el alma de los personajes. Por todo ello, tras "La Ira de Dios" (solo el penitente pasará) y"La Palabra de Dios" (solo quien siga los pasos de Dios podrá seguir adelante), llega la tercera de las pruebas: "El Sendero de Dios" (solo quien salte de la cabeza del león probará su valía). Indy debía dejar de lado su agnosticismo pragmático para poder salvar la vida de su padre. Un salto al vacío que exigía más confianza que devoción.


Otro de los grandes momentos de la conclusión del film se produce cuando Elsa, cegada por el poder del Grial, rebasa el gran sello del templo sosteniendo el cáliz. El suelo se abre y la austriaca cae en una de las grietas. Indy logra sostenerla pero necesita que le dé la otra mano. Schneider trata de llegar hasta el Grial con avaricia y no atiende a las razones de Indy, cayendo finalmente al vacío. Entonces es Indiana Jones el que queda en la misma posición al abrirse más el terreno. Henry, ya recuperado gracias a la acción curativa del cáliz sagrado, ocupa la misma posición sosteniendo a su hijo que, invadido por la ambición, trata de conseguir el Grial para su padre. No parece que haya nada que pueda disuadirle de ese empeño hasta que Henry pronuncia las siguientes palabras: "Indiana, déjalo". Por primera vez, deja de llamarle Junior y consigue captar inmediatamente la atención de Indy quien le extiende la otra mano para poder salir vivo. Henry renuncia finalmente al Grial en favor de su hijo con lo que la relación entre ambos queda por fin sanada. La vinculación afectiva triunfa sobre la obsesión. El verdadero placer es reencontrarse y reconstruir lazos. Padre e hijo vuelven a unirse mental y espiritualmente. Como Henry afirma casi al final de la película, en la aventura que han vivido ha hallado iluminación. Tras un guiño final a la procedencia del nombre de Indiana, Sallah, Marcus, Henry e Indy cabalgan hacia el atardecer en una conclusión muy fordiana.


El film se estrenó el 24 de mayo de 1989 y logró recaudar, al final de su carrera comercial, la impresionante cifra de 474 millones de dólares a nivel mundial. Obtuvo el Oscar a los mejores efectos de sonido y Sean Connery recibió varias nominaciones en otros premios de la temporada. Con el paso del tiempo, es más que evidente que Crusade no llega al nivel de Raiders pero, en conjunto, supone una grandísima aventura con momentos muy logrados gracias a la dirección de Spielberg y al magnífico elenco de intérpretes.

El prólogo juvenil de Indy en 1912, inspiró a George Lucas para producir una serie de televisión sobre las crónicas del joven Indiana Jones. La serie vio la luz cuatro años después pero, a pesar de contar con buenos guionistas y directores, nunca consiguió pasar de mera anécdota. Spielberg consideraba finalizada su aportación a esta exitosa y brillante franquicia aunque, con el paso de los años, sucedieron una serie de acontecimientos que acabaron llevando a la producción de una cuarta película. Lo veremos más adelante.


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Always (1989)

Star Wars: The Force Awakens en Vanity Fair (fotos y vídeo)

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La revista Vanity Fair mantiene la tradición de ofrecer una exclusiva galería de fotos para las películas de la saga Star Wars. En esta ocasión, las fotografías de la prestigiosa Annie Leibovitz nos descubren, por primera vez, a Adam Driver y Lupita Nyong'o.

Vuelvo a insistir en que estamos en buenas manos. Coincido completamente con mi amigo Octopus en la absoluta necesidad de que George Lucas diera un paso atrás y permitiera la entrada de nuevas ideas.

Frases como estas, en boca de JJ Abrams, redundan en la confianza inicial que debemos conceder al nuevo proyecto:
“I have a thought about putting Jar Jar Binks’s bones in the desert there. I’m serious! Only three people will notice, but they’ll love it.”

Kylo Ren (Adam Driver)


Poe Dameron (Oscar Isaac)


Lupita Nyong'o haciendo captura de imagen para su personaje de Maz Kanata. 



Bajo esta armadura se encuentra Gwendoline Christie (Brienne en Game of Thrones).


John Williams, Kathleen Kennedy, Lawrence Kasdan y JJ Abrams.


Star Wars. Personajes: Gobernador Tarkin

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“Princesa Leia, antes de que os ejecuten me agradaría que me acompañaseis en una ceremonia que demostrará el poder de esta estación. Ningún sistema estelar se atreverá ahora a oponerse al Emperador”.

En este recorrido por la trayectoria vital de los personajes más destacados de la saga, vamos viendo como la mayor parte de ellos tienen orígenes humildes. La lucha por la supervivencia propia, en entornos complejos, preside los primeros pasos de sus vidas. Sin embargo, con Wilhuff Tarkin tenemos todo lo contrario.

El futuro Grand Moff y miembro del círculo selecto de asesores del Emperador, nació en el seno de una familia pudiente del planeta Eriadu. En el Borde Exterior hay pocos planetas que destaquen por su estabilidad. Pero, en el sector Seswenna, encontramos un ejemplo de organización administrativa y burocrática plasmada en Eriadu. La familia Tarkin fue la gran precursora de este auge puesto que su arraigo en el planeta se remontaba a mil años atrás. Cuando llegaron, Eriadu era un planeta agreste y peligroso, plagado de criaturas depredadoras. Pero, con el tiempo, fueron capaces de hacer florecer industrias que, a su vez, atrajeron a más y más colonos mientras los asentamientos se convertían en ciudades.

Los Tarkin crearon cuerpos de seguridad que posteriormente se convirtieron en milicia organizada. El planeta se dotó de instituciones y, con el paso de los siglos, se ganó la consideración como uno de los pocos sistemas del Borde Exterior que recibió la atención de la República Galáctica. Willhuff Tarkin recibió una educación excelsa aunque siempre le enseñaron que fue el esfuerzo de sus ancestros el que permitió que ahora pudieran disfrutar de una vida aposentada.

Durante su adolescencia fue puesto a prueba en parajes recónditos del planeta, aprendiendo técnicas de supervivencia en el proceso. Después recibió adiestramiento para convertirse en piloto de naves estelares. En Eriadu habían creado una flota de naves que se encargaba de evitar que piratas y contrabandistas llegasen al planeta. Dirigir a esa flota era el puesto que él iba a heredar aunque sus ambiciones eran más elevadas. El puesto se le quedó pequeño tras neutralizar algunas amenazas relacionadas con la piratería. Así que decidió ingresar en la Academia de Sullust con la intención de convertirse en funcionario de justicia para la República. Fue en Sullust donde conoció a Palpatine, por entonces senador de Naboo. Palpatine vio en él grandes dotes de liderazgo y le recomendó que entrara en política. Tras un periodo sirviendo como oficial de justicia, trabajando en misiones junto a los Jedi, decidió aceptar el consejo del senador.

Pero el estallido de las Guerras Clon cambió drásticamente esos planes. Tarkin fue nombrado Comandante del nuevo ejército de la República. Lideró varias misiones y participó en importantes batallas llegando incluso a caer prisionero de la Confederación de Sistemas Independientes. La colaboración con los Jedi fue constante aunque siempre quedó claro que era uno de los mandos militares que más creían en la iniciativa individual. En no pocas ocasiones, decidió liderar campañas sin ningún asesoramiento por parte de los representantes de la Fuerza.

A finales del conflicto, ya se había convertido en Almirante. Palpatine, siempre atento a la evolución de la gente con talento, seguía su carrera con interés y sabía que podría contar con él llegado el momento. Con la proclamación del Imperio, Tarkin fue uno de los primeros mandos militares que mostró lealtad al nuevo orden. No obstante, en su primer destino en Antar 4, demostró una gran crueldad al reprimir con sangre los últimos restos de la Confederación. Su popularidad cayó y aunque Palpatine aprobaba sus métodos, decidió apartarle de la luz pública encargándole la supervisión de la construcción del arma definitiva del universo: la Estrella de la Muerte.

