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Las películas más taquilleras de 2012

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Los grandes estudios estaban convencidos que, en 2012, las cifras de taquilla globales volverían a crecer.   Era evidente que la potencia y calidad de los grandes estrenos del año movilizaría a más público que en los dos ejercicios anteriores. Los resultados, en la taquilla estadounidense, nos demuestran que el público ha vuelto en masa a las salas e incluso se ha superado la cifra global del 2009 (caracterizada por el efecto Avatar).

En Estados Unidos, la cifra final de taquilla ha llegado a los 10.840 millones de dólares, un 6,6 % más que en 2011 mientras que se han vendido un 6,3 % más de entradas (se ha llegado a la cifra de 1.300 millones de entradas). Esta dinámica rompe la tendencia, observada en los dos últimos años, de reducción en la venta de tickets.  Bien es cierto que el global de pases vendidos en 2012 supone un 3,4 % menos que en 2009 pero ese año el efecto arrasador de Avatar contribuyó a un aumento del 10% en taquilla. Superar esa cifra sigue siendo un reto pendiente para los próximos años pero se ha puesto la base tras el avance logrado en 2012.

Los magníficos resultados de este año se deben al gran nivel de conexión con la audiencia que han tenido los grandes blockbusters que, además, han cumplido con el objetivo de captar tanto al público más adulto como al juvenil reduciendo, de forma reseñable, la eterna contribución de las películas de animación infantiles.

El éxito desmedido de tres propuestas, de concepción opuesta, en el cine de superhéroes (The Avengers, The Dark Knight Rises, The Amazing Spider-Man) se ha combinado con el triunfo sin parangón, en la franquicia Bond, de Skyfall. Además, se han estrenado dos films ideales para el público juvenil (The Hunger Games y la última entrega de la saga Crepúsculo), y también hemos asistido a la irrupción de El Hobbit para acabar de rematar un exitoso ejercicio. El cine de animación infantil ha conseguido buenas cifras aunque no han sido tan relevantes como en años anteriores debido al desplazamiento del público hacia grandes producciones, de tono más adulto, pero también atrayentes para los más pequeños. Ice Age: Continental Drift, Brave, Madagascar 2, y Lorax, han sido la punta de lanza en este sector de producción.



Los 10 films más taquilleros en el global mundial durante 2012:

- Marvel's The Avengers (Disney / Paramount) 1511,8 millones de dólares

- The Dark Knight Rises (Warner Brothers) 1081 m.

- Skyfall (Sony Pictures / MGM) 1000,2 m.

- Ice Age: Continental Drift (20th Century Fox) 875,2 m.

- The Twilight Saga: Breaking Dawn Part 2 (Summit) 799,6 m.

- The Amazing Spider-Man (Sony Pictures) 752,2 m.

Madagascar 3: Europe's Most Wanted (Paramount / DreamWorks) 742,1 m.

The Hobbit: An Unexpected Journey (Warner Brothers) 692,7 m.

- The Hunger Games (Lionsgate) 686,5 m.

- Men in Black III (Sony Pictures) 624 m.


Los 10 films más taquilleros en Estados Unidos a lo largo de 2012 han sido los siguientes:

Marvel's The Avengers (Disney / Paramount) 623,3 millones de dólares

The Dark Knight Rises (Warner Brothers) 448,1 m.

The Hunger Games (Lionsgate) 408 m.

Skyfall (Sony Pictures / MGM) 289,6 m.

The Twilight Saga: Breaking Dawn Part 2 (Summit) 286,4 m.

The Amazing Spider-Man (Sony Pictures) 262 m.

- Brave (Disney) 237,2 m.

- The Hobbit: An Unexpected Journey (Warner Brothers) 228,6 m.

- Ted (Universal) 218,6 m.

Madagascar 3: Europe's Most Wanted (Paramount / DreamWorks) 216,3 m.

El "destino manifiesto" y la ruta hacia el Oeste

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La doctrina del destino manifiesto, cuyos principales formuladores fueron el periodista John L. Sullivan y el senador Thomas H. Benton (de Missouri), promulgaba la necesidad de expandirse y ocupar todo el territorio norteamericano. Corría el año 1845 y, en esa época, la retórica rimbombante y mística hacía referencia a lo siguiente: "La reclamación estadounidense se basa legítimamente en nuestro destino manifiesto a expandirnos y a poseer la totalidad del continente que la Providencia nos ha dado [...] para el desarrollo de un gran experimento de libertad y autogobierno."

Con el amparo de estos mensajes expansionistas, la población en constante aumento y necesitada, cada vez más, de nuevas tierras más allá de la frontera natural que suponía el río Mississippi, se empezó a organizar en rutas de éxodo constante hacia los nuevos territorios del Oeste, aún cuando la mayor parte de ellos no pertenecían aún a los Estados Unidos. Es bien conocida la historia de la conquista de California, cuya población de emigrantes era ya muy alta antes de la anexión y el descubrimiento del oro (1848).

La conquista del Oeste es un tema apasionante y muy extenso que merece una serie de especiales que ahonden en los hechos más importantes de un movimiento de población que cambió la faz del continente norteamericano, con luces y sombras, pero ¿qué es, al fin y al cabo, la historia de la humanidad sino una constante sucesión de violentos actos de penetración que cambian esquemas aunque dejan graves consecuencias a su paso ?

Quería abrir esta subsección del blog con un artículo sobre la ruta olvidada. Siempre se habla ampliamente del éxodo a California o a las praderas de Arizona pero pocas veces se comenta la enorme significación de la senda de Oregón. Un éxodo que movilizó, entre 1840 y 1870, a casi 500.000 emigrantes que buscaban con ahínco encontrar unas amplias tierras húmedas, ideales para el cultivo y la ganadería. Oregón no despertó la fiebre del oro como California. Su llamada, transmitida por tramperos y exploradores, se dirigía a familias que necesitaban grandes parcelas para poder establecerse como agricultores. En esta ruta no abundaron tanto los vividores y tahúres. Este fue el camino que eligieron las grandes unidades familiares como proyecto de vida a largo plazo y supuso la dignificación de uno de los fenómenos migratorios más importantes de la historia de Norteamérica.

Camino a Oregón

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La enorme contribución geográfica que supuso la expedición de Lewis & Clark (1804-1806) permitió conocer nuevos territorios y cartografiarlos. Aunque la llamada "frontera" siguió fijada a lo largo del extenso trayecto del río Mississippi, otras grandes zonas empezaron a ser frecuentadas por exploradores y tramperos. Los relatos de sus viajes se fueron añadiendo a un gran número de crónicas que se iban difundiendo en los periódicos. Aunque, hasta mediados del siglo XIX, el llamado Oeste del continente era territorio soberano de otras naciones, expedicionarios estadounidenses transitaban continuamente abriendo camino para la entrada de colonizadores que, asumiendo la doctrina del destino manifiesto, plantaron las primeras semillas de un éxodo imparable que se iba a producir en las siguientes décadas.

Cada vez había más presión en el Este para descubrir nuevas tierras que colonizar. La población crecía constantemente en grandes regiones del Golfo de México, el alto Mississippi, y Ohio. La necesidad de explotar nuevas tierras crecía de forma exponencial. El Oeste ofrecía multitud de posibilidades pero, en esta ocasión, nos centramos en el polo de atracción que suponía el territorio de Oregón. Más de 500.000 kilómetros cuadrados de grandes valles fértiles, importantes cadenas montañosas, e interminables bosques. Una gran extensión que ofrecía buenas tierras agrícolas para todos aquellos que buscaban un nuevo horizonte de vida.


Sin embargo, la progresiva llegada de exploradores y colonizadores conllevaba la presencia de enfermedades que eran completamente nuevas para los nativos de la zona. Se calcula que, ya en 1830, el 70% de los nativos del territorio de Oregón habían sucumbido al contagio de las enfermedades de la "civilización". De esta forma, los colonos encontraron mucha menos resistencia que aquellos que decidieron ocupar las regiones meridionales de Texas, Arizona, y California, donde la población indígena aguantó mucho más y planteó enormes dificultades a los nuevos pobladores.

Paralelamente, Oregón era un territorio bajo la soberanía de Gran Bretaña. La progresiva llegada de colonos americanos producía choques con los comerciantes peleteros británicos que se habían establecido allí desde finales del siglo XVIII. Ambos países firmaron un acuerdo para facilitar la convivencia pero de poco servía puesto que la soberanía británica dificultaba o impedía la concesión de títulos de propiedad sobre parcelas de tierra a los colonos americanos. Ante esta situación, se estimuló aún más el éxodo colonizador pensando que la mejor baza para negociar con los británicos se podría obtener si la población estadounidense acababa siendo más numerosa y dominante.