La construcción de una gigantesca estación de combate, con una capacidad de fuego que podía destruir planetas enteros, fue harto difícil y duró casi dos décadas. Además, la estación debía construirse en el más alto secreto para evitar que nadie de la oposición Rebelde pudiera preparar una posible defensa. Sin embargo, en el nuevo régimen había también deslealtades y la base de construcción, situada en los límites occidentales de la galaxia, fue objeto de un atentado. Tarkin se encargó de investigar el suceso y cuando descubrió y eliminó a los conspiradores, el Emperador le distinguió con el título de Grand Moff, una consideración que nadie había obtenido antes.

El Emperador Palpatine dispuso que tanto Tarkin como su nuevo aprendiz, Darth Vader, fueran sus dos grandes apoyos al máximo nivel. Mientras Vader gozaba de la lealtad forjada en el seguimiento al culto Sith, Tarkin era el burócrata, el negociador que, siguiendo las viejas reglas, era capaz de zanjar cualquier diatriba con la más brutal de las crueldades. Esta bicefalia le resultaba muy útil a Palpatine ya que mientras Vader perseguía y mataba a los Jedi que habían conseguido huir, Tarkin organizaba el ejército Imperial como Gobernador del Borde Exterior y nombraba a una nueva casta militar. Al mismo tiempo, continuaba supervisando la construcción de la Estrella de la Muerte.

Palpatine continuó tutelando al Senado como forma de mantener el control de la galaxia. Pero cuando la Estrella de la Muerte estuvo completada, disolvió la cámara porque la doctrina Tarkin, en la que el miedo a la estación estelar mantendría el orden en los sistemas locales, hacía prescindible un foro de discusión que suponía un freno a las aspiraciones absolutistas del Emperador.

La demostración última de la doctrina Tarkin se produce con la destrucción de Alderaan ante los ojos de la Princesa Leia. Cuando vemos a Tarkin y Vader juntos casi parece que la crueldad es aún superior en el nativo de Eriadu. Bajo una pátina de fría cordialidad, Wilhuff Tarkin es un abnegado seguidor del Emperador, el mayor representante de la fidelidad inquebrantable de la clase militar. Vader tiene una autoridad imponente ante el ejército pero comprobamos como, en estas lides, Tarkin está un peldaño por encima de él e incluso puede darle órdenes cuando están en la Estrella de la Muerte. Vader no llegará a convertirse en el líder indiscutible de la flota Imperial hasta la desaparición de Tarkin.

Por suerte para la Alianza, el robo de los planos de la gran estación de combate, guardados en la memoria de R2-D2, permite coordinar una ofensiva, cerca de Yavin, en la que Luke Skywalker se proclama como el gran liberador. La destrucción de la Estrella de la Muerte prueba también la absoluta creencia en sí mismo de Tarkin puesto que, advertido del riesgo, se niega a evacuar ya que cree que podrán destruir la base Rebelde antes de que ninguno de los X-Wing acierte con el conducto del núcleo de la estación. Como podría decir el mismo Tarkin:“Arrogante hasta el final”.

Para interpretar a este fenomenal villano, inspirado en la presencia y porte de los altos mandos prusianos del ejército nazi, George Lucas consideró a varios actores. Finalmente, se convenció de la idoneidad del veterano Peter Cushing. En principio, había llegado a considerarle para dar vida a Obi-Wan Kenobi pero sus rasgos angulados le hicieron más verosímil como Tarkin. Por supuesto, el británico estuvo excelente en el papel y creó un personaje emblemático, a pesar de aparecer solamente en Star Wars: Una Nueva Esperanza. Casi tres décadas después, Lucas decidió incorporar un cameo del personaje en La Venganza de los Sith, cuando vemos, por primera vez, a la tríada que gobernará la galaxia (Palpatine, Vader y Tarkin) observando el esqueleto base de la Estrella de Muerte. Para esta brevísima aparición que no incluye diálogo, Lucas contrató al australiano Wayne Pygram que, gracias al maquillaje prostético, dio vida a una versión más joven del Gobernador.

Star Wars. Manual de Supervivencia es un proyecto de LASDAOALPLAY? y El cine de Hollywood.

Star Wars: The Clone Wars (2008-2014). Por Francesc Marí

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Las Guerras Clon, a pesar de ser un conflicto armado que marcó un antes y un después en la historia reciente de la Galaxia, y que desembocaría en la creación del Imperio de su yugo a lo largo y a lo ancho de la Galaxia, en las películas no se trataron en profundidad. En El Ataque de los clones vimos como está se desencadenaba en Geonosis con el enfrentamiento entre los droides de los Separatistas y los clones de la República; mientras que, en La venganza de los Sith, pudimos presenciar su final, con los sith alzándose de nuevo, con Palpatine y Darth Vader a la cabeza, a la vez que exterminaban a todos los jedi. Pero entre ambas películas hay un lapso de tiempo muy amplio en el que pasaban muchas cosas, y todas ellas transcendentales para el avance de la guerra.

Algo que el cine no podía permitirse llevar a cabo, fue perfecto para que el Universo Star Wars siguiera vivo de manos de la televisión, en concreto de la animación. Las Guerras Clon era un territorio que ya se había explorado en Star Wars: Clone Wars, sin embargo fue algo breve, y con muchas posibilidades. Así pues, con el mantenimiento de personajes de las películas, como Obi-Wan, Anakin, Dooku y Grievous, otros procedentes de la anterior serie, como Asajj Ventress, y la incorporación de nuevos, como la protagonista Ashoka Tano, la padawan de Anakin Skywalker, The Clone Wars se dedicó a explorar todo tipo de historias relacionas con el importante conflicto que asoló la Galaxia. Se trataron grandes argumentos como importantes batallas, y relevantes para el futuro del gobierno, como conflictos diplomáticos, como los protagonizados por Padmé, pero también se narraron historias más pequeñas, en las que conocíamos el día a día de, por ejemplo, los clones, planetas alejados del conflicto, así como otras historias para nada relacionadas con la guerra. Este es el caso del capítulo 2x17 “Cazarrecompensas”, en el que se adapta la ya clásica historia de Akira Kurosawa de Los siete samuráis de una forma brillante, demostrando de donde procede mucha de la inspiración e idiosincrasia de los jedi.

Por otro lado, esta serie tuvo la oportunidad de descubrir personajes que apenas aparecían en las películas, como el propio Grievous o el Conde Dooku, que se convierten en los villanos principales de la trama, aprovechando el máximo potencial de dos personajes que, si bien importantes, era secundarios en las películas.

Clone Wars se convirtió en un cajón de sastre, pero en el buen sentido de la palabra. A lo largo de las seis temporadas se aprovecharon todas aquellas ideas que se habían quedado fuera de las películas, expandiendo aún más el universo. De este modo se exploraron tramas tan atractivas para el público como los mandalorianos o la vida del joven Boba Fett. Incluso se recuperó a Darth Maul, un personaje importantísimo, que tiene una legión de fans impresionante, y que, para muchos, murió injustamente en la gran pantalla, pudiendo tener una historia y un recorrido mucho más largo en el Universo, renovándose para convertirse en un de los antagonistas más relevantes en la etapa final de la serie.

A pesar de que en poco tiempo esta serie se estableció como elemento principal del Universo, el camino que tuvo que recorrer estuvo plagado de obstáculos. En primer lugar, tras producir los episodios piloto del primer arco argumental, gustaron tanto a George Lucas y a los productores, que se decidió estrenarlos como un largometraje de animación. Tras su éxito, se retomó el proyecto inicial de la serie de televisión con capítulos de veinte minutos, y así se siguió produciendo hasta que una noticia explotó en el mundo del cine, Lucasfilm Ltd. había sido adquirida por Disney y, por lo tanto, era imposible que esta serie pudiera seguir emitiéndose en Cartoon Network. Ante esta imposibilidad, sumado a las nuevas perspectivas creativas de Disney, se decidió terminar la quinta temporada y poner fin a la trama. Sin embargo, trece capítulos de una sexta temporada que no se emitió habían sido producidos, y se optó por ofrecerlos en apenas unas semanas a través de la cadena Netflix, en la que la serie dio un último pero poco ruidoso coletazo.

A parte de este abrupto final, justo cuando la trama alcanzaba historias que enganchaban a más no poder, poco después del final de la emisión en Netflix, coincidiendo con la puesta en venta en DVD, se hizo público el orden de visionado correcto, ya que, para la emisión, se vario dicho orden en pos de unos motivos que, a priori parecen desconocidos.

A pesar de todo ello, Star Wars: The Clone Wars se convirtió en un lazo perfecto entre El ataque de los Clones y La Venganza de los Sith, rellenando el vacío que suponían las Guerras Clon. Además, se convirtió en el precedente perfecto para que el Universo Star Wars siguiera expandiéndose a través de series de animación de calidad, como la reciente Star Wars: Rebels, que tendrá la todavía más ardua tarea de unir dos episodios tan distantes en el tiempo como son La venganza de los Sith y Una nueva esperanza.

Spielberg on Spielberg: Always (1989)

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"Algunas películas no despegan y hay miles de razones para que esto suceda... Fue una buena experiencia para mí realizar esta película porque toda ella era sobre las emociones humanas. No me arrepiento en absoluto."

Cuando un director obtiene un gran estatus en la industria puede llevar a la pantalla grandísimos proyectos y otros menos demandantes en cuanto a logística y aspiraciones. En ocasiones, estas elecciones sorprenden al público generando una tibia reacción. Este fue el caso de Steven Spielberg con Always.

Resulta cuando menos curioso que Spielberg tuviera que rechazar el puesto de dirección en Rain Man porque coincidía con su trabajo en La Última Cruzada y, al disponer de tiempo, volviera a declinar otras propuestas para centrarse en una película menor que, a priori, podía llevar la firma de cualquier otro realizador menos significativo. La razón por la que lo hizo arranca muchos años atrás así que efectuemos una incursión en el Hollywood clásico... 


En 1943 se estrenó el melodrama bélico Dos en el Cielo (A Guy Named Joe). El guión había sido escrito por Dalton Trumbo sobre un argumento previo de Chandler Sprague y David Boehm.Victor Fleming (responsable de Gone with the Wind y The Wizard of Oz, entre muchas otras) dirigió el film para la Metro Goldwyn Mayer. Se trataba de una película que se insertaba en la corriente generalizada del cine bélico del momento, tratando de insuflar ánimo al público ante el conflicto que se estaba viviendo. Pero, respetando estos principios, se apartaba un poco de lo habitual pues introducía elementos de fantasía celestial. La trama giraba entorno a un experto piloto de bombardero que fallece en su última misión en el Atlántico sumiendo en la tristeza a su novia y amigos. Pero no todo había terminado ya que al morir despertaba en el cielo y le era encomendada la misión de inspirar a otro piloto y ayudar a sus seres queridos como una especie de "ángel de la guarda".Spencer Tracy daba vida a Pete Sandidge, el piloto fallecido. El papel de su novia, Dorinda Durston, recayó en Irene Dunne.Ward Bond interpretaba al mejor amigo de Sandidge, Al Yackey, y Van Johnson asumía el rol de Ted Baker, el inexperto piloto al que Sandidge deberá guiar desde el más allá. Inicialmente contrariado por la creciente relación entre Baker y Dorinda, Sandidge acaba completando su misión y se satisface al ver que su novia rehace su vida.

Steven Spielberg era un devoto de esta cinta desde que la vio por primera vez siendo un niño. Le atraía su ambientación y el mensaje positivista y conciliador que contenía. De alguna manera, podía conectar emocionalmente con las historias que su padre le había explicado sobre la Segunda Guerra Mundial. Esta fue una de las películas que más le inspiraron para convertirse en director. Le gustaba pensar en la posibilidad de dirigir una nueva versión del material en algún momento. Durante una conversación con Richard Dreyfuss en el rodaje de Tiburón (Jaws, 1975), surgió el tema de A Guy Named Joe y ambos coincidieron en la mutua admiración por el film de Fleming. Hablaron largo y tendido sobre lo que la película les había aportado en su juventud y se comprometieron informalmente para un posible remake si la oportunidad se presentaba. Esa charla parecía una típica conversación intrascendente entre amigos pero, en el caso de Spielberg, eso no se quedó ahí. 

Unos años después, habló con Jerry Belson, con quien había colaborado en el guión de Encuentros en la Tercera Fase (Close Encounters of the Third Kind, 1977), y le encargó la escritura de un libreto que actualizara la historia manteniendo la esencia del original. Belson completó el primer borrador en 1980 pero Spielberg todavía no se consideraba preparado para dirigir una historia tan romántica y emocional. Así que lo fue demorando hasta encontrar el momento oportuno. Con cada proyecto que realizaba su pasión por el proyecto crecía e incluso llegó a encargar una revisión del guión a Diane Thomas, la libretista de Tras el Corazón Verde (Romancing the Stone, 1985). 

Finalmente, tras completar el montaje de La Última Cruzada, decidió que su próximo proyecto sería Always, el nuevo título para el remake de A Guy Named Joe. Con Richard Dreyfuss y John Goodman a bordo para interpretar a Pete Sandich y Al Yackey, Spielberg decidió contratar a Holly Hunter después de verla en la multinominada Al Filo de la Noticia (Broadcast News, 1987).


El nuevo guión situaba la acción en la época presente y cambiaba el ejército por la brigada aérea de extinción de incendios forestales en las Montañas Rocosas. Pete Sandich es el mejor a los mandos de un A-26 que lanza líquido retardante para ahogar el fuego. Dorinda trabaja en la torre de control supervisando los vuelos y empieza a necesitar que la relación con Pete suba algunos peldaños. Sandich es bastante bravucón y no expresa demasiado sus sentimientos pensando que ya habrá tiempo para hacerlo. Sin embargo, está dispuesto a bajar el nivel de peligrosidad trasladándose a la academia de pilotos. No obstante, un nuevo incendio necesita de su indudable pericia y después de contribuir a la extinción y salvar a su colega Al Yackey, uno de los motores de su avión explota y el aparato vuela por los aires ante la desesperación de Al y la desolación de Dorinda que, de alguna forma, había presentido que algo malo iba a ocurrir. Pete despierta en un idílico bosque mientras un ser celestial, interpretado por Audrey Hepburn, le explica cual es su nueva función existencial. Sandich deberá convertirse en un emisario invisible para guiar a otros inspirando ideas que ellos percibirán como pensamientos propios. 

Seis meses han transcurrido tras su accidente y un nuevo piloto (Brad Johnson) llega al cuartel general de la brigada para ocupar el puesto de Pete. Él será la persona a quien Sandich deberá ayudar pero, al igual que ocurría en el film original, el interés de Ted por Dorinda disgustará al "ángel de la guarda" que finalmente conseguirá reconciliarse con él mismo mientras se asegura que Dorinda podrá ser feliz en su vida futura.


Always es una película repleta de buenas intenciones y está brillantemente rodada por parte de Spielberg. Sin embargo, el mensaje de que la promesa del cielo es una promesa de amor incondicional no acabó de cuajar entre el público porque se hablaba de unos sentimientos un tanto desfasados en la sociedad de los ochenta. Los espectadores ya no estaban dispuestos a ser crédulos ante determinados argumentos como lo habían sido en épocas anteriores. Tampoco ayudó la presencia de otras películas previas que habían trabajado el tema celestial desde ángulos más contemporáneos. Ejemplo de ello fueron El Cielo Puede Esperar (Heaven Can Wait, 1978) y El Cielo se Equivocó (Chances Are), estrenada pocos meses antes que Always.

La mezcla entre romance, aventura, y elementos de corte trascendente no generó un gran interés y la crítica le recriminó al director que el guión y el trabajo con los actores no había conseguido el objetivo de impactar emocionalmente. Con algunas notas más de comedia, la película habría tenido más equilibrio y habría escapado al corsé del sentimentalismo old-fashioned. La contratación de Brad Johnson, hierático e inexpresivo, tampoco ayudó en demasía. Queda claro que para Spielberg este era un proyecto que le interesaba especialmente pero nunca quiso perder la dimensión menor de la película dentro de su filmografía. Quizá, al tratar temas más íntimos, aún no estaba preparado para dar las texturas necesarias que sí conseguía con temas más grandilocuentes o realistas, tal como hizo en El Color Púrpura y El Imperio del Sol

En cualquier caso, Spielberg no iba a hacer un film con un esquema convencional y con elementos efectistas para atraer al público masivo, como fue el caso de Ghost (1990). Ante todo, Always debía ser un remake que homenajeara las caracteristicas principales del film precedente. El director quería tener esa experiencia justo en el momento en que su matrimonio con Amy Irving estaba naufragando y se sentía huérfano de buenos sentimientos en el terreno más profundamente íntimo.  