Así fue como empezaron a patrocinarse expediciones colonizadoras periódicas siguiendo la ruta que se conoció como el Oregon Trail, un camino descubierto por exploradores que ahora iba a utilizarse para la migración masiva. A partir de 1832, se fueron generalizando expediciones caravaneras que partían de Independence (Missouri). Allí empezaba una travesía de más de 3200 kilómetros, la más larga y dura de todas las que se dirigían a la costa del Pacífico. Había que atravesar grandes praderas del alto Missouri, cruzar múltiples ríos, y superar el siempre peligroso paso por las Montañas Rocosas de la zona Noroeste.


Las inundaciones, ventiscas, aludes, y demás inclemencias limitaron los éxodos en los primeros años pero, a partir de 1843, con guías más experimentados y mayor organización en las caravanas, el Oregon Trail empezó a ser mucho más frecuentado. Se descubrieron nuevos pasos para atravesar las Rocosas y se fundaron asentamientos a lo largo de la ruta que facilitaron mucho la logística y aprovisionamiento durante el trayecto.
En 1846, la población estadounidense era mayoritaria en Oregón. Se llegó a pensar que esta situación podría derivar en guerra. Pero el Gobierno Británico analizó la situación y decidió ofrecer un tratado en el que cedían la soberanía al sur del paralelo 49. Aunque eso implicaba que los territorios actuales de Wyoming, Montana, Idaho, Washington, y Oregón, pasaban a incorporarse a la Unión, Gran Bretaña se aseguraba detener ahí el afán expansionista de los americanos y asegurar el control en el Oeste de Canadá.
El Presidente James Knox Polk, un ferviente expansionista, firmó el tratado que evitaba un conflicto bélico que el país no podía asumir puesto que ya estaban a punto de entrar en guerra con México. La porción más prometedora y apetecible del Pacífico, California, estaba en juego y Estados Unidos iba a luchar por su control como prioridad absoluta.
Pero la senda de Oregón tiene una significación extraordinaria en la historia de la colonización del Oeste. Tal como reseñaba en un artículo anterior, entre 1840 y 1870, más de 500.000 emigrantes transitaron hacia Oregón. Unos 30.000 nunca llegaron a su destino, sucumbiendo a enfermedades como el cólera.
Tras la Guerra Civil (1861-1865), la senda vivió unos años de fuerte impulso y sólo decayó a partir de 1869, cuando la unión del ferrocarril transcontinental abrió nuevas y seguras posibilidades de llegar a la costa del Pacífico.



De todos los westerns que han tratado el tema del camino de Oregón, siempre he considerado a Horizontes Lejanos (1952) como el más logrado. Explica la epopeya que representaba para las familias el durísimo viaje a través de la senda y se ponen de manifiesto, también, las dificultades una vez aposentados en las tierras de cultivo debido a los problemas logísticos para conseguir abastecerse en un territorio absolutamente virgen en el que no estaban definidos servicios de transporte ni diligencias. A través de la experiencia del guía Glyn McLyntock (James Stewart), un hombre de pasado turbio pero decidido a pasar página, asistimos a una joya del western de la era dorada de Hollywood dirigida por uno de los maestros del género: Anthony Mann.

Zero Dark Thirty

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El escritor y periodista Mark Boal se ha destacado, en los últimos años, por su brillante e insistente análisis acerca de las consecuencias del 11-S. Su interés sostenido por este amplísimo tema le ha llevado a tratar la significación de los conflictos bélicos en Afganistán e Irak, al igual que la ofensiva contra las redes terroristas de Al Qaeda. En todo este trayecto, ha conseguido entrar en contacto con un gran número de miembros del ejército norteamericano y también de la comunidad de inteligencia. Su asociación con la directora Kathryn Bigelow aportó una visión, de gran formato, sobre hechos concretos del día a día en la vida de los artificieros norteamericanos durante la Guerra de Irak (2003-2011). En Tierra Hostil (The Hurt Locker, 2008) cimentó una colaboración profesional que ambas partes quisieron prolongar en el tiempo.

Tras esta primera incursión, el foco de interés de ambos se desplazó hacia Osama Bin Laden y así fue como empezaron a preparar el guión de una película que trataría sobre la Batalla de Tora Bora (2001), en la que numerosos efectivos de tropas estadounidenses buscaron infructuosamente el paradero del líder de Al Qaeda en las interminables cuevas de una enorme cordillera montañosa cercana a la frontera con Pakistán. Pero, una vez más, la realidad se impuso a la ficción y así fue como, en pleno proceso creativo, les sorprendió la noticia de la ejecución de Bin Laden, en un complejo residencial de Abbottabad(Pakistán), por parte de un comando de élite de los Navy Seals.   

Ese 2 de mayo de 2011 cambió la perspectiva del conflicto y, en cuanto al cine, convirtió en desfasadas todas las propuestas que, hasta ese momento, se habían tenido en cuenta sobre este tema de actualidad internacional. Bigelow lo tuvo claro, iban a centrar su nuevo proyecto en la crónica de la caza a Bin Laden concluyendo con el asalto final de los Seals. Boal recurrió a sus contactos y continuó su investigación hasta llegar a más gente mientras iniciaba la elaboración de un nuevo guión que se ha acabado convirtiendo en Zero Dark Thirty.

Esta nueva película tiene la enorme virtud de haberse convertido en un auténtico canon, una versión documentada y digna de un largo proceso de investigación que, en última instancia, condujo a una analista de la CIA hacia el descubrimiento del paradero secreto de Bin Laden en Pakistán. Desde el punto de vista cinematográfico, asistimos a un ejercicio ejemplar de narración y desarrollo argumental. 

Bigelow imprime un tono seco, cortante como el filo de una navaja. Una contundencia en el lenguaje narrativo que rodea la crónica de unos acontecimientos trascendentes focalizando la atención principal en Maya (Jessica Chastain), una agente de la CIA brillante y perspicaz, que convierte la audaz misión de encontrar a Bin Laden en el motor principal de su vida. Durante ocho años, irá siguiendo pistas que le conectarán con diferentes miembros de las organizaciones yihadistas hasta dar, por fin, con el discreto hombre-correo de OBL, un individuo que le conecta al mundo y que transmite sus órdenes al resto de la organización. Conocemos el resto de la historia pero, no por ello, presenciamos el asalto final de los Seals con la atención baja. Gracias a la excepcional dirección y puesta en escena de Bigelow, el tramo final de la película se convierte en una de las secuencias más intensas que hemos visto en el cine reciente. Casi llegamos a sentir ráfagas de imprevisibilidad en lo que está por acontecer. Eso es algo que revela la inmensa capacidad de la directora para conducirse por unos terrenos en los que ha demostrado una gran valía.


Creo que el gran éxito del film radica en que no adoctrina. Se dedica a contar los hechos que ha podido conocer y lo hace sin concesiones. Es muy fácil introducir mensajes políticos, en un sentido u otro, dentro de una película de estas características. Y opino que Zero Dark Thirty no tiene nada de eso, por lo que su trascendencia va a ser superior a otras apuestas parecidas. Además, la focalización en un único personaje sobre el cual recae el gran peso dramático (algo siempre necesario en la narrativa del séptimo arte) otorga al film un recorrido por los rincones emocionales más básicos de la condición humana. La soberbia interpretación de Jessica Chastain cumple holgadamente con el propósito de conectar a nivel emocional con el público mientras se introducen también elementos de thriller político que ayudan a expandir la significación de la película en su tramo final, enlazándolo con el entorno de poder en Washington DC.

Kathryn Bigelow ha conseguido un producto final en que la brillante ejecución técnica se combina perfectamente con la tensión dramática en una producción de grandes recursos. Cuando eso se logra, podemos decir que la misión se ha cumplido con éxito. La propuesta vuelve a fundirse de nuevo con la realidad puesto que el éxito fue también lo que caracterizó a una misión que empezó treinta minutos después de medianoche, en una base militar de Afganistán.        

El Lado Bueno de las Cosas (Silver Linings Playbook)

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"Silver Linings" 
Rayos de luz metafóricos, "cosas buenas" que pueden impulsar a una persona para salir del pozo en que se encuentra. 

Pat Solitano Jr. (Bradley Cooper) parece haber recopilado algunos "silver linings" en su particular manual de jugadas. Unas jugadas que van más allá de atacar o defender porque de lo que se trata es de recuperar el ánimo y luchar por volver a ser quien era. Vivir en el seno de una familia, con un profundo arraigo deportivo, explica buena parte de la forma de pensar y de actuar de los personajes. Y también contribuye a completar el sentido del título del film.

La nueva película de David O. Russell nos sumerge de lleno en los problemas a los que se enfrenta Solitano tras ocho meses de reclusión en un centro psiquiátrico para hacer frente a un trastorno bipolar. El regreso a casa de sus padres no consigue hacerle salir de sus planes preconcebidos. Sigue pensando en continuar con un matrimonio sin futuro, con una esposa infiel que ya no le quiere y que además precipitó un estallido de furia que le ha dejado al borde del KO emocional. Pero, aún así, resulta muy interesante ver como el empecinamiento por volver a la senda equivocada sigue turbando al personaje y no le permite avanzar ni buscar otras metas e ilusiones. El film va a indagar en ese proceso de recuperación y convierte a los espectadores en testigos de excepción de la evolución del protagonista.

Creo que David O. Russell es un cineasta muy irregular cuyos trabajos han tratado de ser ambiciosos pero, en más ocasiones de las deseadas, los resultados de sus películas no han estado a la altura de los planteamientos de inicio. Sin embargo, opino que con El Lado Bueno de las Cosas, consigue hilvanar una cinta sin altibajos, constante en su lenguaje narrativo, cuyo interés va in crescendo a medida que avanza el metraje. Adaptando la novela homónima de Matthew Quick, Russell realiza un magnífico trabajo imponiendo un tono de comedia agridulce (muy áspera, en determinados momentos) que se balancea constantemente entre un drama personal de gran calado y unas salidas humorísticas punzantes que consiguen arrancar la sonrisa cómplice en varios momentos del film.

Bradley Cooper supera con nota el exigente reto de interpretar al atribulado protagonista de la cinta. Con él recorremos múltiples estados emocionales pero siempre consigue empatizar gracias a su arrollador carisma. A su lado, Robert de Niro brilla como el patriarca Solitano, un hincha acérrimo de los Philadelphia Eagles cuyos estallidos de furia le han precipitado a montar un negocio de apuestas ilegales en su propia casa. No parece el mejor entorno para la recuperación de un enfermo mental pero acabaremos descubriendo que la magnanimidad y la humanidad forman parte del día a día de una accidentada familia. Y eso va a ser un elemento importante del arsenal de jugadas de Pat. Sensacional también la interpretación de Jacki Weaver como la abnegada madre, feliz en su papel de garante de la unidad familiar, y dotada de un sentimiento de esperanza inquebrantable. Algo crucial ante la difícil situación que les espera con el retorno del hijo pródigo.


El deporte se mezcla muy hábilmente con las circunstancias de la vida en el argumento del film. La metáfora que nos llega, desde el mismo título de la cinta, se mantiene durante la proyección y los personajes hacen uso del lenguaje deportivo para ejemplificar sus intenciones.

La irrupción del personaje de Tiffany Maxwell (Jennifer Lawrence) supone uno de los grandes aciertos de la película. Tratándose de una intérprete muy joven, pocos creían que podría representar con brillantez un personaje tan complejo. Pero la protagonista de Los Juegos del Hambre, demuestra con este proyecto que es capaz de asumir grandes desafíos interpretativos. Sus presencias en pantalla siempre van cargadas de interés puesto que se trata de una mujer traumatizada pero que, a diferencia de Solitano Jr., sí es capaz de mirar hacia delante y buscar nuevos caminos. En la relación que establecerá con Pat, éste encontrará el mejor tratamiento para superar su obstinación por recuperar algo imposible. 

Marcando un ritmo incesante, Russell adereza la narración con una exquisita selección de canciones que tienen la virtud de resaltar momentos especialmente trascendentes de la película. Las apariciones del clásico de Stevie Wonder, "My Cherie Amour", se convierten en instantes que expresan más que las palabras y la interpretación de Bradley Cooper se beneficia de ello. 

Por último, destacar la labor del mítico Robert de Niro. Nos tiene acostumbrados, en los últimos años, a que sus intervenciones en pantalla sean demasiado constantes. Su nombre se ha visto implicado en proyectos que no han estado a la altura de su enorme talla actoral. Por todo ello, es más que satisfactorio verle, por fin, en una película en la que sí puede brillar porque su personaje y el contexto lo permite. Su regreso a las nominaciones de los Oscar, tras veinte años ausente, es un claro reflejo de ello. Creo que el momento que mejor representa su enorme categoría, se produce durante el clímax final cuando habla sinceramente con su hijo y le transmite el mejor de los consejos.


En conclusión, estamos ante una película brillante y emotiva. Algunos dicen que su final concede demasiado pero yo no lo comparto. En el contexto de la película llegamos a creer, en varias ocasiones, que Pat no lo va a conseguir y que su familia puede sufrir aún más. Pero la habilidad del director se va encaminando hacia otra dirección y progresivamente transforma en verosímil lo improbable. Siempre debemos mantener la esperanza porque en cualquier momento puede presentarse la oportunidad que ansiamos, la chispa que necesitamos para carburar. Y, en esta materia, la película es una lección de vida. 

Tarantino desencadena a Django

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Quentin Tarantino siempre se ha caracterizado por reunir una amalgama de influencias sobre las cuales construye algo nuevo. Como uno de los máximos exponentes del posmodernismo en el cine, QT pertenece a una generación de realizadores que hacen cine a partir de la referencias procedentes de películas previas. Así ha sido como su poderosa filmografía se ha vertebrado entorno a sucesivos homenajes a los géneros y estilos narrativos de su predilección.

El rasgo más distintivo de su cine siempre queda definido por la acertada mezcla entre humor y tensión. Su objetivo permanente es el de trabajar mucho las secuencias, aderezándolas con buenos diálogos o grandes dosis de acción, mientras trata de buscar el lado más divertido en las situaciones más duras y extremas.

Estos principios fundamentales han podido funcionar mejor o peor según el proyecto que haya dirigido pero no se puede poner en duda el valor inestimable de su cine desde que en 1992 estrenara Reservoir Dogs. Tarantino quiere divertir y entretener al público y su impacto es indudable tanto en los que se consideran seguidores como en aquellos que visceralmente se declaran detractores.

En mi caso, tras haber disfrutado con todas sus películas, sufrí una contundente decepción ante el resultado de Malditos Bastardos (2009). Su audaz planteamiento pronto se diluía en un sentido del absurdo excesivo que, por momentos, la convertía en una traviesa payasada. Además, el film acusaba fuertes bajones de ritmo que demostraban cierta desconexión argumental provocada por la ausencia de secuencias que no pudieron entrar en el montaje final.

Ante esta situación, afrontar el visionado de Django Desencadenado me suscitaba ilusión pero también escepticismo. Afortunadamente, su nuevo trabajo es mucho más consistente y está mejor construido que el film precedente. Tarantino ha conseguido crear un largo guión que traza líneas narrativas completas. Con estos fundamentos, la película puede desarrollarse con la contundencia habitual preservando el buen desarrollo de los personajes y la clásica introducción de grandes canciones que, como siempre, tienen la virtud de haber sido sabiamente elegidas y mejor colocadas en las escenas adecuadas.

La idea de Django Unchained surge cuando Tarantino empieza a escribir un ensayo sobre Sergio Corbucci, uno de los directores más destacados del "Spaghetti Western". Analizando la carrera del realizador italiano y, en especial, su película cumbre, Django (1966)QT visualiza la posibilidad de producir un nuevo proyecto. Piensa en recoger el aroma de esas películas y llevarlas a su terreno, incluyendo un tema que le obsesionaba desde tiempo atrás: la esclavitud.

Así pues, empieza a trabajar en un guión que homenajeará a dos películas de Corbucci, El Gran Silencio (1968) y Django (sobre la que además aprovecha el título), y lo combina con influencias procedentes del cine de esclavos, cuyo principal exponente es Mandingo (1975), de Richard Fleischer.


Sitúa la acción, en los estados sureños, dos años antes del estallido de la Guerra Civil norteamericana y obtiene así el marco ideal para desarrollar esta historia de venganza y violencia descarnada. A partir de este inicio, presenciamos un gran espectáculo que combina adecuadamente la maestría habitual en el desarrollo de diálogos y las grandes "set pieces" de acción y tensión. La mayor virtud de la cinta creo que reside en el hecho de que el director es capaz de trasladarnos a la época y entorno social de la trama desde el primer minuto gracias a la brillantísima inclusión del tema principal del Django de Corbucci, mientras nos presenta al esclavo protagonista en un via crucis cuyo destino final no parece demasiado prometedor.