La película significó la última aparición en pantalla de una actriz mítica: Audrey Hepburn.Spielberg la convenció para participar a pesar de que ella había anunciado su retirada por la grave enfermedad que padecía. En el papel de Hap, Hepburn aporta una enorme dignidad y distinción. Ella representa la huella del Hollywood clásico en una película que procede del legado fílmico de la MGM de los 40.

La película se rodó durante el verano de 1989 en localizaciones de Montana (el municipio de Libby y el Kootenai National Forest). También se rodaron escenas en el aeródromo de Ephrata (Washington) mientras que los interiores se filmaron en el mismo plató que la película original: el stage 15 de los MGM studios.

Always se estrenó el 22 de diciembre de 1989 y recaudó, al término de su carrera comercial, 74 millones de dólares (su presupuesto había sido de 29). Sin ser un descalabro, continúa siendo uno de los films más desconocidos de Steven Spielberg. Como he citado anteriormente, estamos ante un film menor dentro de su filmografía pero recomendaría su visionado a todos aquellos que la ignoran. En Always vemos una de las versiones más intimistas del director y creo que apunta matices sensibles que conseguiría expresar mejor en proyectos posteriores.

La banda sonora compuesta por John Williams contribuye a dotar a la película de esa alma fantasiosa e imperecedera. Una BSO que se complementa con el clásico "Smoke Gets in Your Eyes", en una versión interpretada por J.D. Souther.




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Indiana Jones y la Última Cruzada (Indiana Jones and the Last Crusade, 1989)

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Hook (1991)

Spielberg on Spielberg: Hook (1991)

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"Todos los días, cuando llegaba al plató, pensaba ¿empieza a estar fuera de control?"

Tal como hemos hablado en anteriores capítulos, la separación y divorcio de los padres de Steven Spielberg dejó en él una profunda huella emocional. La ausencia de un padre idolatrado afectó profundamente a un niño que hizo piña con su madre y hermanas para seguir constituyendo una fuerte unidad familiar. Al mismo tiempo, trató de hallar momentos de calidad en las visitas y reencuentros con su padre. Unas estancias que él siempre trató de exprimir al máximo mientras su progenitor le seguía explicando viejas historias y anécdotas que le habían llegado durante su servicio en la Segunda Guerra Mundial. Esas palabras dejaban atónito a un chaval que ya por entonces disponía de una imaginación visual en la que vislumbraba planos, ángulos de cámara, y escenas apasionantes.

Este leit motiv que muchos definen con el término de "niño perdido" tiene una presencia importante en la filmografía de Spielberg y se encuentra esparcido a lo largo de su carrera con múltiples variantes: E.T el Extraterrestre, El Imperio del Sol e, incluso, Indiana Jones y la Última Cruzada. Sin embargo, la recurrencia del director sobre este concepto tenía una estación de paso obligada donde le esperaba el "niño perdido" por excelencia: Peter Pan.
"Cuando tenía once años dirigí a un grupo de niños de la escuela en una especie de montaje sobre Peter Pan. Desde que mi madre solía leerme las historias antes de dormir, quise ser Peter Pan. De hecho, aún me siento como él. Para mí crecer fue muy difícil."
La idea de producir una película sobre el personaje creado por James M. Barrie (1860-1937) rondaba por la cabeza de Spielberg desde principios de los ochenta. La premisa siempre fue la de continuar la historia de Peter como adulto. Este nuevo concepto ofrecía la posibilidad de trabajar un aspecto que al director le interesaba especialmente: Peter se habría convertido en un ejecutivo absorbido por su trabajo y estaría descuidando a su familia por falta de tiempo. De esta forma, la distancia progresiva entre padre e hijos sería un reflejo de lo que él mismo vivió de niño. Se trataba de un territorio emocional conocido en el que podría trabajar con conocimiento de causa. Además, estaba convencido que, con esta premisa, la película podía captar la atención respetando las aportaciones anteriores: Peter Pan (1924), dirigida por Herbert Brenon, y el clásico de animación de Disney estrenado en 1953.
"Pienso que, hoy en día, mucha gente está perdiendo la capacidad de imaginar porque están demasiado absorbidos por el trabajo. La obsesión por lograr sus objetivos laborales, ascender y llegar a la siguiente etapa en su recorrido profesional, les hace perder la noción de lo que es importante a nivel humano. Para algunas personas, la familia y los hijos llegan a ser algo incidental. Mientras se concentran tanto en el aspecto profesional, se pierden grandes momentos de sus vidas. Yo he experimentado todo ello como hijo y ahora también como padre. A veces, estoy tan ocupado en los proyectos que dirijo o produzco que solo puedo estar con mis hijos, con suerte, el fin de semana. Ellos me piden tiempo y a veces no puedo concedérselo. Tarde o temprano tendré que tomarme un buen descanso."
 Declaraciones extraídas de una entrevista fechada en 1991. 
Así pues, empezó a trabajar en la base de un proyecto con Walt Disney Pictures. No obstante, tras considerar varias opciones decidió bajarse del barco con el nacimiento de su primer hijo en 1985. El rodaje se iba a desarrollar en Londres y Spielberg no estaba dispuesto a alejarse de su familia en un momento tan importante. El proyecto había pasado a manos de Paramount Pictures y se contaba con un guión que había escrito James V. Hart. El estudio decidió contratar a Dustin Hoffman para interpretar al Captain Hook (Garfio) pero la marcha de Spielberg provocó un replanteamiento total y se decidió trabajar más el libreto. 


Hart inició contactos con el director Nick Castle, colaborador habitual de John Carpenter y responsable de The Last Starfighter (1984). Juntos remodelaron el guión y crearon la estructura final con un Peter Pan adulto que se ha convertido en un tiburón de los negocios llamado Peter Banning. Distante con la familia que ha creado debido a la demanda de tiempo que le exige el trabajo, parece ver una oportunidad para descansar en el viaje que realizan a Londres. Allí le espera Wendy Darling, la mujer que lo adoptó y que va a ser homenajeada por su labor con los huérfanos. Pero la estancia se ve constantemente interrumpida por las constantes llamadas telefónicas de su empresa. Cuando los recuerdos de una infancia perdida parecen regresar a la conciencia de Peter, deberá vencer a su nueva incredulidad al comprobar que sus hijos han sido raptados por un villano al que ha olvidado completamente: Hook.

En 1989 los derechos fueron, una vez más, traspasados. Paramount los vendió a TriStar Pictures. En TriStar el jefe era Mike Medavoy, quien había sido el primer manager de Spielberg. Medavoy no veía con buenos ojos la presencia de Nick Castle como director y decidió despedirle tras comprobar como Dustin Hoffman y Robin Williams, recientemente incorporado para dar vida a Peter, no parecían entenderse con los planteamientos del realizador. Spielberg había concluido el rodaje de Always por esas fechas y la llamada de Medavoy le hizo recapacitar decidiendo, en última instancia, que Hook sería su siguiente proyecto.

El director volvió a reunirse con James V. Hart para pulir el guión. Pero le seguía pareciendo que tanto Hook como Tinker Bell (Campanilla) no tenían intervenciones suficientemente potentes. Decidió contratar a Malia Scotch Marmo para que trabajase el personaje de Garfio mientras que Carrie Fisher, novelista de éxito gracias a Postcards from the Edge, se encargó de Campanilla aunque no fue acreditada oficialmente. 