Tarantino focaliza su atención en Django y en el valor de superación que transmite desde el primer momento. Disponiendo de un escenario de contexto tan bien orquestado, el guión nos presenta al Doctor King Schultz (brillantemente interpretado por Christoph Waltz), un hábil y burlón cazarrecompensas, que se convertirá en el mejor aliado para la cruzada personal de Django: recuperar a su esposa de las manos del refinado, a la par de siniestro, Calvin J. Candie, propietario de una de las mayores plantaciones del estado de Mississippi yaficionado a las peleas de mandingos. Una vez más, resulta imprescindible reseñar la magnífica labor de Leonardo DiCaprio. Su crueldad, camuflada bajo el atuendo de un terrateniente afrancesado, supone un aliciente de reactivación dramática de la película en su segunda mitad. Y, a su lado, la habitual presencia de Samuel L. Jackson, en el papel del miserable Stephen, no hace más que mejorar el panorama ante un clímax final en la cumbre.

En Django Desencadenado no encontramos fórmulas de western clásico. QT construye una nueva narrativa dentro del mítico género norteamericano. El desarrollo, a diferencia de su acercamiento a la Segunda Guerra Mundial, resulta convincente y rotundo, con respeto máximo a los personajes. También es gratificante ver cómo el realizador amplía su scope rodando en grandes parajes naturales y sacando partido de su luminosidad gracias al fenomenal trabajo de Robert Richardson, director de fotografía.

Sobre cuestiones de estilo, me gustaría resaltar una secuencia que ocurre en Candyland y que evoluciona desde la aparente corrección de una conversación elegante hasta un estallido de furia, violencia y muerte. La facilidad con la que es capaz de intercalar planos, mientras va agregando elementos de tensión en el diálogo, convierte al enfrentamiento entre Schultz y Candie en uno de los grandes momentos de la película. Observar como podemos pasar de la más rotunda calma a la peor de las tempestades resulta un espectáculo brillante de sorpresa y contundencia. A pesar de la baja apreciación global que mantengo sobre Malditos Bastardos, debo decir que Tarantino también conseguía el mismo efecto en una brillante y larga secuencia en que Archie Hicox (Michael Fassbender) y su grupo se ven abordados por el mayor Dieter Hellstrom (August Diehl). La resolución de la escena es el ejemplo más cercano de este crescendo en tensión narrativa que acaba conduciendo a un brutal desenlace.

Estamos ante una película que va a generar opiniones muy diversas e incluso opuestas. Os invito a que lo debatamos en el apartado de comentarios. Mientras, os dejo con la magnífica canción que abre el film. Se trata de la pieza original, incluida en la banda sonora del Django de Corbucci. Compuesta por Luis Bacalov e interpretada por Rocky Roberts, esta canción tiene la virtud de entrar en el alma del público con efecto inmediato.


JJ Abrams desembarca en Tatooine

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"To be a part of the next chapter of the Star Wars saga, to collaborate with Kathleen Kennedy and this remarkable group of people, is an absolute honor. I may be even more grateful to George Lucas now than I was as a kid."

"You know, obviously, it's so early. I can just say what I want to do: I want to do the fans proud. I want to make sure the story is something that touches people. And we're just getting started. I'm very excited."
 
JJ Abrams
 
 
"It's very exciting to have J.J. aboard leading the charge as we set off to make a new Star Wars movie. J.J. is the perfect director to helm this. Beyond having such great instincts as a filmmaker, he has an intuitive understanding of this franchise. He understands the essence of the Star Wars experience, and will bring that talent to create an unforgettable motion picture."
 
Kathleen Kennedy
 
 
"I've consistently been impressed with J.J. as a filmmaker and storyteller. He's an ideal choice to direct the new Star Wars film and the legacy couldn't be in better hands."
 
George Lucas
 
 
Abrams, fan absoluto de la saga galáctica, declaró hace unos meses que prefería no hacerse cargo de la dirección porque se sentía abrumado por la enorme responsabilidad que le caería encima. Claramente, las circunstancias han dado un giro completo en los últimos meses.
 
Por otra parte, ha estado vinculado a la otra gran saga galáctica, Star Trek, la cual ha reinventado y reavivado consiguiendo un gran éxito de taquilla con el reboot estrenado en 2009. La esperada secuela, Into Darkness, nos llegará dentro de muy pocos meses.

Va a ser la primera vez que un creador se vincula a las dos sagas. Seguramente, en Paramount Pictures no estarán muy satisfechos con la noticia. Pero de lo que no cabe duda es que Lucasfilm se asegura el concurso de uno de los mejores creativos de Hollywood. Un visionario que conoce todos los secretos del negocio y es capaz de sintonizar con el público puesto que posee un enorme conocimiento del material que va a tener entre manos.

Mientras Michael Arndt sigue con la escritura del primer borrador de guión, el proceso de pre-producción va a experimentar un fuerte impulso con Abrams al frente. Seguiremos atentos al goteo imparable de noticias  que irán sacudiendo la red en los próximos meses. La emoción y la expectación siguen creciendo.

Rodando en la Union Station de Los Angeles

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Desde 1939, la Union Station de Los Angeles conecta la ciudad californiana, por vía férrea, con el resto del país. Diseñada por un equipo de arquitectos encabezado por John y Donald B. Parkinson, la estación entró en el National Register of Historic Places en 1980.

Bajo una concepción artística que mezcla el art decó con el estilo colonial español, esta terminal de comunicaciones ha sido profusamente frecuentada por equipos de rodaje durante más de sesenta años. El primer título de repercusión que se rodó en esta localización fue el clásico de cine negro dirigido por Rudolph Maté y protagonizado por William Holden cuyo título era precisamente Union Station. Este film de 1950 centraba la acción en la estación del mismo nombre ubicada en Chicago. Pero el rodaje de esas escenas se llevó a cabo en Los Angeles.



Desde entonces, este enclave ha aparecido en películas destacadas como las siguientes: The Hustler (1961), The Way We Were (1973), The Driver (1978), Blade Runner (1982) - donde se convertía en la Comisaría Central de Policía -, Speed (1994), Star Trek: First Contact (1996) - donde se rodó la escena holográfica situada en los años 40 -, Pearl Harbor (2001), The Italian Job (2003), Collateral (2004), The Island (2005),Drag Me to Hell (2009), y más recientemente Gangster Squad (2013).



Sin embargo, a estas referencias se le ha unido recientemente una aportación más. En The Dark Knight Rises, hay una serie de escenas que tienen lugar en lo que aparenta ser una sala de audiencias del Ayuntamiento de Gotham. Con la ciudad ocupada y controlada por Bane y sus mercenarios, ese espacio se ha convertido en el ejemplo más gráfico de la "Ley del Terror" que el villano ha impuesto. Bajo la presunta autoridad del demente Jonathan Crane, alias Espantapájaros, cada día se sentencia a los representantes de la opulencia ciudadana a un destino atroz: "Muerte", "Exilio" o más bien ambas cosas. Tal como apuntó mi amigo Octopus en su brillante crítica, Bane se ha convertido en un nuevo Robespierre. Y su objetivo es minar la integridad y los valores morales de la sociedad de Gotham como paso previo a la destrucción final de la urbe.

El motivo que me ha llevado a recordar ahora estos antecedentes responde al hecho de que fue en Union Station donde se rodaron las escenas de esos "juicios". Utilizando una de sus entradas para situar el presunto púlpito de Crane, la terminal sirvió, una vez más, como gran enclave fílmico.     



La voz de Bruce Hornsby en el cine

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Hay algo en la música de Bruce Hornsby que es capaz de conectar, de una manera relevante, con la clase trabajadora estadounidense. Su mezcla de estilos y la calidez de su voz, unida al mensaje permanente de las canciones, donde siempre exhorta a la superación personal ante las grandes adversidades, le ha granjeado el éxito en las últimas tres décadas.

Nacido en Williamsburg (Virginia) en 1954, Hornsby es un cantautor y pianista que ha formado parte de varias bandas a lo largo de su periplo musical. Incluso se incorporó a Grateful Dead entre 1990 y 1992.

De su creatividad han surgido auténticos clásicos como "The Way It Is" (que sonaba en el capítulo piloto de Smallville), "Mandolin Rain", "The Valley Road", y "Look Out any Window".

En el cine, su presencia ha sido puntual pero dejó huella con dos canciones en una película que revolucionó el cine de acción a principios de los 90. Nunca antes habíamos visto, con tanta perfección y crudeza, la representación del día a día en la vida de una compañía de bomberos. Se trata de Llamaradas (Backdraft, 1991). Dirigida por Ron Howard y con un casting de lo más impresionante (Kurt Russell, Robert de Niro, Donald Sutherland, Scott Glenn, William Baldwin, Jennifer Jason Leigh, y Rebecca de Mornay), esta cinta presentó unos efectos especiales de gran realismo que, en su momento, supusieron un esfuerzo técnico sin precedentes.