Aunque Spielberg no había elegido directamente a Hoffman y Williams, estaba muy satisfecho con ellos porque ambos eran amigos personales suyos. Pero debía completar el reparto y su primer objetivo era Campanilla. Decidió fichar a Julia Roberts, una auténtica estrella en alza tras el super-éxito obtenido con Pretty Woman (1990). Robert Zemeckis le recomendó a Bob Hoskins después de trabajar con él en Quién engañó a Roger Rabbit? (Who Framed Roger Rabbit, 1988) y éste le dio el personaje de Smee, el lugarteniente de Garfio.Maggie Smith está espléndida en el papel de una veterana Wendy Darling mientras que el papel de la esposa de Peter recayó en la también británica Caroline Goodall.Charlie Korsmo, recién salido del Dick Tracy de Warren Beatty, interpretó a Jack, el hijo de Peter. En cuanto a los cameos, podemos ver a los músicos Phil Collins y David Crosby. También aparecen George Lucas, Carrie Fisher y una irreconocible Glenn Close.  

El rodaje empezó en febrero de 1991 y se trata de una de las pocas cintas de Spielberg en que casi no hay exteriores. Se rodó íntegramente en los Sony Pictures Studios de Culver City donde el diseñador de producción, Norman Garwood, había construido todo el universo de Peter Pan: el Londres contemporáneo y Neverland (El País de Nunca Jamás). Desde el primer momento, Spielberg pareció afrontar el rodaje con algo de desmotivación. Impuso un ritmo demasiado pausado que para nada concuerda con su estilo característico. Quizá el rodaje exclusivo en interiores tuvo un efecto ralentizador en él puesto que el ritmo de trabajo bajó tanto que llegó a necesitar 40 días más de lo previsto, algo que no le había ocurrido desde Tiburón (Jaws, 1975) y, en esa ocasión, fue por razones técnicas insalvables. Spielberg se bloqueó, perdió un poco el control de la producción. Era como si manifestara su imposibilidad de darle algo de frescura al material que ya conocíamos.


En mi opinión, la película funciona bastante bien en su inicio. La nueva premisa con un Peter Pan adulto que ha olvidado completamente lo que fue, resulta interesante. Todas las secuencias en el supuesto Londres tienen una buena atmósfera y los actores parecen estar muy cómodos en sus roles. Pero cuando saltamos a Neverland, la cinta pierde su razón de ser ya que se convierte en un refrito de las versiones anteriores. Tampoco ayuda la puesta en escena en cuanto a decorados. La caracterización del mundo de fantasía donde viven los "niños perdidos" parece sacada de una compañía de teatro de repertorio. No tiene ningún tipo de credibilidad, resulta demasiado estrafalaria y estrambótica. Robin Williams, al frente del personaje, realiza una transición del cero al todo y no resulta completamente creíble. Su enfrentamiento con Garfio deviene intrascendente cuando debería ser el clímax de la película y no hay nada nuevo que ofrezca interés en todo el tercer acto.

Creo que Steven Spielberg bajó algunos peldaños en su evolución como director con Hook. Perdió una oportunidad de escoger algún otro proyecto que le hubiera exigido más desde un tono adulto. Sin embargo, Hook se puso por en medio y logró conquistarle por la conexión personal. En todas las entrevistas posteriores que ha ido concediendo con el tiempo, siempre se ha reafirmado en su equivocación con esta película. Admite que se empeñó en hacerla pero al iniciar el rodaje se dio cuenta que, en realidad, estaba retrocediendo como cineasta. Esa frustración es la que explica su demora en el rodaje y un resultado final que tiene un buen acabado comercial pero está carente de alma. En 2013 llegó a afirmar lo siguiente:
"Tengo pendiente ver Hook de nuevo. Tengo poco aprecio por la película y me gustaría comprobar si, con el tiempo, al menos me puede gustar algo de ella."
El presupuesto final fue de 70 millones de dólares, 22 más de los inicialmente previstos. La película se estrenó el 11 de diciembre de 1991 y recaudó más de 300 millones de dólares. Una cifra contundente que, sin embargo, quedó lejos de las previsiones iniciales del estudio. 

Spielberg desembarcó en el proyecto con todo su equipo en Amblin aunque ésta fue su última colaboración con el productor Frank Marshall exceptuando Indiana Jones and The Kingdom of the Crystal Skull (2008).Marshall y su esposa, Kathleen Kennedy, socios eternos de Spielberg y co-fundadores de Amblin Entertainment en 1981, habían decidido emprender una nueva aventura creando The Kennedy / Marshall Company. Él ya había debutado como director con Arachnofobia (1990) y deseaba implicarse en otros proyectos como productor. Kathleen Kennedy, por su parte, siguió trabajando asiduamente con Spielberg manteniendo una dualidad laboral entre Amblin y la nueva compañía que compartía con su marido. Esta nueva configuración de las empresas se mantuvo hasta mayo de 2012 cuando Kennedy asumió la presidencia de Lucasfilm tras la retirada de George Lucas y la venta de derechos al conglomerado Disney. A lo largo de su carrera post-Spielberg, Frank Marshall ha producido grandes éxitos como The Sixth Sense (1999), los cuatro títulos de la franquicia Bourne, y The Curious Case of Benjamin Button (2008), entre otros. Además ha dirigido películas como Alive (1993) y Congo (1995).

Con Hook incluso me cuesta destacar el trabajo de John Williams puesto que más allá del tema principal, el resto de la BSO es bastante intrascendente y rutinaria. El trailer que adjunto a continuación fue realizado antes de que la banda sonora estuviera totalmente compuesta y cuenta con otra partitura de Williams: Las Brujas de Eastwick (The Witches of Eastwick, 1987).




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Jurassic Park (1993)

Daredevil (Netflix y Marvel Studios)

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En octubre de 2012, los derechos sobre Daredevil eran recuperados por Marvel Studios procedentes de 20th Century Fox. El personaje creado por Stan Lee y Bill Everett en 1964 volvía a su casa de origen y sus responsables no iban a permitir que este regreso culminara en un subproducto como el que dirigió Mark Steven Johnson en 2003.

Kevin Feige debatió a fondo con sus colaboradores pero la charla más decisoria fue la que mantuvo con el comic-book authorJeph Loeb, nuevo responsable de la división televisiva de Marvel. Juntos vieron claro que la mejor manera de integrar a Daredevil en el Marvel Cinematic Universe sería a través de una serie de televisión.

Este formato permitiría expandir la trama y dotarla de la profundidad que rezumaba de las viñetas creadas por Frank Miller durante su exitoso paso por la saga del Hombre sin Miedo. La nueva serie sería sombría, cruda y muy oscura. Y este enfoque sería el que permitiría reflotar al personaje mediáticamente al igual que la etapa de Miller consiguió en los cómics.

Este tratamiento adulto, siniestro, y extraordinariamente violento era un material que podía interesar a una emisora de cable, donde no hay límites en la expresión gráfica de las perversiones humanas. Tras acordar la distribución con la plataforma Netflix, Loeb confió el desarrollo argumental a Drew Goddard, un guionista de cine y televisión, ávido fan de los cómics, que pese a su juventud ya había trabajado en proyectos de JJ Abrams, Joss Whedon (dirigió Cabin in the Woods), y Ridley Scott.

Goddard escribió los dos primeros capítulos y dibujó la trayectoria del resto de la serie pero le fue imposible continuar por su apretada agenda laboral. Entonces, recomienda para el puesto de showrunner a Steven S. De Knight quien viendo que su nuevo proyecto televisivo tras Spartacus no conseguía salir, acepta encantado el reto de la coordinación argumental de la serie. Además, se compromete a guionizar dos episodios y asume la dirección del capítulo final.

Con un reparto adecuadísimo para el proyecto, Daredevil se rodó durante la segunda mitad de 2014. Su estreno completo en abril de 2015 ha obtenido la mejor acogida crítica recibida por una serie de superhéroes. Podríamos extendernos muchísimo acerca de los factores que han otorgado el éxito a este proyecto. Los académicos parecen haber descubierto ahora un subgénero que siempre denostan sin conocimiento previo. Resulta vergonzoso observar como los mismos que vilipendiaron una magnífica serie como Spartacus sin darle ni una sola oportunidad, ahora se rasgan las vestiduras ante la que han calificado como el "The Wire de superhéroes"

Queridos amigos de las aulas académicas que os habéis auto-investido como gurús de la nueva ficción televisiva: Steven S. De Knight ya realizó un magnífico trabajo en Spartacusque nunca considerasteis porque con toda vuestra brillantez no fuisteis capaces de ver más allá de la superficie. Ese estilo duro, conciso y repleto de buenos diálogos es el que ahora veneráis en Daredevil. Así que por qué no dejáis de escribir vuestros insulsos y aborrecibles libros, en los que dais mil vueltas tratando de encontrar símbolos y significados ocultos que ningún showrunner ha creado, y os ponéis a analizar los proyectos televisivos desde un punto de vista más divulgativo. Claro que si lo hacéis se os acaba vuestro nuevo campo de estudio en el que os retroalimentáis entre vosotros...