Para este film, Hornsby compuso dos canciones: "The Show Goes On", que aparece, a modo de puente musical, hacia la mitad de la película y "Set Me in Motion", un tema más desenfadado que sonaba durante los créditos finales, después de uno de los grandes temas épicos que compuso Hans Zimmer para la ocasión. La historia de los hermanos McCaffery, en la compañía de bomberos más dura de la ciudad de Chicago, no podía tener mejor acompañamiento.
 


 
 


Rebecca Hall es Maya Hansen en Iron Man 3

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"Maya Hansen is one of the most respected and well known bio-technologists in her field. She developed her notoriety through her work at reprogramming the repair center at the center of the brain. It was during one of conferences that she first befriended a young Tony Stark.

As the years passed Maya's breakthrough research afforded her the ability to work on the development of the next Super-Soldier formula, which a generation ago had created Captain America. Her approach was to exploit the genetic potential of man through nano-tech and in this vain she eventually developed Extremis.

Extremis was meant to "hack" into the body's repair center and recode the human genes with a more advanced version, leaving the host with improved organs and super powers.

When she learned that she was going to lose funding, Maya came up with the idea that if she could get a test subject to fight and conquer Iron Man, she would be able to prove it's potential. It was with this logic that she stole Extremis and put it into the hands of terrorists, who quickly injected, Mallen one of their own. As the next step in her plan, she contacted Tony Stark feigning distress to ultimately maneuver him into a confrontation with the Extremis-enhanced terrorist."


 
THE WALT DISNEY COMPANY presents in association with PARAMOUNT PICTURES a MARVEL STUDIOS production "IRON MAN 3"

ROBERT DOWNEY JR.
GWYNETH PALTROW  DON CHEADLE  GUY PEARCE
REBECCA HALL  JAMES BADGE DALE  WILLIAM SADLER  JON FAVREAU
and BEN KINGSLEY as The Mandarin

Music by BRIAN TYLER
Cinematography by JOHN TOLL
Film editing by JEFFREY FORD
Production design by BILL BRZESKI
 
Produced by KEVIN FEIGE
Written by SHANE BLACK and DREW PEARCE based on the characters created by STAN LEE, DON HECK, LARRY LIEBER & JACK KIRBY
Directed by SHANE BLACK

Disney confirma spin-offs para Star Wars

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Desde hacía varias semanas se especulaba con la posibilidad de que Disney y Lucasfilm estuvieran preparando una serie de películas individuales sobre personajes concretos de la saga Star Wars. Estos "spin-off" o "stand-alone movies" se complementarán con las tres nuevas películas que continuarán expandiendo la franquicia.

El CEO de Disney, Bob Iger, ha confirmado el proyecto con las declaraciones siguientes:

"There has been some speculation about some stand-alone films that are in development, and I can confirm to you today, that, in fact, we are working on a few stand-alone films. Lawrence Kasdan and Simon Kinberg are both working on films derived from great Star Wars characters, that are not part of the overall saga. We still plan to make Star Wars: Episode VII,Star Wars: Episode VIII, and Star Wars: Episode IX, roughly over a six-year period of time, starting in 2015. But there are going to be a few other films released in that period of time too."

The implications for Star Wars fans will be great, because there will be more Star Wars released in the atmosphere, so to speak, that's new and fresh. I'll leave it to Kathy (Kennedy) and the Lucas team to release more details when they're ready. I mentioned the two creators, Lawrence Kasdan and Simon Kinberg, who, by the way, are working with J.J. (Abrams) as consultants on Star Wars: Episode VII."

Los datos más relevantes parecen  haberse confirmado: un joven Han Solo, previo a Star Wars Episode IV: A New Hope, y Boba Fett (entre los episodios IV y V) serán los protagonistas de estas nuevas películas.

Cuando Arnold conoció a Clint

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En 1975, el director Bob Rafelson se encontraba en plena pre-producción de su nuevo proyecto, Stay Hungry (rebautizado en español con el dudoso nombre de El Gran Guardaespaldas). La película nos explica la historia de Craig Blake, un joven de Birmingham (Alabama) que se ve envuelto en un turbio negocio inmobiliario. Para poder completar la transacción y salir indemne de ella, necesita adquirir el edificio en el que se encuentra un gimnasio. Pero cuando toma contacto con el lugar, cambia su visión al enamorarse de la recepcionista y hacerse amigo de un culturista llamado Joe Santo, que se prepara intensamente para el concurso de Mr. Universo.
 
Habiendo contratado a Jeff Bridges y a Sally Field para los papeles principales, Rafelson se centró en la búsqueda del hombre que pudiera dar vida a Joe Santo. Pronto se le indicó que había un culturista viviendo en Los Angeles que había sido Mr. Universo y Mr. Olympia, en varias ocasiones, y que además tenía alguna experiencia en la interpretación.
 
Rafelson contactó con ese culturista austriaco cuyo nombre no podía ser otro que Arnold Schwarzenegger. El director le puso en contacto con un profesor de interpretación, Eric Morris, con quien empezó a trabajar su papel. Gracias a esta oportunidad de poder trabajar en Stay HungryArnie consiguió el Globo de Oro al mejor actor debutante. Había trabajado en dos películas anteriormente, "Hercules en Nueva York" (1970) y "El Largo Adiós" (1973), pero en la primera su voz fue doblada en post-producción mientras que en la segunda su personaje era sordomudo.
 
 
 
La amistad con Rafelson también le sirvió a Arnold para empezar a entrar en contacto con la comunidad de Hollywood. Su presencia en fiestas en las que estaban presentes Roman Polanski, Jack Nicholson, Warren Beatty, Julie Christie... fue algo recurrente.
 
En su biografía "Total Recall. My Unbelievably True Life Story", Arnold se refiere a este grupo de celebridades de la siguiente manera: "gente de Mulholland Drive". Este acercamiento a ellos le permitió ver cómo vivían y actuaban las grandes estrellas del celuloide y se reafirmó en su voluntad férrea de llegar pronto a ese nivel.
 
Pero, al mismo tiempo, vio algo con lo que él nunca podría coincidir. La conducta bohemia y extraña de Nicholson y Beatty era algo que él nunca compartiría. "Estos hombres eran artistas y se comportaban como artistas" afirma en su biografía. Comprendió también que los artistas natos como ellos tenían una tendencia natural a comportarse de forma extraña y bohemia. Sobre Warren Beatty, un actor con grandísimo éxito y proyectos constantes a su alrededor, llega a decir: "uno le escuchaba hablar y empezaba a preguntarse cómo había logrado hacer algo". Su rebosante creatividad le hacía ser caótico en sus razonamientos hablando siempre de forma precipitada.
 
Pero también conoció a otro actor de éxito que no compartía nada con los del estilo Mulholland Drive. Fue en el restaurante de Dan Tana, en Santa Monica Boulevard, donde Arnold conoció a Clint Eastwood. Le sorprendió ver que, a diferencia de las otras estrellas, Clint solía comer solo al otro lado del salón. Para él no era necesario el jolgorio ni la superficialidad. Otros actores se sentían incómodos al ver a una celebridad comiendo sola. Sin embargo, para Clint esto no representaba ningún problema. Es más, quería que fuera así.
 
En una ocasión, Arnold decidió presentarse. Clint le invitó a sentarse y charlaron. Le confesó que era fan del culturismo y le explicó cual era su plan de ejercicio diario. Schwarzenegger le admiraba desde Harry el Sucio (1971) y disfrutó al conocer a otro tipo de estrella, una que sólo busca el impacto cuando está rodando y que gozaba de una vida personal conscientemente alejada del ojo público.
 
En esa época surgió una amistad que ha continuado durante décadas y que se ilustró, de forma pública, cuando Arnold entregó el premio Irving Thalberg a Eastwood durante la gala de los Oscar de 1995.

Contemplando a Lincoln

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Enero de 1865. Abraham Lincoln ha conseguido que la Decimotercera Enmienda a la Constitución haya pasado la aprobación del Senado pero le sigue faltando el consenso en la Cámara de Representantes para que pueda ser definitivamente promulgada. La abolición total de la esclavitud es el objetivo que quiere lograr antes de la finalización de la Guerra Civil puesto que una aprobación posterior podría acarrear problemas en la reconstrucción del país. Pero ¿cómo podrá conseguirlo ante un panorama político tan desfavorecedor? Por una parte, la oposición del Partido Demócrata a la enmienda parece muy firme. Y en las filas Republicanas, tampoco existe una unión total entre las diferentes facciones ya que el sector más moderado prioriza la paz con los Confederados mientras que los radicales, liderados por Thaddeus Stevens, no aceptarán contraprestaciones a los estados secesionistas por llevar hacia adelante la enmienda.

La nueva película de Steven Spielberg sitúa la acción en ese momento y nos convierte en espectadores de excepción de un momento histórico de gran relevancia. Asistimos a las maniobras políticas de todo tipo, las legales y las que no lo son tanto, y comprendemos que, en ocasiones, para lograr un bien mayor hay que adoptar algunas medidas moralmente cuestionables.

La proclamación de emancipación, que Lincoln había hecho pública en 1863, no tenía valor jurídico alguno. Por contra, podía interpretarse como una declaración en tiempos de guerra. Una carta de intenciones que respondería más a una imposición presidencial que a un documento legislativo refrendado. Ante un final de la guerra cada vez más cercano, resultaba esencial la obtención de una ley que consagrara la abolición de la esclavitud a nivel efectivo para todo el territorio y que, por consiguiente, fuera irrevocable en el futuro. Una enmienda a la Constitución era la iniciativa legislativa más potente que se podía conseguir y allí reside el objetivo fundamental de Abraham Lincoln. Un acto que, con su aprobación final, dio sentido a una Presidencia que tuvo el valor de afrontar un conflicto, desgarrador para el país, pero que rompió con un equilibrio falso de conveniencia que había durado casi 100 años. Un esquema en el que debía consentirse que una parte del país siguiera perpetuando una institución opresiva e injusta que conculcaba los ideales de la propia Declaración de Independencia y la subsiguiente Constitución, promovida por los padres fundadores en el siglo XVIII.

Sobre este tema de clara trascendencia histórica y política os emplazo a un artículo que escribí hace un tiempo sobre los valores de la Presidencia de Lincoln. Ahora, paso a centrarme exclusivamente en la valoración de la magna película de Steven Spielberg.

Creo que el gran valor del film recientemente estrenado reside en que se nos cuenta esta historia desde todos los ángulos posibles y con matices muy relevantes. No estamos ante una hagiografía y tampoco ante un repaso general de la trayectoria de Lincoln. El film arranca a principios de enero de 1865 y concluye en abril del mismo año. Y la mayor parte del metraje se centra en el decisivo mes de negociaciones y trapicheos que permitió conseguir el voto favorable de la Cámara de Representantes a la proclama de abolición de la esclavitud. La figura del Presidente más importante en la historia de los Estados Unidos se nos presenta en todas sus dimensiones, en la faceta más pública y también en la más íntima y familiar. La extraordinaria interpretación de Daniel Day Lewis nos acerca a un hombre de naturaleza honesta pero que no dudará en utilizar cualquier método que esté a su alcance para lograr sus objetivos. La Democracia es el mejor de los sistemas políticos pero no es perfecto. Lincoln nos enseña que para jugar en ese teatro de operaciones hay que tomar decisiones difíciles y en ocasiones controvertidas. Pero lo que debe contar es el objetivo final siempre y cuando las medidas tomadas no revistan una gravedad significativa o delictiva.

En este sentido, observar como alguien tan honesto e íntegro como Lincoln se ve obligado a recurrir a unos negociadores fariseos para conseguir votos de congresistas a cambio de favores en forma de cargos para la nueva administración, es algo que honra a la película. Y ver como Spielberg es capaz de equilibrarlo con la expresión de la voluntad de Lincoln a través de la fortaleza de sus razonamientos, resulta encomiable.

El director concibe una cinta con poca grandilocuencia visual. Apenas hay imágenes bélicas, todo es mucho más sugerido. Es como un susurro constante en forma de noticias que hacen mella y afectan a un Presidente que parece llevar físicamente el peso de una guerra cruenta. Pero Lincoln sigue mostrando su determinación y asume ese peso como parte del enorme compromiso que asumió al jurar el cargo. Lo que otros no hicieron antes por falta de valor y coraje político, lo asume él para poner fin a un problema que parecía irresoluble.

Por tanto, estamos ante una película muy intimista, de espacios interiores, donde la palabra, la reflexión, y la contraposición de argumentos son la clave dominante. Se nos muestra, además, la dimensión familiar del personaje: la especial relación con su hijo "Tad" (inmortalizada en numerosas fotografías), el pasado de inestabilidad mental de la primera dama, Mary Todd (una espléndida Sally Field), los recuerdos de la trágica y precipitada muerte de William (con sólo 11 años)  y el drama que eso representó, y el carácter más irreverente del primogénito, Robert (Joseph Gordon-Levitt).

Spielberg recoge el tono y la brillantez del guión escrito por el prestigioso dramaturgo Tony Kushner y reconstruye una época de forma encomiable pero lo hace sin efectismos. La épica la desarrolla a través de las palabras pronunciadas por Lincoln, Thaddeus Stevens (Tommy Lee Jones), y algunos otros congresistas en las extraordinarias escenas que tienen lugar en sede parlamentaria.

Encuentra, además, en las escenas acaecidas en la Cámara de Representantes una posibilidad de introducir notas de humor sutiles y elegantes que contribuyen a que el espectador disfrute aún más de una experiencia imprescindible. Hay un momento, durante la fase final de la aprobación de la enmienda, donde lo que presenciamos llega a tocar la fibra más sensible del espíritu humano. Además, resulta enormemente valioso el visualizar que, en un momento de tan alta  trascendencia para un Presidente, éste se encuentra a la espera en la Casa Blanca mientras juega con su hijo o reflexiona en soledad. Se refleja, en ese instante, el aislamiento del poder más absoluto porque como él mismo dice en un pasaje de la película: "Soy Presidente, investido de un poder inmenso!!". Y eso, siendo cierto, conlleva también la soledad en la toma de decisiones de gran relevancia.

Una figura política, pues, de amplia repercusión y que también es capaz de demostrar que a la determinación se le debe unir la autoridad. Se refleja su figura como un hombre dialogante pero también le vemos llamando al orden a sus más próximos colaboradores. Porque sino hay autoridad y firmeza en las posiciones, no se puede progresar ni tampoco lograr los objetivos propuestos. En eso el film también acierta. El siguiente párrafo del guión es clarificador en este caso.

"Say there's no amendment abolishing slavery. Say it's after the war, and I can no longer use my war powers to just ignore the courts' decisions, like I sometimes felt I had to do. Might those people I freed be ordered back into slavery? That's why I'd like to get the Thirteenth Amendment through the House, and on its way to ratification by the states, wrap the whole slavery thing up, forever and aye. As soon as I'm able. Now. End of this month. And I'd like you to stand behind me. Like my cabinet's most always done." 

La emotividad y complicidad que desprende la película me sedujo desde el primer momento. Y, sin lugar a dudas, me parece uno de los mejores dramas históricos jamás realizados. Sólo tengo una objeción. Creo que debió finalizar el argumento antes del asesinato en el Teatro Ford. Hay un plano en la película, absolutamente maravilloso, en que vemos al Presidente de espaldas mientras avanza hacia su destino, durante la misma noche en que fue tiroteado por John Wilkes Booth. Esa imagen, saliendo de la Casa Blanca, era para mi el final de la película. Me parece que lo sucedido después ya no era necesario para el propósito del film aunque también comprendo que se quiera cerrar la historia con la finalización de la guerra (escena de la rendición en Appomattox incluida) para darle una conclusión más completa.

Desgraciadamente, Lincoln no pudo estar al frente del país en la reconstrucción. Y sus ideales de conciliación y de mano tendida a los estados sureños se vieron claramente vulnerados por sucesivas administraciones en las que primó el castigo brutal a los rebeldes. Algo que provocó un enquistamiento en los problemas sociales y el advenimiento de un fervor segregacionista que se prolongó durante cien años. Pero eso es parte de la naturaleza de las personas que hacen historia y las muestras de ello han estado presentes a lo largo de toda nuestra trayectoria en el mundo.

En conclusión, estamos ante una película contundente, profunda, conmovedora, y capaz de remover la conciencia del espectador. La figura más reverenciada de la historia política estadounidense vuelve a demostrar su valía para el séptimo arte.

Resulta interesante complementar su visionado con el de otro film estrenado hace algo más de un año y cuyo título es La Conspiración. Robert Redford dirigió esta cinta que transcurre justo después del final de Lincoln. Creo que, con estas dos propuestas, tenemos un díptico muy interesante que reconstruye una época apasionante y enormemente trascendente.

84 años de premios Oscar reunidos en un póster

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El próximo domingo 24 de febrero se celebra la edición número 85 de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Como cada año, el comité directivo encarga a un diseñador la realización de un póster conmemorativo. Aunque, en esta ocasión, la efeméride que se cumple requiere de algo más especial y así ha sido como se ha recurrido al brillante artista británico Olly Moss y éste ha concebido, junto a Gallery 1988, una maravilla conceptual en la que vemos a la estatuilla customizada según los rasgos o detalles más importantes de cada uno de los films ganadores del Oscar a la mejor película.
 