Daredevil es un superhéroe cuya razón de ser reside en salvar su barrio, Hell's Kitchen. Esa es su misión y su alcance, lo de salvar al mundo queda para otros. Desde este punto de vista la serie cumple su objetivo con excelencia. Hell's Kitchen ha creado a Matt Murdock para bien y a Wilson Fisk para mal. Los dos son un producto de un vecindario humilde, donde la lucha por progresar es difícil y existen atajos constantes que pueden llevarte por el mal camino. Murdock y Fisk son dos caras de la misma moneda y su objetivo final de mejorar el entorno en el que viven no puede transitar por caminos más distintos. La visualización de todo esto en pantalla y la magnífica interpretación de Vincent D'Onofrio como Fisk consiguen que esta ficción suba varios peldaños respecto a las series de superhéroes recientes. Si a eso le añades la convincente presencia de Charlie Cox y el apoyo del reparto, no cabe duda que esta visión descarnada y lúgubre, que recupera los mejores elementos del relato policíaco neo-noir, es un acierto completo.

Se han mantenido las constantes que mejor dibujan al personaje del justiciero ciego: su tragedia personal representada en la muerte temprana del padre, su arraigo católico, la devoción por defender al barrio que le ha imprimido su carácter y, por supuesto, la obsesión por convertirse en un hombre preparado para cualquier reto. Además del férreo entrenamiento (genial aparición de Stick), el accidente que le dejó ciego le dotó de otros dones que, en la mayoría de las ocasiones, son mejores que la visión tradicional. A partir de aquí, tenemos contundencia y realismo en las peleas, sutiles referencias al universo Marvel compartido, y presencias emblemáticas que deben hacer las delicias de los seguidores más acérrimos. Por si esto no fuera suficiente, la técnica cinematográfica invade el proyecto y confiere poderío visual al incorporar planos secuencia, travellings y grandes movimientos de cámara.

Cuando las andanzas del diablo de Hell's Kitchen empiezan a tener su eco en la ciudad, Matt confiesa sus temores al Padre Lantom (Peter McRobbie). Se lamenta pues siente al Diablo en su corazón y en su alma, clamando por salir, y esa parece ser la única forma de impedir los planes de Fisk. El sacerdote le dice algo que le guiará a partir de ese momento:
"Quizá la idea es que intentes llamar a la parte del ángel de tu naturaleza. Quizá esa es la lucha que estás sintiendo... dentro de tí. Probablemente ese era el plan de Dios desde el principio. Por eso le creamos, le permitimos caer en desgracia... convertirse en un símbolo al que temer... advirtiéndonos a todos para que andemos por la senda de los justos."
Así será Daredevil en su evolución futura. Protegerá las calles desde la sombra, se asegurará que los culpables cumplan su castigo y defenderá al barrio sin el cual no sería nada. Hell's Kitchen ya tiene a su salvador aunque las amenazas nunca le permitirán bajar la guardia.

Don Draper se despide desde Big Sur (SPOILERS)

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Saturado y con ansias de libertad, Don Draper (Jon Hamm) realiza un viaje sin destino aparente que le acaba conduciendo hasta California. Justo en su momento de mayor reconocimiento profesional, necesita de una gran catarsis personal puesto que los fantasmas del pasado parecen regresar para atormentarle. Irresponsable como pocos, vuelve a hacer algo habitual en él: desaparecer.

Todas sus inseguridades y todos sus miedos se materializan mientras se encuentra en un retiro espiritual en el que después de mantener conversaciones telefónicas con las tres mujeres más importantes de su vida, cae en el mayor de los abismos. Su existencia se cimienta sobre una farsa y la brillantez profesional que le caracteriza también le asemeja a los genios. Son personas que, por su propia notoriedad, no suelen ceñirse a las normas establecidas.

Un nuevo apoyo femenino vuelve a salvarle y finalmente hallará en la meditación un nuevo punto de partida. Matthew Weiner nos deja varias pistas al respecto a lo largo de esta última temporada. La presencia constante de Coca Cola tiene su reflejo en la conclusión cuando se sugiere que Don creará el famoso anuncio "I'd Like to Buy the World a Coke" (1971). Tal como dice Peggy, en McCann-Erickson le volverán a abrir las puertas y podrá encargarse de una marca gigantesca con un espíritu renovado y, de alguna manera, purificado.

Ha sido una conclusión acertada en su mayor parte. Weiner quería dejar a la mayoría de los personajes un poco más felices que al inicio de la serie. Ha sido un fenomenal recorrido por la década de los 60 donde la ficción televisiva ha estado en contacto permanente con su época a través de acontecimientos sociales y políticos. La transformación de la sociedad norteamericana ha acompañado a la evolución de los personajes creando una sinfonía harmoniosa durante la mayor parte de su extensa trayectoria en la pequeña pantalla (2007-2015). A través de la serie hemos presenciado una visión personal y sentida de acontecimientos como el debate Kennedy-Nixon de 1960, el asesinato del propio JFK tres años después, la batalla por los derechos civiles, los conflictos raciales, Vietnam, la lucha de las mujeres por conseguir reconocimiento profesional, y un largo etcétera. Las extraordinarias canciones del momento han acompañado la mayor parte de las conclusiones y nos han dejado momentos increíbles. Me gustaría destacar estas dos piezas: Shahdaroba, de Roy Orbison, y You Only Live Twice, interpretada por Nancy Sinatra.

Sin embargo, esta última temporada, dividida en dos años de emisión, estaba por debajo de las expectativas. En todo momento, pareció verse que le faltaba un objetivo claro y deambulaba alrededor de la deconstrucción del personaje de Don Draper generando situaciones algo cansinas e innecesarias. El episodio final recupera parte de las mejores esencias y concluye adecuadamente.

Con Mad Men el recorrido argumental ha sido lo mejor. Ya sabemos que las conclusiones voluntarias siempre son difíciles y no contentan a todo el mundo. No obstante, me sigue resultando curioso que una de las apuestas magistrales de los últimos años no haya podido sustraerse a los convencionalismos que afectan al formato televisivo desde los inicios: el cierre de tramas acelerado y la resolución de situaciones en el mismo capítulo final. El ejemplo más claro de ello en la finale de Mad Men lo encontramos en la historia de Peggy Olson (Elisabeth Moss). La forma en que se resuelve su relación con Stan (Jay R. Ferguson) es tan sorpresiva y poco creíble que no podía dar crédito mientras lo veía. No tiene justificación alguna que se produzca de una forma tan precipitada. En situaciones normales, se tendría que haber trabajado previamente con más ahínco porque esa amistad que les unía no cuela que pueda transformarse en relación sentimental con solo una llamada. Hay ocasiones en que este tipo de conclusiones pueden asemejar a la mejor ficción televisiva con el peor de los culebrones.

Pero quedémonos con todos los momentos magníficos que Mad Men nos ha hecho pasar y con la excelencia de sus tramas argumentales, desarrollo y conflicto entre personajes, y caracterización de época. Don, Peggy, Joan, Roger, Pete, Sally, Betty... os echaremos de menos.


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Tras cinco años de duro trabajo, centenares de borradores, enfrentamientos con los productores, rodajes imposibles, efectos especiales casi imposibles y un montaje que por poco le cuesta la vida, George Lucas había logrado su objetivo, producir su space-opera. Por fin, la calurosa tarde californiana del 25 de mayo de 1977, en el Teatro Chino Grauman de Hollywood, una masa de gente —entre los que se encuentra Samuel L. Jackson— espera poder entrar en el estreno más esperado y desconocido del año: La Guerra de las Galaxias. Las luces se apagan súbitamente y empieza el espectáculo…

“Nos encontramos en un período de guerra civil. Las naves espaciales rebeldes, atacando desde una base oculta, han logrado su primera victoria contra el malvado Imperio Galáctico. Durante la batalla, los espías rebeldes han conseguido apoderarse de los planos secretos del arma total y definitiva del Imperio, la Estrella de la Muerte, una estación espacial acorazada, llevando en sí potencia suficiente para destruir a un planeta entero. Perseguida por los siniestra agentes del Imperio, la Princesa Leia vuela hacia su patria, a bordo de su nave espacial, llevando consigo los planos robados, que podrán salvar a su pueblo y devolver la libertad a la galaxia….”.