Resulta curiosísimo ir recorriendo la historia de los Oscar a través de las imaginativas representaciones que el diseñador ha concebido. Un póster distinguido y elegante que honra la impresionante trayectoria de estos premios emblemáticos.
 
Fantástico ver la forma en que ha representado títulos como Sucedió una Noche (1934), Lo que el Viento se Llevó (1939), Que verde era mi Valle (1941), Un Americano en París (1951), El Mayor Espectáculo del Mundo (1952), Lawrence de Arabia (1962), El Padrino I & II (1972-74), El Cazador (1978), Platoon (1986), Rain Man (1988), La Lista de Schindler (1993), Forrest Gump (1994), Braveheart (1995), Million Dollar Baby (2004)...
 
Incluso resulta curioso cómo Moss ha decidido ilustrar el Oscar a Una Mente Maravillosa (2001). Con ello recuerda uno de los hechos clave del film: la esquizofrenia que sufría John Forbes Nash le hacía ver personajes que, en realidad, no existían.
 
Ampliad la imagen y disfrutadlo!  ¿ Cuales son vuestros preferidos ?
 
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Treasures of the Walt Disney Archives

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Durante 10 meses, repartidos entre julio de 2012 y abril de 2013, la Ronald Reagan Presidential Library (Simi Valley, California) alberga la magnífica exposición "Treasures of the Disney Archives".
 
Esta exhibición temporal es un testimonio del maravilloso legado creativo que Walt Disney forjó y que su compañía ha seguido cultivando a lo largo de las décadas siguientes. Visitar esta muestra supone una inmersión en la historia del cine a través de toda clase de artefactos, modelos, maquetas, props, y vestuario seleccionado entre la gran colección de utillería del mítico estudio.
 
La exposición también rinde tributo a la especial conexión que siempre existió entre Ronald Reagan y la factoría Disney. Al inicio del recorrido podemos ver el especial televisivo que se realizó el día de la inauguración de Disneyland en 1955. Fue Ronald Reagan quien condujo esa retransmisión y le vemos hacer la crónica de los acontecimientos justo en la época en que había decidido abandonar la interpretación para desempeñar otras actividades.
 
Fue una auténtica sorpresa la existencia de esta exposición y la verdad es que no esperábamos recibir tal impacto cuando ya has finalizado el tour por el museo del Presidente. En esta muestra se recupera la esencia de los primeros trabajos de Walt Disney, al mismo tiempo que se avanza en la enorme producción hasta situarse en la época actual donde la major ha adquirido una enorme dimensión al adquirir grandes franquicias creativas que le van a garantizar inmensos rendimientos de futuro.
 
Desde los primeros cortometrajes de animación protagonizados por Oswald "The Lucky Rabbit", pasamos a ver magníficas representaciones de los grandes clásicos Disney. Incluso tenemos la oportunidad de casi tocar el despacho del gran jefe dentro de lo que supone una excepcional reconstrucción del espacio de trabajo en el que surgieron tantos proyectos emblemáticos.
 
Maquetas del Nautilus, evolución del cine de animación, la irrupción de Pixar... sin duda alguna, grandes momentos de la muestra. Pero yo me quedo con el salón final en el que, además de props y vestuario de Piratas del Caribe, Alicia en el País de las Maravillas etc... nos encontramos con las grandes estrellas de la función: la aportación de Marvel Studios y Tron Legacy.
 
Podemos ver la armadura de Iron Man y el vintage race car que pilotaba Tony Stark en la secuela. También el compartimento del helicarrier de Shield en el que se encontraba el nuevo uniforme del Capitán América. Motos de Hydra, armamento diverso, y una sensación irrefrenable de no querer marcharse de allí sin haber consumido la batería de la cámara.
 
Y qué decir de Tron Legacy: el fenomenal light cycle que vemos en la película abre una sección donde encontramos múltiple vestuario y también los curiosos trajes de los protagonistas en el mundo virtual. Una vestimenta sin color, idónea para el rodaje, que se vería completada con los efectos digitales de post-producción.
 
En definitiva, una exhibición que es un deleite para los sentidos. Agradecido, de nuevo, a mi amigo Nestor Bentancor por la gran idea que tuvo al proponer la visita a la Reagan Library. Y recordar que, ante la sorpresa que recibimos al final de recorrido, aprovechamos bien la visita en el poco tiempo que nos quedaba para el cierre. Os dejo con algunas de las fotos que sacamos ese día.

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Trailer de la tercera temporada de Game of Thrones

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El 31 de marzo regresamos a Westeros...





La canción que acompaña al trailer se titula "Bones", del grupo MS MR.

Oscars 2013: breve reflexión

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La 85 edición de los premios Oscar se ha caracterizado por el reparto de galardones. Seguimos añorando esas galas pobladas de "películas del año" que eran capaces de alzarse con el mayor número de estatuillas marcando un impacto mediático durante los siguientes meses.
 
Pero hay que adaptarse y cuando los premios se reparten quiere decir que tenemos un plantel de films amplio, que ha seducido de diferentes maneras al cada vez más heterogéneo y multinacional colegio de académicos.
 
El premio a la mejor película para Argo es acertado porque además supone un importante reconocimiento para el cine que está desarrollando Ben Affleck desde que decidió abordar la dirección. Su ausencia como mejor realizador, francamente extraña, seguramente no se habría producido de no ser también productor de la cinta. Saber que podía obtener la estatuilla por Argo, calmó la injusticia por estar ausente de la categoría de mejor director. En cualquier caso, lo ocurrido la pasada noche no sucedía desde hacía 23 años. En la gala de 1990, Paseando a Miss Daisy se alzó con el Oscar al mejor film mientras que su director, Bruce Beresford, no estaba nominado en su categoría.
 
Daniel Day Lewis asciende al Olimpo de la historia del cine con su tercer Oscar como intérprete principal. Se iguala a auténticos gigantes como Ingrid Bergman, Walter Brennan, Jack Nicholson, y Meryl Streep. Sólo queda por encima la mítica Katharine Hepburn, con cuatro estatuillas.
 
En cuanto a Lincoln, debo manifestar mi descontento por el hecho de que no se haya alzado con más premios. Pienso que el reconocimiento a la insulsa fábula La Vida de Pi y a su sobrevalorado director no contribuye demasiado a la credibilidad de unos premios que, por otra parte, siguen demostrando que tienen una salud de acero manteniendo su lugar de privilegio como el evento cinematográfico más importante del planeta.
 
Insistir en el hecho de que la visión ofrecida sobre un gran personaje de la historia de los Estados Unidos, no ha satisfecho a los académicos es una irresponsabilidad porque la composición actual ha variado mucho y son pocos los dinosaurios conservadores que siempre recibían las críticas por una dinámica de votación previsible y unidireccional. Lo que tenemos ahora es una presencia relevante de nuevos progres que están variando, poco a poco, la tendencia de votación. Lincoln habría obtenido mayor reconocimiento hace años. Pero, actualmente, la corriente general de la Academia no navega por estas aguas. Por suerte, existe un comité directivo que trata de equilibrar la balanza para que los Oscar no pierdan su esencia. Son unos premios concebidos por la industria en beneficio de la industria. Y así debe seguir siendo.
 
Es por esto que la victoria de Argo supone un acierto ya que, al menos, nos encontramos con un producto bien realizado que no perderá impacto en el futuro. No podemos decir lo mismo de algunos otros films que han logrado el éxito en las últimas ediciones.
 
Los reconocimientos a Jennifer Lawrence y Anne Hathaway expresan también el creciente interés por apoyar a la nueva generación de actores de Hollywood. Un grupo enormemente talentoso y diverso que será capaz de garantizar el nivel de la Fábrica de los Sueños en las próximas décadas.
 
Finalmente, reconocer que la fantástica Zero Dark Thirty no ha obtenido lo esperado. Yo no lo atribuyo a las razones clásicas y rutinarias pronunciadas por varios especialistas. Me parece que la dinámica de votación hacia La Vida de Pi y Amour (una película que no encaja en la dimensión de estos premios) han restado puntos a un film cuya contundencia ha podido incomodar visualmente pero no políticamente. Porque hay que mencionar, una vez más, que la película de Kathryn Bigelow no adoctrina ni abandera, de forma clara, una determinada tendencia política. Es una sucesión de hechos, con un formato semidocumental, brillantemente estructurado para impactar al espectador.
 
En cualquier caso, la diversidad de opiniones y criterios es algo que va íntimamente ligado a cualquier concesión de premios. En los Oscar esta virtud se acrecenta por su enorme trascendencia mediática. Cuanta más grandeza, mayor será la controversia. Discutiremos estos días y también lo haremos dentro de un año cuando otros protagonistas poblarán la alfombra roja en Hollywood Boulevard

Spoilers en la promoción de las películas

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La promoción de las películas, en la era de las redes sociales, ha cambiado totalmente los esquemas tradicionales. El tráiler del film sigue siendo una parte importante de la promoción pero ha perdido exclusividad. Actualmente, los grandes blockbusters tienen que venderse también a través de las diferentes redes sociales con una campaña de informaciones diseminadas en los meses previos e incluso mediante  juegos que la audiencia de internet debe descifrar y que permiten el acceso a contenidos exclusivos y a novedades de última hora acerca de la película en cuestión. El marketing viral es ahora un elemento clave en la promoción de las grandes películas puesto que permite fidelizar a un importante sector del público muchos meses antes del estreno. Esto generará una grandísima afluencia los primeros fines de semana, con salas repletas de espectadores ávidos por presenciar algo que han seguido casi desde su gestación.

La industria cinematográfica está sacando partido de esta tendencia de marketing y es más que evidente que una buena parte de la recaudación en taquilla se ha labrado en los sitesde internet a lo largo de los meses e incluso años previos.

Pero esta tendencia inevitablemente favorable puede, en ocasiones, atentar contra el secretismo que siempre debe reinar en un rodaje para que los detalles más relevantes de su argumento no salgan a la luz antes de tiempo. En este sentido, es muy factible actualmente ver fotos del rodaje de una película desde el día 1. Y eso, en muchas ocasiones, puede romper  la “inocencia” con la que el espectador debe llegar a la sala de proyección.  Casi podríamos decir que, en ocasiones, estamos sobre-informados. Ese exceso puede llegar a ser peligroso para una película y ya estamos viendo como, desde los propios estudios, tienen que realizarse campañas de desinformación organizadas para intentar desvirtuar filtraciones que amenazan con romper las sorpresas argumentales que los guionistas, con su denodado esfuerzo, han incluido en sus libretos.
 
Durante el pasado año, se han vivido dos situaciones muy claras que explicitan, de forma diáfana, lo que he tratado de explicar en el inicio de este artículo.  Dos de los grandes blockbusters del año, The Dark Knight Rises y Skyfall, son los protagonistas de las incidencias.
Empecemos con la épica conclusión de la saga que ha dirigido Christopher Nolan. El rodaje de The Dark Knight Rises fue absolutamente monitorizado desde su inicio en la India, durante el mes de mayo de 2011, hasta su finalización, en las calles de Nueva York, a finales de noviembre. Tras una fase de filmación importante en Inglaterra (quizá la mejor controlada a nivel de filtraciones), el equipo llegó a Pittsburgh (Pennsylvania) en el mes de julio y, durante tres semanas, convirtió la Steel City en la Gotham ocupada por los mercenarios de Bane.

Las filtraciones, interesadas o no, nos desvelaban que se estaba rodando una escena de masas en que la policía de Gotham y los mercenarios de la renacida Liga de las Sombras libraban una auténtica batalla campal ante las escaleras de un edificio gubernamental. Batman y Bane, liderando a los dos bandos, entablaban un combate cuerpo a cuerpo a plena luz del día. Existían vídeos de baja calidad que circulaban por internet mostrando gran parte de la secuencia desde un punto fijo. Se estaban revelando detalles importantes pero, en cualquier caso, no fue nada comparado con unas imágenes de Marion Cotillard, enfundada en un traje parecido al de los mercenarios, dirigiéndose hacia uno de los tumblers sustraídos a Bruce Wayne. La pose de la actriz era, indudablemente, de mando. Por lo que ya, en ese momento, se descubrió que los rumores que apuntaban hacia el hecho de que interpretaba a Thalia al Ghul, eran totalmente ciertos. A partir de entonces, asistimos a una campaña de negación de la verdad por parte de Warner Brothers, reafirmándose en que Cotillard interpretaba a una ejecutiva de Empresas Wayne llamada Miranda Tate. Las imágenes, según esta declaración oficial, estaban fuera de contexto y no debían tomarse como un indicio de que su personaje tuviera que ver con Thalia.
 
Hasta se llegó al punto de hacer que la propia actriz desmintiera nuevamente esos rumores de casting, en lo que suponía una mentira monumental que, tras el estreno del film, reconoció que asumió para mantener el suspense de aquellos seguidores más ingenuos. En resumen, una situación no pretendida que no perjudicó a la película pero que rompió una de las sorpresas más inquietantes de la cinta. Esa escena final entre ella, Batmany Bane, podría haber tenido más fuerza si se hubiera preservado la sorpresa.
El segundo caso reseñable ocurrió en Skyfall. Cuando, en otoño de 2011, se anunció la contratación de Naomie Harris, ya hubo algunos medios digitales que advirtieron de que interpretaría a Moneypenny. ¿ Hubo una filtración en Eon? ¿ Fue interesada o desinteresada? Eso se puede dejar a la especulación pero lo que sabemos seguro es que Eon y Sony Pictures empezaron a desinformar, de forma urgente,  anunciando que el personaje de Harris era una agente de campo llamada Eve. Un papel “ni remotamente parecido al de la fiel secretaria de M. Como en el caso anterior, la propia actriz tuvo que colaborar en la campaña de desvío de atención corroborando la versión oficial con las siguientes palabras: Eve is not remotely office-bound”.

 
Hay que admitir que, en este segundo caso, los implicados fueron más hábiles y consiguieron que colara más la explicación, aduciendo al hecho de que determinados medios digitales se habían precipitado en sus informaciones. Pero algo quedó en las mentes de los aficionados y es evidente que la sorpresa final, en el despacho de M, podría haber sido algo más relevante de no haber salido aquella primera noticia.
 
En conclusión, queremos estar informados de las novedades cinéfilas y conocer muchos detalles pero debe haber un límite. Tenemos que seguir yendo al cine desconociendo elementos importantes de la trama y todo ello está cada vez más en peligro por la abundancia de personas y medios que tienen la habilidad de filtrar datos que rebasan lo asumible. Las productoras y distribuidoras deben hacer una profunda reflexión sobre todo ello y, aprovechando los grandes beneficios de la sociedad en red, disponer también los recursos necesarios para que lo esencial no llegue al espectador antes de verlo en la sala. Lo ocurrido este año debería servir como toque de alerta.
 
Este artículo fue originalmente publicado el día 5 de febrero de 2013 en el blog What's the Rumpus?, creado y editado por mi amigo Mike Lee. Formó parte del especial quinto aniversario de su bitácora. Una fenomenal propuesta en la que Mike decidió abrir su blog a firmas invitadas. Felicidades, una vez más, por su gran iniciativa y por el espléndido trabajo que le caracteriza al frente de WTR.

Jack Nicholson sorprende a Jennifer Lawrence

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Tras conseguir el Oscar a la mejor interpretación femenina, Jennifer Lawrence es entrevistada por George Stephanopoulos en el backstage. Y Jack Nicholson, que pasaba por allí, hace gala de su inigualable carisma.
 
"You look like an old girlfriend of mine"
 

Trailer definitivo de Iron Man 3: Iron Legion is here!

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Marvel's Iron Man 3 pits brash-but-brilliant industrialist Tony Stark/Iron Man against an enemy whose reach knows no bounds. When Stark finds his personal world destroyed at his enemy's hands, he embarks on a harrowing quest to find those responsible. This journey, at every turn, will test his mettle. With his back against the wall, Stark is left to survive by his own devices, relying on his ingenuity and instincts to protect those closest to him. As he fights his way back, Stark discovers the answer to the question that has secretly haunted him: does the man make the suit or does the suit make the man? 






THE WALT DISNEY COMPANY presents in association with PARAMOUNT PICTURES a MARVEL STUDIOS production "IRON MAN 3"

ROBERT DOWNEY JR.
GWYNETH PALTROW  DON CHEADLE  GUY PEARCE
REBECCA HALL  JAMES BADGE DALE  WILLIAM SADLER  JON FAVREAU
and BEN KINGSLEY as The Mandarin

Music by BRIAN TYLER
Cinematography by JOHN TOLL
Film editing by JEFFREY FORD
Production design by BILL BRZESKI
Produced by KEVIN FEIGE
Written by SHANE BLACK and DREW PEARCE based on the characters created by STAN LEE, DON HECK, LARRY LIEBER & JACK KIRBY
Directed by SHANE BLACK
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