Argumentalmente han pasado veinte años desde el fin de las Guerras Clon y el exterminio de los Jedi, pero, en 1977, todo eso no se sabía, solo eran apuntes en las libretas de Lucas, ante los ojos del público se abría todo un nuevo universo repleto de personajes sorprendentes, originales culturas y un sinfín de tramas en las que los protagonistas podían verse sumergidos. Pero, ¿qué hubiera pasado si George Lucas hubiera podido hacer la película que, en un principio, tenía en mente? Pues que en lugar de tener Star Wars tendríamos una versión de Flash Gordon en la que, muy probablemente, no sonaría la música de Queen. Por que, para aquellos que no lo sepan, en un principio Lucas quería adaptar la historia de este personaje, sin embargo, al saber que los derechos pertenecían al productor italiano Dino De Laurentiis, decidió inventarse su propia saga espacial.
Partiendo de un solo tratamiento de catorce páginas, Lucas escribió un guión que sufrió un sinfín de cambios —sin ir más lejos, el protagonista pasó de llamarse Starkiller a Skywalker—, pero siempre manteniendo la esencia de la trama, la lucha de un grupo de rebeldes contra un malvado Imperio Galáctico.

Para protagonizar su película, George Lucas quería a un reparto joven y desconocido, que se implicara en el proyecto y que encajara a la perfección con los tres personajes que había visionado. En primer lugar, la chica, Leia Organa, una poco habitual princesa, para la que escogió a Carrie Fisher —aunque también se postularon para papel Cindy Williams o Jodie Foster—; un chico joven, un idealista que desea poner su granito de arena, papel que recayó en los hombros de Mark Hamill; y finalmente, un aventurero contrabandista un poco cara dura, para el que Lucas escogió a Harrison Ford entre actores de la talla de Kurt Russell, Nick Nolte o Christopher Walken.

Además de las tres caras jóvenes, el reparto lo completaron David Prowse que se puso el traje de Darth Vader, pero no le dio la voz, tarea que se hizo cargo James Earl Jones —aunque también se había barajado a Orson Welles—; Anthony Daniels y Kenny Baker como C-3PO y R2-D2; Peter Cushing como el malvado Moff Tarkin; y el inigualable Sir Alec Guinness que se convirtió en Obi-Wan Kenobi, a pesar de que Lucas quería a Toshiro Mifune, sin embargo el británico le agradó el papel y cumplía el deseo de la productora, tener el pedigrí suficiente para que hubiera alguna cara conocida en el cartel.

A pesar de todos sus esfuerzos, parecía como si todo estuviera en contra de la película. El primer día de rodaje en Túnez cayeron las precipitaciones más importantes en el Sáhara en cincuenta años. Durante el día se llegaba a los cuarenta grados centígrados, haciendo que Anthony Daniels perdiera dos quilos diarios al meterse dentro la armadura de C-3PO, si hablar que, al final del rodaje, la mayor parte del equipo acabó con disentería.

La cosa no mejoró cuando se trasladó el rodaje a los estudios Elstree de Londres, donde los actores se tomaban a cachondeo las escenas, creyendo que estaban en una película para niños. Además, la productor apremiaba a Lucas para acabar el rodaje, obligándole a dividir el rodaje en diversas unidades, y a ir de una a otra en bicicleta.

En una película de ciencia ficción como La Guerra de las Galaxias, uno de los elementos más importantes y esenciales son los efectos especiales. Hoy en día todos los estudios y productoras tienen su división de efectos especiales, pero a finales de la década de los setenta la mayoría de ellos se habían desprendido de estos especialistas, debido, entre otros motivos, por que la mayoría de producciones iban en otro sentido mucho más realista. Por ese motivo, Georges Lucas se vio obligado a crear ILM (Industrial Light & Magic) para que dotaran de elementos fantásticos a esta película, ya que sin ellos no serían más que un grupo de actores simulando luchar en el espacio o con balas invisibles. Pero, incluso así, La Guerra de las Galaxias por poco mata a Lucas, llevándolo a una subida de tensión que al ser diabético se agravó, pasando una noche en el hospital, donde presentó hipertensión y agotamiento. Aunque la cosa había empezado en Túnez, lo que provocó este altibajo fue el hecho de que de los más de trescientos efectos, solo se habían hecho tres con más de la mitad del presupuesto.

Tras un durísimo montaje, en el que Lucas se vio obligado una vez más a intervenir por el bien de la película, la cinta estaba lista para ser estrenada en mayo de 1977, y se hizo sin pases previos, sin avances para la prensa, todo aquel que quisiera descubrir que era Star Wars debía ir a las salas de cine. Solo un pequeño grupo de afortunados, entre los que se encontraban Brian De Palma y Steven Spielberg, tuvieron la oportunidad de ver una versión preliminar de la película en marzo de 1977, que los dejó sin palabras. La idea era buena, el trabajo perfecto pero, aquello sería el gran éxito en el que confiaba que se convirtiera Lucas, la mayoría lo dudaron, solo Spielberg le dio la razón a su amigo.
En un magnífica operación comercial, Lucas y el departamento de marketing decidieron explotar su mayor baza, los seguidores de la ciencia ficción. A estos se les promocionó la película de tal forma que, como sucede hoy en día, todo un gran séquito de fans esperaban el estreno con ansia, asegurando que las salas se llenaran de sector del público, y con las esperanzas puestas de que no fuera el único. Y, como ya hemos dicho, no lo fue.

Una de las múltiples genialidades de esta película es la conceptualización de sus personajes que, si bien era la primera película, todos sus protagonistas eran presentados con un trasfondo muy bien definido, de tal forma que en seguida tienes la sensación de conocerlos, como si hiciera años que sigues sus aventuras. En este mismo sentido, no solo los personajes parecen tener un pasado, sino todo el entorno, los escenarios, las naves y los uniformes, como si fueran algo que hace décadas y siglos que ha sido así, otorgándole al universo un pasado histórico más que convincente. Desde el usado traje de Darth Vader, al destartalado aspecto del Halcón Milenario, pasando por la pierna de otro material de C-3PO, todo nos indica que esta galaxia “muy, muy lejana” no ha nacido de la noche a la mañana, sino que también tiene un pasado, como el nuestro.

Sin duda alguna, La Guerra de las Galaxias o Una nueva esperanza, como prefiramos llamarla, es una de las mejores películas de la historia, a que, a día de hoy, unos cuarenta años después de su estreno, sigue teniendo todos los elementos para que millones de personas sigan disfrutando con ella como si fuera el estreno de la última semana. Y con ello no nos referimos solo a los efectos especiales y a las explosiones, sino el carácter del argumento, que sigue teniendo vigencia todavía hoy, ya que es una clara exposición de la eterna lucha entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, entre los buenos y los malos, caracterizada en personajes muy bien perfilados en un bando y otro, ya que incluso Han Solo, que empieza como un mero contrabandista, acaba siendo uno de los héroes.

Tal vez es difícil predecir que sucederá en el estreno del Episodio VII, pero si que sabemos lo que supuso el del Episodio IV, ya que no solo abrió un género de una minoría al gran público, sino que cambió el concepto de las grandes productoras y de su fuerte control creativo sobre las películas. Star Wars. Episodio IV: Una nueva esperanza trastocó la manera de hacer cine, cambiando el curso de la historia.

Star Wars. Episodio V: El Imperio Contraataca (Irvin Kershner, 1980)

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“Son tiempos adversos para la Rebelión. Aunque la Estrella de la Muerte ha sido destruida, las tropas imperiales han hecho salir a las fuerzas rebeldes de sus bases ocultas y las persiguen a través de la galaxia. Tras escapar de la terrible flota imperial, un grupo de guerreros de la libertad, encabezados por Luke Skywalker, ha establecido una nueva base secreta en el remoto mundo helado de Hoth. El malvado lord Darth Vader, obsesionado por encontrar al joven Skywalker, ha enviado miles de sondas espaciales hacia las infinitas distancias del espacio…”.

Tras el colosal éxito de Star Wars: Una Nueva Esperanza en 1977, George Lucas se puso manos a la obra para continuar la saga con el empuje que le había dado el respaldo de crítica y público. Las relaciones con la junta directiva de 20th Century Fox, sin embargo, seguían siendo tensas puesto que Lucas quería producir el siguiente film de forma independiente y sin limitaciones de presupuesto. El cineasta californiano tenía ahora el apoyo de las cifras de recaudación y mantenía una buena relación con el nuevo presidente del estudio, Alan Ladd Jr.

Así que se dispuso a llevar a cabo el sueño de su vida, producir el film como un outsider de Hollywood contando con Fox solo para la distribución. Consiguió arrancar, además, un acuerdo para quedarse con todos los rendimientos que surgieran de la venta de merchandising. En cuanto al libreto del nuevo episodio decidió contar con Leigh Brackett, una escritora y guionista de larga trayectoria que había sido colaboradora habitual del gran Howard Hawks. Brackett escribió un borrador bastante amplio que no acabó de convencer a George Lucas. Desgraciadamente, no hubo tiempo para discutirlo ya que la guionista falleció de cáncer en marzo de 1978.

Lucas decidió entonces encargarse de la escritura escribiendo varios borradores en los que volcó una nueva idea: Vader sería el padre de Luke. Tras la máscara se encontraría Anakin Skywalker, antaño un caballero Jedi que fue seducido por el Lado Oscuro cambiando completamente sus lealtades y devociones. En torno a este potente giro dramático, el de Modesto trabajó intensamente en un proyecto cuyo título pasó a ser The Empire Strikes Back.

Meses después, Lucas decidió contratar a Lawrence Kasdan tras comprobar lo que era capaz de hacer con el guión de En Busca del Arca Perdida (Raiders of the Lost Ark). Mientras Kasdan empezaba a escribir un nuevo borrador sobre el material previo, Lucas tomó otra decisión: no dirigiría la nueva entrega puesto que quería centrarse en la supervisión de la producción y en las relaciones con el estudio. Esto le permitiría también disponer de más tiempo para desarrollar la infrastructura de Industrial Light & Magic y coordinar mejor a los equipos de efectos especiales. Para ocupar la silla de dirección, pensó en uno de sus más admirados maestros en la University of Southern California (USC): Irvin Kershner.

Kershner se mostró reacio ante la oferta ya que pensaba que era imposible igualar o superar al film precedente. Pero cuando Lucas le dijo que el tono de la nueva película sería mucho más oscuro y que habría espacio para desarrollar tramas que hasta ahora solo habían quedado apuntadas, Kershner se convenció y entró a fondo en el proyecto.

A partir de entonces, Kershner, Kasdan, y el productor Gary Kurtz, sentaron las bases de El Imperio Contraataca y definieron una estructura sólida y firme que, a grandes rasgos, contenía lo siguiente: una batalla inicial en el remoto planeta de Hoth, el viaje hacia el descubrimiento de sí mismo que realiza Luke Skywalker en Dagobah, la aparición de un gran maestro jedi que inspiraba con cada palabra (Yoda), y la trampa final en Bespin donde Han Solo era capturado y congelado sin opción de salvamento por parte de sus amigos. Luke acudiría en su ayuda encontrándose con Vader por el camino. Lo que descubriría cambiaría para siempre su destino y el de la galaxia.

El Imperio Contraataca se rodó durante el año 1979 en localizaciones de Finse (Noruega) y Oregón (Estados Unidos). Los estudios británicos de Elstree volvieron a ser la base para el rodaje de interiores. En esos hangares, el diseñador de producción, Norman Reynolds, dirigió a un equipo de construcción que creó los enormes escenarios que necesitaba la película.

La película se estrenó el 21 de mayo de 1980 y volvió a hacer temblar la taquilla con unas cifras escalofriantes. El público se sorprendió por el cambio de tono pero lo acogió de maravilla porque vio que esos personajes, que había conocido tres años antes, podían desarrollarse mucho más y ofrecer instantes dramáticos muy intensos. La crítica reaccionó de forma algo fría al inicio ya que esperaban un espectáculo autoconclusivo como fue Star Wars: Una Nueva Esperanza. Sin embargo, con el paso del tiempo, El Imperio Contraataca se ha convertido en la cinta más valorada de toda la franquicia gracias a su potente argumento y a la ruptura de convencionalismos narrativos. Actualmente, forma parte, por derecho propio, de varias listas que agrupan a las mejores películas de la historia del cine. Un reconocimiento merecidísimo.

Hay tantos momentos memorables en la película que resulta imposible reseñarlos todos. Me quedo con todas las secuencias en Dagobah donde Yoda advierte a Luke que experimentará el miedo durante su entrenamiento. También con los nuevos matices en la personalidad de Han Solo. Por primera vez, le vemos dar una imagen que va más allá del sinvergüenza carismático para mostrar sus sentimientos hacia Leia y la vulnerabilidad ante lo que le depara la traición de Lando Calrissian y la presencia de Vader en Bespin.

Todo el reparto trabaja a gran altura y la cinta es una sinfonía repleta de compases perfectos. El tono más oscuro y trágico de la trama encaja muy rápidamente y nos invita a un viaje en el que no todo va a salir como desean Leia, Luke y Han. La oscuridad de Vader y su implacable persecución de ese hijo que creía perdido, inunda la pantalla cada vez que aparece. Con la desaparición de Tarkin, ahora es el jefe supremo del ejército Imperial y solo rinde cuentas ante el Emperador en persona. Su forma de proceder no admite el fracaso y su siniestro uso de la Fuerza será comprobado por varios almirantes. Mientras los cadáveres se agolpan a su alrededor, Vader procede con dureza y se aliará con quien sea para aplastar la Rebelión y capturar a Luke. La partitura de John Williams ayuda muchísimo en todo ello con la magnífica The Imperial March.

Los instantes finales del combate en Bespin son memorables:

Vader:"No hay escapatoria, no me obliges a destruirte. Luke todavía no te has dado cuenta de tu importancia. Solo has empezado a descubrir tu poder, únete a mí y yo completaré tu entrenamiento. Combinando nuestras fuerzas podemos acabar con esta beligerancia y poner orden en la galaxia."
Luke Skywalker:"Jamás me uniré a ti."
Darth Vader:"Si conocieras el poder del reverso tenebroso. Obi-Wan no te dijo lo que le pasó a tu padre."
Luke Skywalker:"Me dijo lo suficiente. Dijo que tú le mataste."
Darth Vader:"No. Yo soy tu padre..."
Luke Skywalker:"No, ¡eso no es verdad! ¡Es imposible!"
Darth Vader: "Examina tus sentimientos, sabes que es verdad."
Luke Skywalker:"¡Nooooooo! ¡Nooo!"
Darth Vader:"Luke, tú puedes destruir al Emperador, él se ha percatado de eso. Únete a mí y juntos dominaremos la galaxia como padre e hijo... Ven conmigo, es el único camino."

Instantes brillantes de la historia del cine, sin más. Momentos emblemáticos que, por sí mismos, definen las pautas de lo que debería ser el entretenimiento de calidad. Recogiendo el dorado testigo de la primera Star Wars, El Imperio Contraataca consiguió incrementar el seguimiento a una franquicia que fue capaz de dotarse de un tono más adulto y oscuro sin por ello perder su esencia básica de space-opera de gran formato.

Curiosamente, la junta directiva de 20th Century Fox no quedó tan satisfecha al comprobar las cláusulas del contrato que Ladd Junior había firmado con Lucas. La pérdida del control sobre el merchandising enfureció a la junta. Por consiguiente, la posición de Ladd como Presidente de la compañía se vio comprometida y tuvo que dimitir. El enfado de Lucas fue tan grande que decidió ofrecer En Busca del Arca Perdida (1981) a otros estudios. Finalmente, Paramount se hizo con los derechos de distribución.
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